Peru Election 2006

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The Debate over Constitutional Reform: Henry Pease and Enrique Bernales

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Maxwell A. Cameron
April 17, 2006

The idea of a constituent assembly is making headlines again. Some sectors of UPP may want to back away from the idea (UPP members of congress may not wish to contemplate their own obsolescence just yet). Nevertheless, it is a formal part of the UPP platform.
The parties that have gained significant representation in congress (especially APRA and UN) are starting to lay down the gauntlet. They are questioning the necessity of a constituent assembly. Jorge del Castillo, Lourdes Alcorta, and Martha Hildebrandt have all questioned the idea in recent days.
In two separate interviews, two of Peru’s most respected experts on constitutional issues, Henry Pease and Enrique Bernales discuss issue of constitutional reform. They coincide in saying that the existing constitution (and indeed, Peru’s previous constitutions) does not contemplate the idea of a constituent assembly and therefore the only body that could convene such a “supra-constitutional” body (to use Bernales apt term) would be “We the people.” That is, it would have to come from a referendum.
Pease suggests that the existing constitution should first be modified to establish how, who, and under what circumstances a constituent assembly can be convened. In his view, the rule of law means acting within the constitution and if the constitution does not state how to convene a constituent assembly this should be figured out within the existing legal framework.
Another possibility is that an Humala government would force a confrontation with the congress over constitutional reform. It would bully congress into submission (using the threat of dissolution). Congress would go along or face its own extinction. As Pease notes, were the initiative presented by the Prime Minister as a matter of confidence, this could be done—though it would require the congress to be foolish enough to censure a PM twice.
Does the UPP have the convening power necessary to call a referendum, win a majority, and create a constituent assembly? Hard to say.
Humala’s 30 percent of the vote in the first round does not seem like a powerful mandate for change. One of the consequences of ballotage, however, is that it gives the executive a sense of having won a majority of the popular vote, even in the absence of a majority in congress. This is supposed to inoculate the system against coups, but it can also encourage hyper-presidentialism—meaning, a tendency for the president to want to bypass courts and congress on majoritarian grounds.
One could an eventual Humala government, fresh from a second round victory, insisting on a referendum to convene a constituent assembly and using the sense of momentum provided by a second round victory to create a force for change. Chavez did it in 1998-1999. Bernales makes a good point: this would take time. In fact, Chavez devoted virtually the entire period form 1998-2000 in a process of constitutional reform. One of the reasons for the flurry of decrees in 2001 (which is part of what prompted the opposition that culminated in general strikes and a coup attempt in 2002) was the sense that the social agenda had lagged due to efforts to create the Bolivarian constitution.
The alternative would be to modify the constitution using the faculties attributed to the congress by the existing constitution. The trouble with this that recent experience is not encouraging. However, as Bernales notes, between UPP, APRA and UN there may just be enough support to return to the 1979 constitution. Perhaps this is the formula.


Henry Pease García: “Un texto no cambia nada”
La República, 17 de abril del 2006. Por Lenka Zàjec Yelusic.

• Sociólogo y experimentado parlamentario, Pease asegura que la Constitución vigente no permite la convocatoria a una Asamblea Constituyente; no obstante, admite que es posible llevarla a cabo mediante un acto democrático, como es a través del pedido de confianza.
–¿Usted cree que el próximo gobierno requiere de una nueva Constitución para cumplir sus promesas electorales?
–Aquí quisiera responder como lo hiciera el presidente (Ricardo) Lagos cuando vino a Lima en el 2001, y le preguntaron por qué Chile en tantos años de transición no había cambiado su Constitución. Él dijo: porque priorizamos la transición antes que la Constitución. Lo que quiso decir es que, si hay contradicciones se pueden resolver por varios caminos; por ejemplo, si es que hay un punto de la Carta Política que está trabando todo, se puede hacer una reforma puntual.
–En su opinión, ¿es viable convocar a una Asamblea Constituyente?
–Está claro que la Constitución actual o la carta del 79, o –me atrevo a decir que– la mayoría de Constituciones del Perú, no han previsto una Asamblea Constituyente. Eso es lo que no se quiere decir.
–Pero la democracia se ha deslegitimado en el país porque no ha funcionado para los pobres y eso se refleja en la medida que hay más miseria. ¿Por qué no convocar una Constituyente e iniciar así la reforma del Estado?
–No digo que no se instale una Constituyente, sino que si alguien quiere convocarla, primero se debe reformar la Constitución estableciendo cómo, quién y en qué circunstancia se convoca a una Asamblea. Las Constituyentes se han hecho siempre en gobiernos de facto o recién iniciados –de facto también–que han querido legitimarse. El estado de derecho no admite actos arbitrarios.
–¿Y cómo es que una comisión de juristas destacados convocada por el gobierno de Paniagua recomendó, entre otras salidas para la reforma, convocar a una Constituyente y no fue satanizada?
–Perfecto, usted quiere seguir el criterio de un doctor en derecho y no un doctor en sociología, y le digo con toda claridad que eso no depende del cartón que uno tenga sino del razonamiento que uno haga. Mi razonamiento es muy sencillo: en un Estado de Derecho se actúa dentro de lo que dice la Constitución, y esta constitución no permite una Constituyente. Hacerlo sería arbitrario.
–¿Cree que la falta de equidad y justicia social se resuelve con una reforma constitucional?
–No creo que un texto solo, cualquiera que sea, pueda acabar con la pobreza. Pienso que es más que eso. Es una voluntad colectiva que se tiene que construir, y un conjunto de acciones que se deben realizar.
–¿Y qué pasa con el capítulo económico? No se puede negar que pone varios obstáculos al Estado por limitar su participación.
–Eso último es y no es cierto. Yo no estoy de acuerdo con varios artículos del capítulo económico. Es verdad que requiere cambios, pero tampoco es de vida o muerte.
–¿Qué pasa si el nuevo Presidente incluye como parte de los lineamientos de su gobierno la convocatoria a una Constituyente?
–No tiene autoridad constitucional para hacerlo.
–Sin embargo, su gabinete puede pedir a los parlamentarios el voto de confianza y, de negárselo el Congreso dos veces, siempre puede ser disuelto.
–Sí, claro. Si el presidente lleva a través de su Premier la propuesta de convocar a una Asamblea Constituyente, y eso que se le ha dado en cuestión de confianza es rechazado, puede llevar a que se disuelva el Congreso; pero la verdad, lo veo muy difícil, porque un Congreso tendría que ser bastante tonto para censurar a un segundo gabinete.
–Entonces, si gana Ollanta Humala, tendría la sartén por el mango.
–Cuando se habla de democracia y de división de poderes, se quiere decir que se elige al presidente dentro de un esquema. En una democracia no hay monarcas ni dueños de la pelota. El poder se comparte, y el que tiene el 40% debe reconocer que hay otros que también pesan y, por tanto, tiene que negociar.
–¿Podría negociarse que la Asamblea Constituyente funcione paralelamente sin funciones legislativas?
–Eso no ha dado resultado en ninguna parte, tenemos el ejemplo de Colombia. Insisto en que es mejor un Congreso Constituyente.
“La democracia es el menos malo de todos los regímenes”
-Desde el tiempo de San Agustín, se hablaba ya de la insurgencia legítima. ¿Hasta qué punto la búsqueda del bien común permite ciertas licencias?
–Primero es el Estado de Derecho, y lo que permite la democracia moderna se tiene que hacer dentro de la ley.
–Pero esa democracia no está funcionando, y se olvida de que el fin supremo es el pueblo.
–Póngale todos los calificativos que quiera, pero la democracia es mejor régimen que el régimen arbitrario. De lo que no me va a convencer usted es de que yo puedo gobernar como gobernaron Velasco, Morales Bermúdez u Odría. Esa no es mi manera de ver las cosas, simplemente porque la democracia es el menos malo de los regímenes, y nadie puede actuar de una forma u otra porque quiere o lo considera justo.
–¿No será que se teme convocar a una Constituyente porque muchos se quedarían sin piso?
–No es mi caso. Yo estoy fuera del juego, no he postulado. No es un asunto de temor, sino de que no es positivo para el país porque genera inestabilidad. Si se quiere que haya una instancia especial, se podría hacerlo en el último caso, en los seis meses finales del Congreso; de modo que ya no tiene sentido si se produce o no el conflicto.
–A propósito, ¿cómo ve el actual proceso electoral?
–Puedo decir que he percibido una impresionante falta de ideas. Más aún, parece que las ideas no tienen importancia dentro de las campañas.
–Eso no es de extrañar en el Perú…
–No es así. Por lo menos hasta donde recuerdo, la campaña de 1990, en la que participó Mario Vargas Llosa, fue abundante en ideas. Los peruanos tuvimos alternativas y planteamientos bastantes mayores. Ahora no.
Entrevista Enrique Bernales: “Hablan mucho y saben poco”
El Comercio, 17 de abril del 2006. Por Rocío La Rosa Vásquez

El constitucionalista pone los puntos sobre las íes: No depende de un presidente electo (entiéndase Ollanta Humala) ni del Congreso instaurar una asamblea constituyente
“La asamblea constituyente se convocará al inicio del nuevo mandato y aprobará una nueva Constitución en un plazo no menor de doce meses y en consenso con las fuerzas allí representadas”, se lee en el quinto capítulo del plan de gobierno de Ollanta Humala.
Aunque casi una semana antes de los comicios Humala se mostraba abierto a otras alternativas para elaborar una nueva Carta Magna, como un Congreso constituyente similar al que instaló Fujimori tras el autogolpe de 1992, ayer se volvieron a escuchar voces punzantes: Jorge del Castillo (PAP), Lourdes Alcorta (UN) y Martha Hildebrandt (AF) calificaron de inviable dicha propuesta, la misma que esperan sepultar con unos 69 votos (de sus bancadas). ¿Pero tienen ellos la sartén por el mango?
¿Qué tan viable es instaurar una asamblea constituyente? Algunos virtuales congresistas aseguran que no apoyarían la iniciativa de Ollanta Humala.
Lamentablemente, se habla mucho de la asamblea constituyente y muy pocos conocen exactamente qué es y cómo se convoca. Las tres personas (Del Castillo, Alcorta y Hildebrandt) que han dicho que no apoyarán la medida están equivocadas porque el Congreso no tiene ninguna atribución para convocar a una asamblea constituyente.
¿Qué papel juega entonces?
El Congreso es una vía para reformar la Constitución y no tiene ninguna posibilidad de renunciar motu proprio a ejercer esa vía. Es un absurdo pensar que es el escenario donde se debatirá la convocatoria a una asamblea constituyente. Hacerlo significaría renunciar a la vía que la propia Constitución le autoriza para aprobar una reforma constitucional.
¿Cuál es la naturaleza de una asamblea constituyente?
Es una institución supraconstitucional. No es que sea buena, revolucionaria o antirrevolucionaria. Simplemente, es una institución que habitualmente no está contemplada en nuestras constituciones (que hablan más bien de poderes constituidos). La asamblea constituyente es el propio poder fundante y el único que puede convocarla es el pueblo. No los partidos ni congresos ordinarios. Incluso el Tribunal Constitucional (TC) ha sentado jurisprudencia sobre el tema.
¿Y bajo qué mecanismo?
Por iniciativa propia, mediante una consulta popular. Es una vía bastante complicada porque hay que reunir las firmas necesarias (cinco mil como mínimo). Luego tiene que convocarse el referéndum y preguntar si se quiere o no una asamblea constituyente. De ganar el sí, recién se hace la convocatoria. Esta es la única modalidad. En lo personal no la veo viable. Sería impracticable porque hacer la convocatoria tomaría hasta dos años. Por ejemplo, en Bolivia la decisión tardó cuatro años.
(Cabe recordar que el TC estableció que las únicas vías o escenarios para reformar la Constitución son el Congreso o la instauración de una asamblea constituyente, previa consulta popular).
¿Entonces la propuesta del señor Humala, de convocarla en caso sea elegido presidente, no tiene ni pies ni cabeza?
Por supuesto. Ahora, las personas pueden pensar en una asamblea constituyente, pero en realidad no puede ser por voluntad personal.
La intención (de Humala) es elaborar una nueva Constitución.
Todos somos conscientes de que en estos momentos estamos regidos por una Constitución fruto de un golpe de Estado.
¿Cómo evalúa el trabajo que inició el actual Congreso para reformarla?
Tenemos el antecedente vergonzoso de una reforma por la vía congresal que se quedó a la mitad del camino porque un buen día a los congresistas no les dio la gana de seguir discutiendo el tema. Se ha perdido mucho tiempo.
¿Qué hacer, entonces?
Como constitucionalista recomendaría que todos los partidos políticos revisen las propuestas del estudio de bases para la reforma de la Constitución, que se trabajó durante el gobierno del presidente Paniagua. Entonces se trabajaron una serie de fórmulas, todas ellas viables para ver cómo se reforma la Carta Magna. Una de las más sencillas es volver a la Constitución de 1979, previa actualización. Creo que en este momento hay un número suficiente en las bancadas para optar por esta opción.
Las Frases
“Como UPP no tiene una mayoría absoluta, no la van a poder convocar. () Nadie los va a apoyar en esa iniciativa que quebraría el orden”
Jorge del Castillo
Secretario General del PAP
“Humala solo habría obtenido 30% de votos y carece de la fuerza necesaria para aprobar la propuesta”
Lourdes Alcorta
Virtual congresista de UN
“Plantear una asamblea es como preguntarle a una persona que está muriendo de hambre cómo quiere que le borden un mantel
Martha Hildebrandt
Virtual congresista de AF

Congreso no apoyaría la Asamblea Constituyente
Perú 21, 17 de abril del 2006. Por Luis García Rojas

– Mientras UPP insiste en convocarla, el Apra promovería reformas sobre la carta de 1979.
– Gonzalo García Núñez asegura que Humala no dará un golpe para imponer asamblea.
En el plan de gobierno de Unión Por el Perú (UPP) se lee que una de las primeras medidas del eventual gobierno de esa agrupación será la convocatoria a una Asamblea Constituyente que se encargará de aprobar, en un año, la nueva Carta Magna. Durante toda la campaña de la primera vuelta, el candidato de esta agrupación, Ollanta Humala, no ha dejado de mencionar este punto en sus mítines, discursos y entrevistas: “Una Asamblea Constituyente para cambiar esta Constitución espuria”.
Sin embargo, en ninguna parte de nuestra legislación está escrita quién o cómo debería convocarse una Asamblea Constituyente. El Congreso no lo haría porque, además de que no está entre sus facultades, sería como hacerse el harakiri: históricamente, la asamblea termina anulando al Legislativo. El presidente de la República tampoco está en la facultad de convocarla.
Por lo pronto, y ante este vacío, Gonzalo García, candidato a la Primera Vicepresidencia por UPP, tuvo que aclarar ayer que un eventual gobierno de Humala no dará un golpe de Estado para instaurar la Asamblea Constituyente, como lo hizo Alberto Fujimori. “El consenso en el Congreso se logrará por interlocución política, por diálogo, no por imposición ni con amenaza de golpe; eso hay que descartarlo”, indicó.
García confía en el consenso congresal, pero los demás partidos políticos no estarían dispuestos a respaldar esa propuesta. Los voceros de las bancadas más importantes que tendrá el próximo Parlamento -después de la de UPP-, Apra, Unidad Nacional (UN) y Alianza por el Futuro, adelantaron que dicha pretensión es “inviable”.
LA CARTA DE 1979. Entre los partidos que aún se disputan su pase a la segunda vuelta, el Apra y UN, solo el primero de ellos impulsaría un cambio de la actual carta tomando como base el texto de 1979. Unidad Nacional no considera prioritario hacer una nueva Constitución de llegar al gobierno.
Jorge del Castillo, secretario general del Apra, dijo a este diario que la reforma debería impulsarse desde la Comisión de Constitución del próximo Parlamento. No obstante, al preguntársele qué garantiza que el nuevo Legislativo sí concluirá la reforma constitucional, y no termine abandonándola como lo hizo el actual, Del Castillo solo dijo: “Haremos lo posible”.
CUESTIÓN DE ÉTICA. Diversos constitucionalistas consultados por este diario coincidieron en señalar que lo ideal sería cambiar la actual Constitución y que el nuevo texto no debería partir de la actual carta, sino de la que impulsó Víctor Raúl Haya de la Torre. Ellos también coincidieron en que la convocatoria a una Asamblea Constituyente es prácticamente imposible.
Francisco Eguiguren consideró que una de las razones por las que debería cambiarse la carta de 1993 es porque tiene vicios de origen. “Hay una razón política y ética; esa Constitución está ligada al fujimorismo y no registra un documento presentable. Esa es la razón de fondo. Hacer una nueva es una necesidad política”, indicó.
Por su parte, Raúl Ferrero señaló que el problema con la actual carta es que se dio para consolidar el golpe de Fujimori en 1992 con el cierre del Congreso. También refirió que entre los textos de 1979 y 1993, el nuevo Parlamento debería escoger el primero para iniciar una reforma constitucional. “Eso fue lo que se hizo entre el 2001 y el 2003 en el Congreso, donde se avanzó un 85%. Cuando hubo consenso, el Parlamento entró en descrédito y la reforma se paralizó”, agregó.
Javier Valle Riestra tiene una posición particular. Primero, recordó que el artículo 307 de la Constitución de 1979 señala que ese texto “no pierde su vigencia por acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone”.
El también candidato congresal añadió que, gracias a ese artículo, el próximo presidente podría restituir, el mismo 28 de julio, la carta de 1979 y, ante el impasse que se daría por la existencia de otro texto constitucional, el mandatario podría convocar la asamblea para definir el texto final con las enmiendas necesarias.
Partidos impedirán Constituyente
Nuevo Congreso rechazaría propuesta nacionalista porque, a juicio de algunos, es na “estupidez”
La Primera, 17 de abril del 2006
Al olvido pasaría la propuesta del candidato Ollanta Humala para que el nuevo Congreso convoque a una Asamblea Constituyente que le permita modificar la Carta Magna. Ayer, los representantes del APRA, Unidad Nacional (UN) y Alianza por el Futuro (AF) rechazaron esta iniciativa.
El secretario general del APRA, Jorge del Castillo, advirtió que “nadie apoyará la convocatoria de una Constituyente porque esto implicaría quebrar el orden constitucional\”. “Es inviable tanto en la forma como en el fondo”, subrayó.
Explicó que de instaurarse una Asamblea Constituyente, esto le implicaría un gasto adicional de S/.85 millones anuales, aparte de lo que cuesta sostener al actual Parlamento.
A su turno, la vocera de UN y virtual congresista, Lourdes Alcorta, aseguró que su partido “de ninguna manera” apoyará la propuesta de convocar a una Constituyente, habiendo temas más importantes que abordar en el próximo Parlamento.
Señaló, además, que esto sería peligroso e inoportuno porque se correría el riesgo de que el Congreso sea disuelto.
ESTUPIDEZ
Más drástica, la candidata a la reelección por AF, Martha Hildebrandt, afirmó que sería una \”estupidez\” proponer una Constituyente.
A estas alturas, dijo, \”consultar si es conveniente o no realizar una Asamblea Constituyente es como preguntarle a una persona, que se está muriendo de hambre, cómo quiere que le borden un mantel”, ironizó.
“Hay que decirlo: dejémonos de hablar de estupideces. Hay que atreverse y corregir lo que haya que corregir\”, subrayó.
Cabe señalar que la futura bancada del APRA, UN y AF, juntas, superarían en número al grupo parlamentario de Humala, esto según las proyecciones del conteo rápido de Apoyo que le auguran una bancada de 44 a 45 integrantes, lo cual hace presagiar que no podría aprobar la consulta popular sobre la Constituyente.
Atado de manos
Sin una Asamblea Constituyente, Humala no podrá impulsar las grandes reformas que ha planteado en su campaña proselitista, tales como refundar la Segunda República, nacionalizar la empresas estratégicas, ni revisar unilateralmente los convenio de estabilidad tributaria.
UN, Apra y AF rechazarán creación de Constituyente
Correo, 17 de abril del 2006

Las nuevas bancadas de Unidad Nacional, Apra y Alianza por el Futuro le harán frente a las pretensiones de Ollanta Humala y de Unión por el Perú de convocar a una Asamblea Constituyente y elaborar una nueva Carta Magna.
El legislador aprista Jorge del Castillo dijo que la iniciativa es inviable debido a que UPP no tiene los votos necesarios para conseguirla ni mecanismos legales para convocar a una Asamblea Constituyente.
En Unidad Nacional, Lourdes Alcorta –virtual congresista– adelantó que su bancada no apoyará la propuesta, porque no se eligió un nuevo Congreso para disolverlo en un año.
Martha Hildebrandt, candidata al Congreso por Alianza por el Futuro, consideró como una “estupidez” plantear una Constituyente, pues lo central –dijo– no es cambiar la Carta Magna sino la manera de gobernar el país.
APRA y UN no aprueban la Asamblea Constituyente que propone PNP-UPP
La República, 17 de abril del 2006. Por Enrique Patriau.

DESLINDES
• Candidatos a vicepresidentes se encontraron en cabina radial
• Intercambiaron ideas y buenas intenciones, pero principalmente marcaron sus diferencias
• Las alianzas están prácticamente descartadas.
Era obvio. Ni el APRA ni Unidad Nacional están de acuerdo con la formación de un Congreso Constituyente, una de las propuestas que con más ahínco defiende el candidato presidencial de Unión Por el Perú (UPP), Ollanta Humala. Así lo hicieron saber Luis Giampietri y Arturo Woodman, candidatos a vicepresidentes por el PAP y UN, respectivamente.
El fin de una Asamblea Constituyente es la elaboración de una nueva Constitución, pero Giampietri consideró que dar paso a esa iniciativa pondría en peligro la continuidad del Congreso elegido para el quinquenio 2006 -2011.
En otras palabras, el almirante en retiro advirtió que el Parlamento corría el riesgo de ser cerrado. “Ollanta Humala ha bebido, del biberón familiar, la tesis del golpe”, señaló.
En esa línea, Woodman declaró que la convocatoria a una Constituyente implica el riesgo de cerrar el Congreso. “Eso no da confianza a las inversiones, e interrumpirá nuestro crecimiento”, agregó.
Ven difícil una alianza
En otro momento, tanto Giampietri como Woodman consideraron algo lejana la posibilidad de establecer una alianza con UPP,
Por ejemplo, el candidato aprista dijo que los proyectos políticos del PAP y de los “humalistas” son distintos: mientras el primero cree en la reforma del Estado dentro de los márgenes de la Constitución, los segundos pretenden llevar a cabo su proyecto político “sacando al Congreso de circulación”.
Woodman, finalmente, admitió que si bien en política son convenientes las alianzas, estimó complicado que UPP y UN puedan llegar a un entendimiento así.
“Se necesitan consensos”
El candidato a la primera vicepresidencia por UPP, Gonzalo García Núñez, defendió con vigor la posición de su partido y explicó que lo que ellos buscarían, de ser gobierno, es instaurar una democracia incluyente y con estabilidad política y económica.
“Los peruanos no quieren la democracia al estilo Fujimori, como la que plantea Giampietri, ex regidor de Vamos Vecino”, declaró.
Y a pesar de que sus “colegas” pusieron serios reparos a la idea de formar una alianza con UPP, García Núñez mostró optimismo respecto a la posibilidad de establecer acuerdos políticos “para conseguir mayorías (parlamentarias) consistentes”.

Written by Michael Ha

April 17th, 2006 at 7:58 am

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