Peru Election 2006

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Energy Summit is Good News for Bolivia

with one comment

Maxwell A. Cameron and Jorge Bazo
May 5, 2006.

An energy summit in Puerto Iguazú in northern Argentina brought good news to the government of Evo Morales in Bolivia. Néstor Kirchner, Inacio Lula da Silva, Hugo Chávez and Evo Morales signed a document in which they agreed to guarantee the supply of gas between the four countries and to cooperate to set the price. Lula said that Brazil recognizes that Bolivia can define its sovereignty over its natural resources. Chavez also came away from the meeting satisfied. He said the nationalization of oil and gas in Bolivia has not generated major tensions.
Bolivia’s neighbors need gas, and this is a key reason for their willingness to cooperate. Peru’s president Alejandro Toledo said he would never nationalize a natural resource industry, but he may find himself out of step with the region when he attends a meeting of the European Community with Latin American nations in Vienna on May 12.
In his column in La Republica, Mirko Lauer notes the moderation in the response of the affected countries. This moderation may be eroded as opposition forces within countries like Spain push for a more aggressive reaction. However, as Lauer notes, what is at stake here is less the direct economic affects of the measure and more the larger ideological context. According to Lauer, the evolution of events in Bolivia is key for countries like Peru where there are strong movements in public opinion interested in renegotiating the rules governing transnational corporations, and leaders who have offered to alter these rules.
More broadly, the nationalization of an industry in a Latin American country alters the political agenda in the region. It widens the scope of policy options that are perceived as feasible. After two decades of neoliberalism, the issue of control over natural resources and the possibility of expropriation of foreign assets is back on the table.
Resumen: Tras reunirse en la Cumbre Energética realizada en Puerto Iguazú, al norte de Argentina, Néstor Kirchner, Inacio Lula da Silva, Hugo Chávez y Evo Morales firmaron un documento en el que se garantiza preservar la provisión del gas y discutir bilateral y racionalmente su precio. En Lima, el presidente del Perú, Alejandro Toledo, afirmó que aunque respetaba las decisiones que tomaban estos 4 jefes de Estado, él nunca nacionalizaría un recurso natural como el gas.
For another view, see Annette Hester.


Cumbre energética respalda la nacionalización de gas en Bolivia
La República, 05 de mayo del 2006

ACUERDO TRANQUILIZADOR
• Kirchner, Lula, Chávez y Morales firman documento en el que se garantiza preservar la provisión del gas y discutir bilateral y racionalmente su precio.
• También aceleran incorporación de Bolivia al megaproyecto Gasoducto del Sur.
Fue un encuentro que llegó en el momento que más necesitaba Evo Morales. Néstor Kirchner, Inacio Lula da Silva, Hugo Chávez y Evo Morales se esforzaron por mostrarse satisfechos ayer tras la Cumbre Energética realizada en Puerto Iguazú, al norte de Argentina. “Respetamos y saludamos la decisión soberana de cada país, y en este caso del pueblo boliviano”, dijo Kirchner en la conferencia de prensa posterior a la reunión “larga y productiva”.
“Reconocemos el rol de Bolivia de definir su soberanía sobre sus riquezas naturales”, agregó Lula.
Chávez, por su parte, negó que haya tensión en la región por la nacionalización boliviana. “Algunos quieren generarla, pero nosotros somos especialistas en aplacarla”, sostuvo antes de expresar, a modo de síntesis, que la reunión fue “extraordinaria”.
En cuanto a Evo Morales, no pudo más que manifestar su satisfacción. “Fue un encuentro muy amistoso y cordial, con mucha solidaridad”, anotó. Luego destacó la predisposición de sus interlocutores para seguir invirtiendo en su país.
Precios y provisiones
Pero más allá de las frases ante las cámaras, el documento final de la reunión deja entrever la preocupación existente en torno a lo que pudiera suceder con los precios y el abastecimiento de combustible en la región.
Así, mientras el acuerdo invoca a discutir el precio del gas de modo bilateral y “en un marco racional y equitativo, tomando en cuenta la situación económica de los países productores o consumidores”; al llegar a Bolivia Morales reiteró que hay una clara posición de mejorar ese precio.
“Brasil y Argentina tienen que aumentar el precio del gas que están comprando porque, según el acuerdo, en el 2004 ya se debían revisar los precios y por tanto lamento que los gobierno no hayn hecho eso”, precisó.
Por otro lado, en el documento se exhorta a “garantizar y preservar la provisión de gas”, ;pero sigue sin conocerse cómo hará Bolivia para llevar adelante el proceso de nacionalización sin que se vea afectada la provisión del mercado interno y externo.
Mejor socio que rival
En este punto debe tenerse en cuenta que Brasil recibe unos 26 millones de metros cúbicos de gas, lo que representa la mitad de la demanda interna brasileña, mientras que Argentina cinco millones de metros cúbicos, que le son de suma importancia para su consumo interno
Ahí radicaría la necesidad, por parte de Argentina y Brasil, de que la nacionalización de Morales no afecte sus economías. Por eso también se habló ayer de la incorporación de Bolivia al Gasoducto del Sur, el megaproyecto energético de la región.
Los acuerdos de Puerto Iguazú
Los cinco puntos fueron leídos por el propio Kirchner en la conferencia de prensa conjunta que se organizó ayer a la tarde en el primer piso del Iguazú Grand Hotel.
• Se garantiza el suministro de gas. Y la discusión debe darse en un marco racional y equitativo que viabilice los emprendimientos.
• Se profundizarán los diálogos bilaterales para resolver las cuestiones pendientes.
• Coincidimos en avanzar en la profundización del Mercosur y la integración latinoamericana, y en avanzar en el proyecto del gasoducto del sur. Hemos invitado formalmente al señor presidente de Bolivia.
• Se ratifica la unidad en la región en el diálogo con otros países y regiones, y valoramos el diálogo Mercosur-Unión Europea.
• Acordamos en la necesidad de inversiones conjuntas para contribuir al desarrollo de Bolivia.
Lula sintetizó así el espíritu del acuerdo: “Brasil no quiere una hegemonía, quiere ser socio. Lo mismo sucede con Argentina, Venezuela y Bolivia. Es así que construiremos una alianza continental y nos vamos a presentar al mundo en la próxima reunión del 12 en Viena”, en el IV encuentro entre países latinoamericanos y de la Unión Europea.
Bolivia, primeras reacciones
La República, 05 de mayo del 2006. Por Mirko Lauer

Las reacciones mundiales a la decisión boliviana de comercializar su gas y petróleo han sido variadas. Washington ha guardado silencio, como que las empresas afectadas son de la UE y Brasil. Bruselas ha expresado la esperanza de que no se trate de una decisión final, y ofrece sus buenos oficios para nuevas negociaciones.
Madrid ha sido cauto, afirma que seguirá apoyando al gobierno boliviano, y ha despachado de urgencia un equipo de negociadores a La Paz. México ha declarado que seguirá invirtiendo en Bolivia a pesar de todo, y China se ha encogido de hombros con un comentario histórico sobre pasadas tomas de recursos energéticos.
Brasilia es hasta el momento la capital más irritada, sobre todo por la anunciada alza del precio del gas boliviano, y ha convocado a Evo Morales a una cumbre con sus colegas de Argentina y Venezuela. Los demás países de la región están esperando nuevos desarrollos para pronunciarse, y miden la cosa según los vaya afectando.
Hay cierta moderación en los gobiernos afectados y se explica por el argumento económico: la necesidad de mantener a sus empresas, las cuales no han sido expropiadas, funcionando en Bolivia. La idea parece ser que no ha sucedido nada irreversible y que es posible llegar a acuerdos que mantengan buena parte de las utilidades en su sitio.
Pero detrás de cada gobierno están los opositores, que sobre todo en España han comenzado a exigir mano dura en defensa de los intereses nacionales. Es probable que esta parte de la reacción termine articulándose no tanto en términos de la economía, sino de la ideología, es decir la posibilidad de que el gesto de Morales se contagie por la región.
La voz más ideológica en este momento es la de la prensa de derecha estadounidense, que ya está evaluando lo sucedido en términos de lo que llaman seguridad hemisférica. Temen sobre todo que Morales, Hugo Chávez y Fidel Castro juntos logren arrastrar a un par de países más y constituirse en un motor del sentimiento anti-EEUU en la región.
En el otro lado de la cerca, Chávez ha saludado la medida boliviana como un fortalecimiento del eje energético, o más bien trío ideológico anti-EEUU, que cuajó la semana pasada en La Habana. Los mercados de combustibles no se han movido por lo sucedido, y más bien se ha empezado a pronosticar una caída de los precios del cobre en las bolsas mundiales.
La evolución del caso boliviano es clave para países que, como el Perú, tienen amplios movimientos de opinión pública interesados en nuevas reglas para la relación con las transnacionales, y líderes que las han ofrecido. Ahora la bola está en la cancha de los afectados por este cambio de reglas, anunciado desde el gobierno de Carlos Mesa.
Bolivia: Detrás de la nacionalización sorpresiva de los hidrocarburos
La República, 05 de mayo del 2006. Por Humberto Campodónico.

No está en discusión la medida de nacionalización del petróleo y del gas en Bolivia. No solo porque es una decisión soberana, sino, también, porque así lo dispuso el voto popular en el referéndum del 2004. La pregunta Nº 2 (¿Está usted de acuerdo con la recuperación de la propiedad de todos los hidrocarburos en boca de pozo para el Estado boliviano?) tuvo 1’913,642 votos a favor, 92.2% de los votos válidos.
El pueblo votó así, entre otras razones, porque estaba plenamente probado que los principales campos de gas, San Alberto y San Antonio, fueron descubiertos en los 80 por la estatal petrolera YPFB (www.cristaldemira.com, 23/2/2006). La política de Sánchez de Losada de reducir las regalías de estos campos de 50 a 18% (Ley 1689 de 1996) se consideró una entrega de los recursos naturales.
Es decir, un despojo. Todo a consecuencia de la política pro-capital extranjero de dicho gobierno, que también privatizó YPFB y concedió precios baratos para la exportación del gas.
La Ley 3058 de mayo del 2005 (consecuencia del referéndum) estableció un nuevo impuesto del 32% (llevando de nuevo la participación del Estado al 50%) y dio un plazo de 180 días (diciembre 2005) para la recuperación. Ese plazo no se cumplió y le tocó esta tarea al nuevo gobierno de Evo Morales, ya en el 2006. Bolivia (y todo el mundo) sabía que el gobierno tenía que cumplir con lo establecido en el Art. 5 de la Ley 3058, para lo cual planteó nuevos términos a las empresas.
Sin embargo, el decreto del 1 de mayo de nacionalización de los hidrocarburos fue sorpresivo pues, de un lado, no se había anunciado (se sabía que el 1 de mayo se anunciaría el aumento del salario mínimo) y, de otro, se hizo con una intervención militar en los pozos. ¿Por qué?
Las interpretaciones abundan. Algunos afirman que si bien hubo acuerdo con buena parte de las empresas (las negociaciones son individuales), no sucedió lo mismo con la estatal Petrobras, que tiene una participación preponderante en la industria petrolera del país. El gobierno habría planteado impuestos y regalías por 82%, con el 18% restante para Petrobras, pero ésta habría pedido 70% para el Estado y 30% para la empresa.
El impasse con las petroleras, la caída de la popularidad de Evo Morales de 80 a 68% a fines de abril (“solo” 50% en Santa Cruz) y la cercanía de las elecciones de julio para la Asamblea Constituyente habrían sido las causas del “adelanto sorpresa” del decreto.
De su lado, el hecho de que los militares hayan tomado las instalaciones les confiere un rol activo en la actual política, lo que levanta su imagen después del “affaire misiles” (una buena cantidad de la cúpula militar fue purgada por el gobierno de Morales debido a la entrega a EEUU de misiles comprados a China). Hay más: se afirma que los militares (incluidos los que apoyaron a dictaduras anteriores) siempre criticaron las políticas económicas neoliberales de Sánchez de Losada.
Pero también hay “razones de Estado”: los militares (que en todas partes se autoperciben como “garantes de la unidad nacional”) ven con preocupación los planteamientos autonómicos, desde siempre impulsados por Santa Cruz, y que ahora son un punto central de agenda de la Constituyente.
La firmeza y contundencia con que se venía preparando el Paro General de Santa Cruz, anunciado para ayer 4 de mayo, también habrían podido contribuir a la decisión de Morales y de los militares. ¿Cómo hacer un Paro justo cuando todo el país aplaude el decreto de nacionalización de los hidrocarburos? ¿Está Santa Cruz contra la voluntad de la mayoría de la población? Sea lo que fuere, el hecho es que el Paro General de Santa Cruz fue suspendido el 3 de mayo.
(Continuará mañana)
* Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com
El presidente Toledo afirma que nunca nacionalizaría el gas
El Comercio, 05 de mayo del 2006

Tras afirmar que respetaba las decisiones que tomaban los jefes de Estado, el presidente Alejandro Toledo aseguró ayer que nunca nacionalizaría un recurso natural como el gas, tal como lo ha hecho su colega boliviano Evo Morales.
“Nunca lo haría. Yo no voy a regresar a prácticas del pasado que han demostrado ahuyentar las inversiones nacionales y extranjeras, estancaron el crecimiento económico de la región, frenaron la creación de puestos de trabajo y de ingresos. Así los pobres se vuelven más pobres”, sostuvo Toledo.
El jefe del Estado agregó que “los populismos son una fiesta de muy corto plazo que al día siguiente terminan en velorios”. Afirmó que no iba a calificar la medida adoptada por Morales, ya que respetaba sus decisiones; sin embargo, le preocupaba profundamente lo que está sucediendo en América Latina.
En su discurso, durante el lanzamiento del programa Mi Bus, que busca incentivar el uso del gas natural de Camisea en el transporte público, mencionó que si alguna vez se puso la vincha para defender la democracia en el Perú, “estoy listo para ponerme la vincha para defender la democracia en América Latina”.
El presidente aprovechó también para volver a rechazar la intromisión de otros estados en los asuntos internos del Perú .
“Yo nunca voy a contestar con calificativos a los jefes de Estado porque ellos son producto de una elección de su pueblo (…), pero tampoco permito que se metan en los asuntos políticos del Perú ni que insulten a los candidatos; y si mañana algún jefe de Estado insulta al candidato Ollanta yo también saldría a defenderlo”, afirmó el presidente, quien señaló que no tolerará cualquier intervención en la política peruana, sea esta con dinero o con insultos.
Al pedirle su comentario sobre el retiro del embajador de Venezuela de nuestro país, dijo que le agradecía al presidente Chávez por haber acogido a los peruanos que salieron en la época del terrorismo.
“Los peruanos pueden sentirse tranquilos. Yo sé que no les va a pasar nada, pero si les pasara algo yo pediría permiso para entrar a Venezuela y sacar en el avión a los peruanos”.
Playing the gas fields
Nationalizing Bolivia’s energy sector is a costly political ploy, says Latin America specialist ANNETTE HESTER
Globe and Mail – Print Edition – 04/05/06

Bolivian President Evo Morales celebrated May Day — that international workers holiday — by nationalizing the country’s oil and gas industry. The move was meant to fulfill a promise to keep more energy profits in the country, though it likely also was intended to revive his flagging popularity. Will it succeed in reducing the brutal poverty of most Bolivians? Will it pay off politically? Mr. Morales made his move with much fanfare as befits his roots as a coca growers union leader — standing amidst workers and supporters, loudspeaker in hand, in one of Bolivia’s largest gas fields, San Antonio. He then proceeded to send the army to all oil and gas installations to ensure no documents were destroyed or removed from the premises.
You might see this as just the latest Latin American populist leader rallying the troops in the name of national sovereignty against the evil empire of George W. Bush. There’s just one problem with this scenario: Bolivia’s largest integrated oil and gas company is Petrobras, controlled by the government of his “brother in arms,” Brazilian President Luiz Inacio “Lula” da Silva. Moreover, the other major foreign companies operating in Bolivia are Spanish Repsol-YPF, French Total, Dutch Shell, Argentinean Pluspetrol, and the lonely American, Prisma. Clearly, traditional political assumptions are not helpful in understanding this situation.
Instead, thanks to globalization, citizens of poor countries have become aware of the benefits of development and are impatient to enjoy them. Leaders in Latin America are under notice — deliver or you will be tossed out — regardless of whether you are from the left or the right.
Bolivia is one of the poorest countries in South America. Its history is just as sad as huayno, its traditional music. The country’s silver riches were pillaged by Spain, its access to the sea lost in battle, its national art treasures are now the property of the finest European museums, and the people suffered decades of government control by a string of dictators who cared nothing for them.
aPs=”boxR”; var boxRAC = fnTdo(‘a’+’ai’,300,250,ai,’j’,nc); Ten years ago, during the first government of Gonzalo Sanchez de Lozada, the picture began to change. He implemented a series of economic reforms and modernized the country’s energy sector. As well as implementing legislation that maintained the government’s ownership of the resources (underground) but gave domestic and foreign operators the right to explore, produce, refine, and transport oil and gas, he reorganized the national oil company, Yacimientos Petroliferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
He also sold portions of YPFB to private interests and issued shares for the remainder. These shares, in turn, were issued to all Bolivian citizens and administered by a special pension fund. The idea was to create both an efficient market through privatization and to develop a stock market by instantly increasing private savings.
Unfortunately, the results were mixed. While the newly privatized industry took off — from 1997 to 2005, proven oil reserves went from 116 million barrels to 440 million barrels, and proven natural gas reserves increased a staggering 600 per cent — the stock market idea bombed. It was easy for governments to manipulate impoverished campesinos, and most, to this day are not even aware of their holdings. In spite of his talk of looking after his people, now Morales has reclaimed these stocks for YPFB, with no mention of compensation.
Ultimately, Bolivians continued to be as poor as ever — in 2004, the country’s GDP per capita of $2,600 (U.S.) was the lowest in South America.
Fast forward to today.
Mr. Morales won the election last December after having orchestrated popular uprisings that led to the fall of two previous governments. The main issue for both those previous governments was the administration of the gas sector. To him was left the implementation of a 2004 referendum that mandated an increase in the government’s take and the nationalization of the oil and gas sectors.
And so Mr. Morales — shaken by a recent drop in his popularity, facing increased opposition from gas-producing provinces that are threatening secession, and boosted by a new friendship with Fidel Castro and Venezuela’s Hugo Chavez — is gambling that he can force companies to hand over assets and pay exorbitant premiums without severe repercussions.
The gist of Decree 28701, the new nationalization law signed Monday is: The Bolivian state regains control of all aspects of the industry; the government’s take increases to 82 per cent from 50 per cent for most gas fields; YPFB will control 51 per cent of all companies operating in the country; the government will name all senior management, and companies have 180 days to comply or they will be thrown out of Bolivia.
Mr. Morales knows he has a captive market in the short term. Brazil is dependent on Bolivian gas and consumes more than half of the 42 million cubic metres a day the country produces. That means Mr. Morales will add approximately US$300-million a year to his government’s coffers (as well as a number of high-paying jobs to dole out to supporters). That is no small coin for a country the size of Bolivia and it should buy him some time. The repercussions, however, might prove to be disastrous. Many Brazilians are furious with their government for miscalculating in its dealings with Mr. Morales and, consequently, Brazil will actively pursue a gas policy that will allow for a variety of suppliers.
That Bolivians will end up owning all the gas is a given. And yes, Mr. Morales will save his skin, at least for now. What is uncertain is whether the nationalization will pay off, or whether, in the long run, the gas will stay in the ground leaving Bolivians just as poor as they are now.
Annette Hester is a senior associate at the Washington-based Center for Strategic and International Studies and a research fellow at the Centre for International Governance Innovation in Waterloo, Ont.

Written by Michael Ha

May 5th, 2006 at 7:52 am

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