Ollanta Humala Gains Momentum
Source: website Partido Nacionalista Peruano
By Fabiola Bazo and Maxwell A. Cameron
November 15, 2005
In a trend that is alarming pundits, the presidential candidacy of Ollanta Humala appears to be gathering momentum. A couple of recent polls suggest that Humala has the potential to capture disaffected voters who might otherwise be inclined to support Fujimori.
According to Apoyo Opinion y Mercado, Humala has risen by three percentage points in the last month, and is now favored by 11 percent of the electorate. In the southern highlands his support reaches 23 percent and 19 percent in the central sierra.(1)
In the 1980s Peru had a strong (if not very unified) democratic left, which routinely won substantial representation in congress and municipalities throughout the nation. In the 1990s, with the rise of Fujimori, political parties of all stripes lost their claim on the allegiance of voters who, in unprecedented numbers, threw their support behind so-called “independent” candidates. Today, most voters still see themselves as independent and overwhelmingly reject party attachments. A robust majority of 60 percent locate themselves in the center of the political spectrum, according to Apoyo.(2)
That said, if you combine the 18 percent of the voters who define themselves as “center left” with the rest of the left, you get almost 40 percent of the electorate—or at least that is what the APOYO numbers suggest. In the 1980s, these voters tended to support the left or APRA and in the 1990s they were captured by Fujimori. They are among the voters who are now turning to Humala.
According to Apoyo, Humala is the only presidential candidate who a vast majority of the voters locate on the left. As many voters think Garcia is a candidate of the right as think he is a candidate of the left. This may change. Facing the threat of a new entrant into the political market place, expect Garcia to shift to the left. But Humala has something Garcia does not. As the outsider in this contest, he has less political baggage. Humala is the candidate who is least known and whose ceiling, as Peru21 editor Augusto Alvarez Rodrich argues, is hence unknown.
Humala’s left-wing credentials are called into question by editorialist Mirko Lauer who argues that the candidate represents a mix of left-wing, nationalist, and authoritarian ideas, along with a commitment to ethnic autonomy. He compares Humala to Venezuela’s Chavez. Another apt comparison is made by Carlos Tapia, who describes Humala’s thinking as a sort of “neovelasquismo” or return to the discourse of the reformist military officers who governed Peru in the 1970s (and, incidentally, are also admired by Chavez). Like Lauer, Tapia questions Humala’s democratic credentials, noting that in 2000 he did not support the OAS dialogue roundtables and rejected the accord among political forces seeking a democratic solution to the crisis. Tapia asks what Humala’s views might be on human rights violations in emergency areas where he served as an army officer.
Another poll, this one by IDICE, shows Humala growing among supporters of Fujimori in the poorer areas in the highlands. IDICE interviewed 4,950 people across the country (excluding Huancavelica, Madre de Dios, Pasco, Apurimac and Ucayali). The results of this poll seem to reinforce the view that the Humala’s Peruvian Nationalist Party (or Partido Nacionalista Peruano) has taken first place in a number of highland regions (Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huanuco, Puno and Tacna) and in every case except Arequipa this growth has primarily come at the expense of Si Cumple. The same polling firm projects Humala’s party to take third place in congress with 18 seats, after APRA with 32 seats and Unidad Nacional, with 22 seats. Such projections are obviously premature, but they suggest Humala is becoming a force to be reckoned with.
Alvarez Rodrich argues that the a consensus among experts is that Humala’s candidacy can continue its upward trend, in part because the electorate does not yet know him very well. Once they know him better, the trend may slow down. This is not, however, a universally shared view. Juan Carlos Tafur argues that support for Humala is lowest in the polls in places where he has not yet actively campaigned. So it remains to be seen whether Humala’s fortunes will continue to rise or plateau as the campaign unfolds and Peruvians become more acquainted with the latest outsider candidate.
According to a report in La Razon, Humala regards Fujimori as his most serious rival. Fujimori’s candidacy, according to Humala, is backed by powerful economic groups. He laments the Toledo government’s emphasis on extraditing Fujimori instead of concentrating his efforts on defending Peru’s sovereignty in the dispute over maritime sea rights with Chile.
According to the survey by Apoyo, Fujimori’s arrival in the region did not result in a big spike in support for Fujimori among voters. Part of the reason seems to be that Humala’s movement is attracting Si Cumple votes outside Lima. Peruvian democracy confronts a double challenge: the possible return of Fujimori and the temptation to leap into another autocratic adventure under the guise of participatory democracy.
Note
1. Polls can be unreliable, but Apoyo is one of the more respected firms. The poll conducted this November was limited to urban areas, but it did cover major cities through the country and the sample size was 1,618 men and women above 18 years of age.
2. On this question, however, only 552 people responded, the rest refused to locate themselves on the ideological spectrum at all.
El techo de Ollanta
Opinion del Director, Augusto Alvarez Rodrich
Peru 21, 15 de noviembre del 2005
Hasta dónde puede crecer Humala?
Junto con el lento pero sostenido incremento de la intención de voto por Lourdes Flores, y el estancamiento de las candidaturas de Alan García y Valentín Paniagua, otro rasgo relevante de la última encuesta nacional de Apoyo es que Ollanta Humala sigue creciendo.
El líder del Partido Nacionalista Peruano todavía está seis puntos por debajo de los candidatos del Apra y del Frente de Centro, pero con el 11 por ciento que ha logrado en dicha encuesta ya ha logrado despuntarse del pelotón trasero de la competencia, lo cual contribuye a perfilarlo como un postulante que recibirá cada vez una mayor atención.
Hay consenso entre los expertos en tendencias electorales en que la candidatura de Ollanta Humala seguirá creciendo en el futuro, pero la pregunta es hasta dónde puede llegar.
Un primer indicador de dicha proyección, en el momento actual, son los porcentajes que este Humala obtendría en las eventuales segundas vueltas que podrían producirse en la elección del próximo año.
Si compitiera contra Flores, su votación sería -según la encuesta de Apoyo- de 23 por ciento, y si su rival en la segunda vuelta fuera García, entonces crecería hasta 30 por ciento.
Lo que esto quiere decir es que, a menos de cinco meses de la elección, y dependiendo de las circunstancias, hasta tres de cada diez ciudadanos podrían votar por Humala.
Este número podría elevarse durante los meses siguientes, a medida que la población lo vaya conociendo más. Sin embargo, Ollanta también enfrenta el riesgo de que, cuando la gente lo escuche con mayor atención, se empiece a producir una desilusión y caída en su intención de voto.
Ello dependerá, por un lado, de lo que haga y diga Humala, de la distancia que logre tomar -en los ojos del elector- de su hermano Antauro, y de la credibilidad de las propuestas que lance.
Sin embargo, la posibilidad de que continúe su crecimiento también dependerá de lo que hagan los tres candidatos que siguen encabezando la competencia -Flores, García y Paniagua-, pues la gente tampoco parece estar muy dispuesta, como en 1990, a votar a ciegas.
Humala pisa fuerte
Columna del Director, Juan Carlos Tafur
La Primera, 14 de noviembre del 2005
El dato más resaltante de la última encuesta nacional de Apoyo –descontado el nulo efecto que le habría reportado al fujimorismo la llegada de su líder a Chile– es, sin lugar a dudas, el crecimiento de Ollanta Humala.
En un mes, pasa de 8 a 11% de intención de voto. Eso significa un aumento de 37.5%. Si, haciendo un ejercicio imaginario, proyectamos esa misma tasa de crecimiento para el mes de diciembre, el líder nacionalista superaría el 15%, acercándose ya al pelotón que hoy ocupan Alan García y Valentín Paniagua (quien también ha subido, merced –creemos– a la salida de la izquierda de su frente).
Pero lo que es más alentador para Humala es la enorme heterogeneidad de su votación. En la sierra sur obtiene un 23%, siendo apenas superado por Lourdes Flores. En Lima y la costa norte es donde peor le va con apenas 5 y 7% respectivamente.
Un análisis imparcial muestra que Humala tiene un potencial de crecimiento mayor que el resto de candidatos, quienes ostentan un rango muy parecido en todas las regiones. Y en el caso de Humala la disparidad tiene una explicación política que le resulta propicia. Donde le va mal es donde no ha hecho hasta ahora campaña.
Probablemente el 23% de la sierra sur no sea su techo potencial actual, ya que es esa su zona más fuerte por la procedencia misma de la familia Humala y la presencia poderosa en el imaginario popular que allí tiene.
Pero no es exagerado pensar que una vez que visite las zonas que hasta hoy no ha visitado estabilice sus promedios. Y si eso ocurre, lo podríamos ver en dos o tres meses apuntando a disputar la segunda vuelta electoral.
¿Es sólo el voto antisistema el que explica su crecimiento? Está detrás suyo, sin duda, pero creer que es el único factor explicativo supondría un error fatal de sus adversarios.
Humala está desarrollando una estrategia inteligente, por un lado, y por otro está recogiendo una opción ideológica que goza de viento a favor en los últimos tiempos, especialmente en la región. Lo cierto es que, nos guste o no, Humala es ya un protagonista de cuidado y la idea de verlo sentado en Palacio se aleja cada vez más de ser un delirio.
Humala va primero en 8 regiones: Lo demuestra última encuesta de Idice. Habría captado los votos fujimoristas de esas zonas
La Primera, 15 de noviembre del 2005
El notable crecimiento del Partido Nacionalista, de Ollanta Humala, en el centro y sur del país, se debe a que ha logrado captar el voto fujimorista de toda esa zona. Así lo indicó el jefe de la encuestadora Idice, Víctor Díaz Gonzales, quien añadió que el mensaje del mayor de los hermanos Humala ha sintonizado con lo que esa población quiere escuchar.
El jefe de Idice explicó que la ausencia del ex presidente Alberto Fujimori en política está beneficiando a Humala, quien está ganando los votos fujimoristas de provincias pobres.
“Ollanta Humala está ganando los votos fujimoristas de la sierra peruana. Su discurso responde a las necesidades locales de toda esa gente.
El voto de Humala es la expresión de rechazo a la clase política, es el voto de la gente que ve con simpatía un discurso nacionalista y radical. La intención de voto en favor de Humala continuará creciendo en esa parte del país”, señaló.
Díaz Gonzales consideró, incluso, que Ollanta frenará las expectativas electorales de la lideresa de Unidad Nacional, Lourdes Flores, porque empezará a captar los votos fujimoristas de las zonas marginales de Lima.
“Ollanta aún no ha iniciado campaña en Lima y cuando lo haga seguro elegirá los asentamientos humanos. Humala va a terminar reduciendo los votos de Lourdes. El sector pobre que tiene Flores Nano se irá donde Ollanta”, apuntó.
Encuesta realizada por IDICE, 12-13 de noviembre del 2005. Muestra: 4,950 hogares a nivel nacional. Source: La Primera, 15 de noviembre del 2005
NOTE: It is clear from the IDICE chart above that Humala’s gain is Fujimori’s pain
Ollanta espera disputar elecciones con Fujimori: “Ambos podríamos dirimir fuerzas en el tramo final electoral”, advierte
La Razon, 14 de noviembre del 2005
El líder del Partido Nacionalista, Ollanta Humala, señaló este domingo que ninguno de los partidos políticos tradicionales es alternativa de solución a los problemas políticos del país, porque todos ellos han fracasado rotundamente, y que excepcionalmente la única candidatura capaz de oponerse al nacionalismo es la del ex presidente Alberto Fujimori.
“Esto explica por qué tanto mi candidatura como la del ex presidente Fujimori son las que experimentan mayor crecimiento que las demás y todo indicaría que ambas podrían dirimir fuerzas en el tramo final electoral”, dijo.
Esta precisión la hizo a propósito de las diferentes encuestas publicadas recientemente las cuales informan del crecimiento de Humala y lo ubican en un expectante lugar.
El candidato del movimiento nacionalista destacó que es un hecho evidente que la candidatura del ex presidente Fujimori está siendo promovida como una alternativa política por los grupos de poder económico, en vista del rotundo fracaso de las opciones políticas tradicionales representadas por los partidos políticos acreditados en el Congreso y en el Poder Ejecutivo.
Carta de recambio
“La llegada de Fujimori a Chile y la reiteración de su candidatura presidencial son una llamada de atención del sistema político tradicional a estos partidos, a los que les han dicho: ‘como ustedes son un fracaso, tenemos que traer al ex presidente Fujimori para que resuelva los problemas que ustedes no han podido resolver”, expresó Humala.
Humala lamentó que el presidente Toledo y el Congreso hayan convertido el tema Fujimori en prioritario “cuando más prioritarios son los problemas de la mutilación de los 35,000 km2 de soberanía marítima que Chile pretende arrebatarnos y la mutilación de nuestras 200 millas marinas, a cargo de un lobby empeñado en que el Congreso apruebe la Convemar, que es el instrumento que nos va dejar sin esas 200 millas”.
Nuevo modelo
Respecto al crecimiento de las simpatías populares por su candidatura, Humala dijo que es el resultado del contacto directo con el pueblo y la señal de una recomposición del espectro político nacional, donde es posible sostener que el nacionalismo se va consolidando en la conciencia del pueblo.
“Estamos asistiendo a una recomposición del sistema político en razón de la necesidad histórica de dar paso a un modelo político y económico nacionalista, en reemplazo del modelo neoliberal que nos han impuesto los últimos gobiernos, incluido el actual, y es la causa de nuestro atraso, pauperización y abandono de las mayorías del país.
Ollanta y el ‘neovelasquismo’ electoral
Carlos Tapia G.
La Republica, 14 de noviembre del 2005
Que nadie se llame a engaño: la candidatura de Ollanta Humala va ganando cada vez más simpatizantes entre los sectores empobrecidos y excluidos del país. Su discurso es confrontacional pero revestido de un lenguaje democrático. Sin embargo, cuando se trata de propuestas concretas, sus vaguedades hablan de su vacilación sobre la posibilidad que pudieran ser resueltos sin una ruptura con el actual orden de cosas en el país, y que prefiere no decirlo… todavía. La defensa a ultranza de un reactivado nacionalismo en plena época de la globalización, y elevando a ideología, y hasta programa general de un eventual gobierno, nos evoca la radicalidad que tuvo el proyecto velasquista. A semejanza de este, en lo fundamental el diagnóstico es el mismo:
La causa de la postración se debe a la preeminencia de intereses económicos y políticos externos (antes, el imperialismo; ahora, la trasnacionalización neoliberal), y la actitud cómplice y corrupta de la clase política. En realidad, este punto de vista coincide con el tradicional planteamiento de la izquierda , y como la práctica demostró, fue útil para convocar voluntades a favor del cambio radical pero con serias limitaciones cuando se trató de proponer un viable plan de gobierno. De otro lado, no hay que olvidar que siempre detrás de un mensaje político confrontacional contra el status quo se pueden anidar opciones autoritarias.
En estos tiempos a nadie se le ocurriría expropiar alguna empresa extranjera (de ahí los malabares de Ollanta para redefinir el concepto de ‘nacionalizar’ y diferenciarlo de ‘estatizar’), aunque siempre exista una importante franja social a favor de confrontar al capital extranjero, pero ahora, con el interés de obtener un mayor beneficio económico local y regional. Lo que está de moda es la confrontación, pero para negociar mejor con la empresa extranjera.
Los pergaminos democráticos de Ollanta no están claros. En agosto del 2000 críticó la mesa de diálogo de la OEA y rechazó el acuerdo de las fuerzas políticas de entonces –“parloteo de los politiqueros”, según su primer manifiesto–, que precisamente buscaba una salida democrática a la crisis.
De otro lado: ¿no son acaso los asistentes a los mítines de Ollanta los mismos que asistirían si, estando Ollanta todavía en el Ejército, hubiera sido Antauro el que los convocara? Son los que quisieran que se patee el frágil tablero democrático. Y aquí hay responsabilidades. ¿Así, qué otro mensaje pudo haberse extraído del contenido del periódico ‘Ollanta’, cuando todas sus ediciones solo servían para señalar culpables, destilar odio y amenazas, y el –por entonces– comandante Ollanta guardaba sospechoso silencio?
Por último, Ollanta ha sabido construirse una imagen de militar defensor de la ética en el Ejército. Pero nunca fue publicada una carta de deslinde cuando en el periódico que llevaba su nombre y era publicado por su hermano se acusaba de travesti al comandante general del Ejército mientras Ollanta se encontraba en el extranjero. Tampoco se le conoce crítica interna ante las violaciones de los DDHH cometidas bajo las órdenes de ciertos jefes en la zona de emergencia en la que estuvo destacado. En contraste, una vez tomada la decisión de dedicarse a la política y en coordinación con su hermano, dirigió una provocadora carta de protesta contra el general Luis Muñoz, comandante del Ejército, acusándolo de montesinista, la cual fue ampliamente difundida por el periódico ‘Ollanta’.
Si la toma de la comisaría de Andahuaylas por Antauro no hubiera terminado con la muerte de cuatro policías, ¿cuál habría sido el plan político de Ollanta?
Ojo, contiene ingredientes conservadores
Mirko Lauer
La Republica, 15 de noviembre del 2005
Algunas explicaciones sobre el ascenso electoral de Ollanta Humala (11%) incluyen la idea de que existe un voto radical. En el caso de Humala este vendría a expresar una mezcla de izquierdismo, nacionalismo, autoritarismo y cierto autonomismo étnico, como el que se advierte hoy en otros puntos de la región andina.
En verdad el izquierdismo de Humala no es muy radical. En su discurso no figura un mayor poder para los trabajadores organizados y tampoco una prioridad a la redistribución de los recursos. El candidato parece izquierdista porque entre los blancos de sus ataques hay fuerzas derechistas. Pero en todo lo demás es un clásico político de “ley y orden”.
La izquierda radical, cuyo auge fue el inédito 14% que obtuvo el partido del entonces trotskista Hugo Blanco en 1978, desapareció electoralmente junto con la moderada hacia fines de los años 80. Le cayeron encima el muro de Berlín, el trauma de la violencia senderista y la fuga de la opinión pública hacia la ética del liberalismo económico.
De modo que la expresión radical, como se viene aplicando a Humala, probablemente alude más a los otros tres factores, todos críticos del orden constitucional impuesto por el liberalismo político. Los tres traen cargas emocionales fuertes, que no figuran en las propuestas de los otros candidatos.
De ellos solo el autoritarismo ha sido alguna vez electoralmente atractivo, en el caso de Alberto Fujimori. Aparte de este ejemplo la carta ganadora ha sido la hegemonía de los discursos que mezclan lo libertario con lo institucionalista. Un espacio ideológico escurridizo que suele definirse con la palabra centro.
Aquí el autoritarismo civil ha venido siendo un sueño político inconfesado de la informalidad: que lo electoral neutralice al orden establecido institucional, y permita la supervivencia de un espacio social sin reglas escritas. No parece ser este el proyecto del castrense Humala sino, como en Hugo Chávez, la dictadura militar por otros medios.
Los dos factores restantes –nacionalismo, etnicidad, la mezcla de ambos- forman bolsones de opinión pública, pero ninguno ha sido puesto electoralmente a prueba desde los años 40. Debemos pensar que en este aspecto el de Humala es un electorado que se va encontrando a sí mismo por el camino.
¿Qué es lo radical en todo esto? Quizás la combinación de propuestas marginales que van a contrapelo del sentido común imperante en estos días: reivindicación indígena y mestiza, crítica a las instituciones (definidas como una conspiración contra los de abajo), traqueteo de sables, y resistencia a los efectos de la globalización.