Peru Election 2006

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Alfredo Torres on the latest Apoyo poll

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Alfredo Torres runs APOYO, Peru’s leading polling company. His latest survey shows Humala and Flores in a dead heat. In this commentary, Torres notes the propensity of the Peruvian electorate to vote for change and says the candidate best able to capture the mood of repudiation of President Toledo will win the next election. So far, Humala appears to be that candidate. Torres is not explicitly predicting a Humala victory, but this seems implicit in his analysis.


De Toledo a Humala
Alfredo Torres, Presidente Ejecutivo de Apoyo Opinión y Mercado
El Comercio, 15 de marzo del 2006

El Perú ha votado tradicionalmente por el cambio. Lo cual no tiene nada de raro: en la medida en que los gobiernos defraudaban a sus electores, resultaba lógico votar en la elección siguiente por quien encarnase mejor la alternativa opuesta a la del mandatario saliente. Fernando Belaunde representó ese papel en 1980 y Alan García en 1985. En 1990, Mario Vargas Llosa anunciaba el gran cambio que el país reclamaba y por un tiempo fue el favorito, pero al final fue desplazado por un candidato aun más ‘outsider’ que él: Alberto Fujimori. Gracias a una combinación de logros, populismo y manipulación de los medios, Fujimori logró la reelección en 1995 y el 2000, pero en el 2001 el triunfador fue nuevamente quien simbolizó mejor el cambio: Alejandro Toledo.
Pero la propensión al cambio no es la única explicación de un triunfo electoral. Hace falta otro ingrediente, lo que el antropólogo Javier Zorrilla denomina la ‘identidad socioemocional’. Si Fujimori derrotó a Vargas Llosa en 1990 o Toledo triunfó sobre Alan García y Lourdes Flores en el 2001, es porque el pueblo se sintió mejor representado por Fujimori y por Toledo que por sus más formales y elocuentes contrincantes. En una sociedad en la que predomina la informalidad y la precariedad en el lenguaje, resultaba más atractivo un candidato ajeno al ‘establishment’ social, político y económico del país.
Fujimori y Toledo ganaron las elecciones con el respaldo de los sectores populares urbanos –de origen inmigrante– y la población rural –mayormente serrana– del país. Fujimori lo entendió inmediatamente y por eso dedicó gran parte de su actividad pública a ejecutar obras en los sectores más apartados. Toledo lo entendió muy tarde. Economista, educado en EE.UU. desde los 16 años, estuvo más atento a la evolución de los indicadores macroeconómicos y al reconocimiento internacional, que al contacto con el pueblo. Al cabo de un año en el poder ya había perdido su base social y, por el contrario, empezó a tener más aprobación en la comunidad empresarial. Se empezó a hablar entonces del divorcio entre la economía y la política. La economía iba bien, la política mal. Los ‘mercados’ aprobaban a Toledo, la opinión pública lo desaprobaba. Ahora se sabe que ese divorcio no podía durar eternamente.
Si se compara la intención de voto actual con los resultados del 2001, se aprecia claramente que Lourdes y Alan conservan en gran medida su respaldo de entonces. La candidata de UN recibió en aquella ocasión el 24% de los votos válidos y el líder del Apra el 26%. La mayoría de quienes votaron por ellos lo volveráa hacer este 9 de abril. Lourdes está haciendo ahora una mejor campaña y podría superar su votación de entonces. Pero la gran diferencia con dicha elección es que una parte significativa de quienes votaron por Toledo en el 2001 lo harán esta vez por Ollanta Humala.
¿Cómo se explica que un mismo elector vote el 2001 por un economista liberal y en el 2006 por un militar nacionalista? No es ciertamente por la similitud de su programa de gobierno. Se trata nuevamente de cambio e identidad. Humala hoy, como Toledo ayer, representa mejor para la población excluida la esperanza de un cambio y despierta en ella una mayor identidad socio emocional.
No tuvo que ser necesariamente así. La transformación de un elector toledista en un votante humalista se sustenta en el desencanto. Los pobres que votaron por Toledo se sintieron muy pronto defraudados con la imagen de frivolidad y dispendio desplegados por la pareja presidencial. Demasiado tarde Toledo entendió que la población peruana esperaba un gobernante muy austero y trabajador en el Gobierno, cuya principal agenda pública debía ser el alivio de la pobreza.
La escasa prioridad otorgada por Toledo a los programas sociales ha traído como consecuencia el desprestigio del modelo económico de mercado y el reclamo por un mayor papel del Estado. Su débil compromiso en la lucha contra la corrupción ha generado una demanda por un estilo más autoritario. Humala ha desarrollado un discurso que encaja mejor con el estado de ánimo actual desilusionado de la población que votó por Toledo. Lourdes y Alan han adaptado su lenguaje a la demanda popular, pero ambos tienen ya forjada una imagen difícil de cambiar. Tendrán que ser muy persuasivos para derribar los prejuicios que limitan su crecimiento. Quien logre llegar al corazón de los desencantados ex toledistas será el próximo presidente de la República.

Written by Michael Ha

March 15th, 2006 at 6:42 am

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