Peru Election 2006

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Alfredo Torres on the North-South Cleavage

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According to Alfredo Torres of APOYO, if Garcia is elected it will be the first time in half a century that a leader not preferred by the south is elected.


¿La búsqueda de un inca?
Alfredo Torres Guzmán, analista
El Comercio
13 de mayo del 2006

Si Alan García gana la segunda vuelta electoral sin los votos de la sierra sur –lo que es muy probable ya que Ollanta Humala obtuvo allá más del 50% de los votos en la primera vuelta– sería la primera vez en más de medio siglo que el favorito de esa región del país no alcanza la Presidencia de la República.
A diferencia de Lima o Trujillo, que han perdido varias elecciones, la historia peruana demuestra que quien gana en el Cusco suele convertirse en el presidente del Perú. Desde el comandante Luis Sánchez Cerro, en 1931, hasta Alejandro Toledo, en el 2001, todos los candidatos que han ganado en la capital imperial han llegado tarde o temprano a la casa de Pizarro.
Uno de los casos más notables fue el de Fernando Belaunde, quien ganó las elecciones con el 64% de los votos del Cusco en 1963 y el 67% en 1980. Belaunde no tenía la ventaja de ser de origen indígena como Sánchez Cerro o Toledo, pero supo ganarse el cariño de las serranías desde que fundó Acción Popular en Chincheros, en 1956. Belaunde tenía un afecto sincero por los pueblos andinos y su pensamiento político –plasmado en obras como “La conquista del Perú por los peruanos”– era crítico de las ideologías internacionales y apelaban al rescate de los valores y formas de organización social del incanato.
El Apra, por el contrario, siempre tuvo más respaldo en la costa. Aunque en los años de la clandestinidad, Haya de la Torre empleó el seudónimo de Pachacútec y su refugio era denominado Incahuasi, es decir la casa del Inca, el fundador del Apra nunca pudo ganar una elección en el Cusco, lo que sí lograría Alan García en 1985.
La derrota de Mario Vargas Llosa ante Alberto Fujimori es el mejor ejemplo de que es la sierra sur –encabezada por la capital del Imperio Incaico– y no la virreinal Lima, la ciudad que elige gobernantes en el Perú. En abril de 1990 Vargas Llosa ganó a Fujimori en Lima (39 a 34%), pero fue derrotado en la capital imperial por el ‘chino’ (38 a 17%), quien llevaba al cusqueño Máximo San Román como vicepresidente. Poco después, Fujimori se haría de la presidencia en la segunda vuelta, con el 63% de los votos del Cusco y en 1995 lograría la reelección en la primera vuelta con el respaldo del 62% de los cusqueños.
Alejandro Toledo es uno de los políticos peruanos que más ha usado la simbología incaica. Desde la chacana que caracteriza a su partido, pasando por la Marcha de los Cuatro Suyos en el 2000 hasta su juramentación simbólica en Machu Picchu, Toledo siempre ha jugado con la idea de ser un nuevo Pachacútec. Esta imagen le permitió recibir en las elecciones del 2001 el 56% de los votos del Cusco en la primera vuelta y el 71% en la segunda. Sin embargo, a diferencia de Belaunde y Fujimori, no logró sostener una relación duradera con la población de la ciudad autodenominada ombligo del mundo. Quizá los cusqueños resintieron que Toledo prefiriese la playa de Punta Sal a las orillas del Urubamba. Lo cierto es que, a pesar del impulso que dio su gobierno a Camisea y a la carretera transoceánica, lo sancionaron votando masivamente en la última elección por Ollanta Humala (57%).
Hace 20 años, el desaparecido historiador Alberto Flores Galindo publicó un notable libro con un título por demás elocuente: “Buscando un Inca: identidad y utopía de los Andes”. Es evidente que detrás de los votos de Fujimori en 1990, Toledo en el 2001 y Humala en esta elección hay algo de esa idealización del Incanato, de la que nos hablaba Flores Galindo, como una sociedad autoritaria pero justa. Es comprensible, entonces, que la población que se identifica con esa utopía se sienta poco inclinada a votar por limeños descendientes de españoles como Alan García o Lourdes Flores. Si García derrota a Humala en la segunda vuelta tendrá que hilar muy fino –impulsando, por ejemplo, el turismo y su proyecto de la sierra exportadora– para animar a la población andina a que, sin perder el orgullo por su pasado, apueste por un futuro de desarrollo e integración con el mundo.
(*) PRESIDENTE EJECUTIVO DE APOYO OPINIÓN Y MERCADO

Written by Michael Ha

May 13th, 2006 at 9:43 pm

Posted in Political Parties

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