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Nubes grises
Debate entre Humala y García: un agresivo y un redundante
A primera vista
Debate – Chino – Da Vinci


La serenidad versus la exaltación
Por Milagros Leiva Gálvez
El Comercio, 22 de mayo del 2006

LOS GESTOS DEL DEBATE
Y así fue. García se presentó sereno. Asimiló algunos ataques y manejó su tiempo con maestría. Humala jugó a ser el pugilista campechano. Terminó alzando la voz como si estuviera en un mitin
El candidato de la olla fue el provocador que buscó picar. El hombre de la estrella el estadista imperturbable. Esa fue la imagen que quisieron vender con guion aprendido.
LOS GESTOS DE ENTRADA
Humala llegó tarde al escenario. ¿Por qué lo hizo? ¿Para incomodar a García, porque sus nervios lo traicionaron, para provocar un ataque de sus opositores? “Cuando un paciente llega tarde a la consulta desarrolla lo que se llama una resistencia: no quiere estar todo el tiempo en el lugar por factores inconscientes. Pero si hubiera sido consciente sería una criollada, un mensaje de: yo pongo las reglas de juego y te pongo nervioso mientras me esperas”, asegura el psicoanalista Alberto Péndola. Para el semiólogo Óscar Quezada fue un incidente patético: “Me pareció una pésima imagen para el país. Ver a García y al moderador Álvarez Rodrich comenzando el debate con el podio de Humala vacío fue grotesco”. El sociólogo Sandro Venturo tampoco se explica la actitud: “Fue un absurdo”, piensa en voz alta. “Habría que preguntarle bien. Sería ridículo, infantil y estúpido que haya sido intencional”, enfatiza el psicoanalista Saúl Peña.
Ollanta siguió con su plan para desconcertar. Ni bien la cámara devolvió un plano conjunto mostrando a los tres protagonistas, una bandera peruana llamó la atención por estar únicamente en el podio humalista. Astuto, el líder que se llama nacionalista colocó el símbolo nacional a su diestra dejando a su rival en desventaja: quiso parecer más patriota que García. “El asunto de la bandera jugó en contra, lo pintó como un achorado”, piensa Venturo. “El gesto demuestra su autoritarismo y su afán manipulador”, agrega Péndola. Que fue una trampa y un truco, piensa Quezada: “Humala se presentó como el muchacho malcriado que llega tarde, que se pone liso con el moderador y que termina usando términos del habla popular para denotar cercanía con el pueblo”.
GUION EN ESCENA
Si de joven ensayó frente al espejo, ahora utiliza la oratoria en piloto automático. Alan es un viejo zorro. Maneja las palabras por segundo y no se desespera cuando la luz ámbar lo apura. Sabe rematar con contundencia. No en vano Javier Diez Canseco ha dicho que es el mejor actor de la política nacional. “Alan ha seguido un guion para demostrar que es un estadista que controla la situación y que tiene propuestas para todos los puntos. Se afanó en no perder altura frente a los ataques. El guion de Humala lo llevó a demostrar que tenía carácter y que empataba con la indignación de la gente con la situación del país. Lo ha seguido bien y eso incluía pullas contra García”, enfatiza Venturo.
Humala no es orador. Ni pretende serlo. Estuvo nervioso, se atropelló con el lenguaje, no midió sus minutos y hasta inventó la palabra ‘coberturar’. Queriendo robar el título de populista y demagogo a García, no prometió bajarse el sueldo presidencial, juró no cobrarlo. Con tono acuartelado se prendió del pasado aprista para atacar y perdió tiempo leyendo un informe del investigador social Julio Cotler, quien hoy critica su autoritarismo.
“Humala manejó un tono ‘militarote’, con volumen alto y voz de mando. Alan quiso dar una imagen de autonomía respecto de su rival. Humala estuvo más preocupado en atacar y hablar de García que en focalizar sus propuestas”, asevera Quezada.
“Se lo notaba nervioso con la frente arrugada y el entreceño. Humala se equivocaba, leía con mayor frecuencia, tenía lapsus y terminó con una proclama. Alan no lo apabulló. Sabía que si entraba al cuerpo a cuerpo, perdía. Si sacaba la espada, el otro sacaba la chaveta”, reflexiona Péndola.
García es un experto en la ironía, pero esta vez midió su piconería. Recordó a Chávez, al hermano Antauro y la supuesta farsa de Locumba. Hasta se rio con autosuficiencia. Ahora bien, si la ironía cala en los sectores menos favorecidos es una incógnita.
EL ACTO FINAL
Alan invoca a Dios y Ollanta se invoca a sí mismo. “El final me ha parecido el momento más extraño. Ha sido el impacto de un hombre exaltado frente a un hombre sereno. Humala tiene una convicción de sí mismo como un sujeto mítico llamado a salvar el país, habla de sí mismo en tercera persona como lo hacía Julio César”, opina Quezada. “El punto más destacado fue cuando Humala aclaró que no dejará salir de prisión a Montesinos y Alan le respondió que eso no dependía de él sino del Poder Judicial. Dejó en evidencia su autoritarismo. Fue contundente”, asegura Péndola.
“En su afán de ser estructurado, Alan no habló de temas cruciales. No dijo nada de la CVR, nada de los derechos humanos. A Humala lo sentí sobreactuado y su manera achorada empata con sus electores. Con esto no gana más votos, él ha actuado para el público que ya tenía ganado. García ha hecho un esfuerzo por llegar a un sector más amplio. Su estrategia ha sido más inteligente”, afirma Venturo. Saúl Peña discrepa: Ollanta fue el ganador. “A García lo vi sorprendido. Con la actitud de no responder para que las acusaciones en su contra sean vistas como guerra sucia. Ambos dieron múltiples propuestas, pero Humala me sorprendió. Él ganó el debate, pero no abismalmente”.
Derrotas al margen, la vergüenza de la noche fue que ninguno de los candidatos mencionara al prófugo Alberto Fujimori en el rubro de la lucha contra la corrupción. Con los ojos puestos en el 4 de junio no se atrevieron a chocar con el voto anaranjado.
Escasearon las ideas
Por Ana Núñez
La Republica, 22 de mayo del 2006

MUCHO RUIDO, POCAS NUECES
• Los candidatos hablaron de los temas de siempre, pero sin novedades
• Se atacaron con los mismos argumentos de siempre
• Desde el comienzo, Ollanta Humala atacó a Alan García en busca de una reacción del aspirante aprista.
Se pensó que serían David y Goliat del verbo político, pero protagonizaron un debate que en lo programático no tuvo mayores sorpresas. Los dardos de uno y otro lado fueron predecibles. La serenidad de Alan García y su dominio de escena es lo usual. Los enredos verbales de Ollanta Humala para manifestar sus frases con autoridad, han sido el pan de cada día durante su campaña. Lo único que estuvo fuera del libreto fue la tardanza del líder nacionalista, quien se hizo esperar como novia por más de diez minutos mientras se tomaba un agua mineral en un local cercano al Museo de Arqueología, Antropología e Historia.
Por eso más allá de los discursos que cada cual preparó para la noche, y que fueron simplemente un ajustado resumen de las promesas de campaña ya conocidas, el mensaje más fuerte que se puede rescatar de sus presentaciones fue el que dieron con sus actitudes, con sus gestos, con sus comportamientos. García y Humala fijaron posiciones en sus maneras políticas, en sus modos, pero no en el fondo.
Inicio con fuego
Así, desde el saque, el líder nacionalista mostró su irreverencia. Se negó a retirar la pequeña bandera peruana que había colocado en su podio. Y cuando se le exigió que la sacara respondió, simplemente, que lo hiciera otro.
En sus intervenciones utilizó un lenguaje popular: habló de chamba para los pobres, se refirió a la posibilidad de que a los presidente regionales “les crezcan las uñas”, cuando señaló la necesidad de fiscalizar el uso de recursos por esas autoridades. Y para romper con la tradición, llegó en saco marrón y camisa, pero no “a la tela”, como diría él, a diferencia de su rival que sí lo hizo.
García Pérez, aplicado alumno de la política peruana –cuando menos en teoría–, apareció en escena con un serio sastre plomo a rayas. Nunca alzó la voz, hizo una especie de mea culpa al final de su participación por los errores de su gobierno anterior y hasta agradeció a su contrincante electoral por haber debatido con él en tono amable y conciliador.
Fue evidente que ambos candidatos llegaron al encuentro con sus dardos bajo el brazo. Pero fue notorio también que Humala estaba dispuesto a usar todas las armas, mientras que García trataría de utilizarlas dosificada y convenientemente. Es decir, solo cuando sabía que su respuesta serviría para voltearle la tortilla a su contrincante.
Aún así, el líder aprista tuvo su reacción más débil, o en todo caso no lo necesariamente contundente, cuando el tema Montesinos entró al debate a propuesta de Humala, quien al hablar de corrupción pidió a García que diga si de ser elegido liberaría al ex asesor.
Una con otra
Para sazonar el asunto, el nacionalista comentó que tras los acontecimientos de los últimos días había que preguntarse por quién votaría el inquilino de la Base Naval.
El candidato de UPP se refería obviamente al hecho de que Vladimiro Montesinos haya intervenido en la campaña política para decir que el levantamiento de los hermanos Humala en Locumba fue una farsa, declaración que –en una primera lectura– beneficiaría al líder del partido de Alfonso Ugarte.
La réplica de García no se hizo esperar. “El señor Humala ha cometido la imprudencia de preguntar si dejaría libre al señor Montesinos. Simplemente voy a decir que es él quien lo dejó libre cuando el mismo día del viaje del Karisma (el velero en el que fugó el ex asesor) protagonizó un extraño y circense semilevantamiento en el sur, que ahora aparece claramente desmentido por todos sus actores y por el propio Montesinos”, dijo.
La insuficiencia en la respuesta del candidato aprista fue aprovechada por Humala, quien no solo aseguró que él no permitiría la liberación del ex asesor y emplazó a García a que hiciera la misma afirmación, sino que recordó las millonarias cuentas de Agustín Mantilla, ex secretario personal del líder aprista, y sus documentados encuentros con el jefe en la sombra del siniestro SIN.
“Si hablamos de Montesinos, ahí hay una piedra en el zapato de García. En aras de la transparencia, debe decir si lo dejaría libre. Yo no le voy a dar libertad al señor Montesinos No se qué dirá el señor García”, insistió Humala.
El líder aprista quiso aprovechar la respuesta del nacionalista para resaltar el tono mandón y con aparentes visos de autoritarismo. “El problema de un gobierno democrático no es que una persona que manda diga yo le doy libertad o no le doy libertad, eso es militarismo. Son el Poder Judicial y la Corte Suprema los que deben definir el destino de las personas. Esa es la semilla del autoritarismo al estilo (Hugo) Chávez”, enfatizó.
Al fresco
Pero, aparentemente, el de Montesinos había sido el tema en el que más había aplicado Humala al repasar su discurso para la noche del debate. O tenía una respuesta preparada o fue una rapidísima reacción política que dejó sin respuesta a su rival aprista.
“Hay que recordar que el presidente puede indultar. Sería bueno saber si va a indultar a Montesinos”, insistió.
García no dijo ni sí ni no. Simplemente pidió retomar los temas de fondo y no seguir con “un asunto policial judicial”. El golpe más duro para Humala fue cuando García habló, aunque con mucha sutileza, de la toma de la comisaría de Andahuaylas, acontecimiento que protagonizó su hermano Antauro en el que perdieron la vida cuatro policías.
El tema en debate era el de la seguridad ciudadana. Con agudeza, el aprista dijo que su partido quería fortalecer a la Policía y no “asesinarla”. Humala pisó el palito.
“García ha hablado sutilmente de asesinato de policías, de eso responderá mi hermano”, dijo.
Entonces, apoyado en el podio, Alan García sonrió. “Hay una frase popular que dice: soy su hermano pero no sé nada. Aunque haya llamado desde Seúl para dar su apoyo al asesinato de 4 policías y a la destrucción de bienes públicos en Andahuaylas…”, arremetió.
Desinformado
Los ataques en el encuentro tuvieron algunas variantes, como cuando García corrigió a Humala por un par de datos imprecisos que dijo durante su discurso: “Quiero decirle al señor Humala que Eduardo Bruce no es presidente de directorio de IRTP hace un año y que los presidentes regionales ya son elegidos democráticamente”.
Hubo también amenazas encubiertas, sazonadas con un poco de ironía. El líder nacionalista afirmó que en un gobierno nacionalista reabriría el centro de reclusión conocido como El Sepa.
“Ahí irán nuestros funcionarios corruptos. No se sorprenda si en el corto plazo ven a ex presidentes y altos funcionarios en un programa que llamamos de Selva Emprendedora”, dijo en clara alusión a Alan García.
Las afirmaciones de Humala merecieron la queja de García, quien le dijo al moderador, Augusto Álvarez Rodrich, que el debate estaba descendiendo su nivel.
Habría que agregar que aunque Humala fue el que trató de llevar el hilo conductor del debate, el que durante toda su participación haya leído y aún así haya tartamudeado no juega para nada a su favor.
Tal vez la performance de ambos candidatos se resuma en su participación final: un atropellado líder nacionalista prometiendo que de ser presidente no cobrará más que su sueldo de militar en retiro y propulsará la instalación de una asamblea constituyente, y un sereno –casi imperturbable– García prometiendo un cambio pero con orden, sin odios ni confrontaciones.
Si alguien esperaba aclarar ideas y conceptos en el encuentro de anoche, es posible que aún hoy siga en la espera.
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Source: La Republica, 22 de mayo del 2006
¿Fue un debate?
La Primera, 22 de mayo del 2006

– Varios minutos antes de la hora, García llegó en su camioneta cherokee, pero Humala se retrasó.
– Cuando Humala iba a hablar, el moderador retiró una pequeña bandera que éste colocó en su podio.
– García controlaba bien los tiempos y dominaba la escena, pero Humala debía interrumpir sus disertaciones.
– Humala recordó que el ex secretario general del APRA, Agustín Mantilla, recibió dinero de Montesinos.
– La tensión llegó hasta el final, pues en el usual abrazo, Humala palmoteó con fuerza el brazo de García.
– Las propuestas no fueron bien debatidas, pero entre Alan García y Ollanta Humala, en cambio, abundaron las puyas y los ataques personales.
La expectativa que generó el debate presidencial entre los candidatos de UPP, Ollanta Humala, y del APRA, Alan García, quedó insatisfecha, debido a que en lugar de priorizar las propuestas prefirieron atacarse mutuamente y repetir lo que ya habían dicho durante la campaña.
El ingreso de los candidatos al Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú fue por la puerta lateral, en la calle San Martín, a media cuadra de un local aprista, cuyos militantes no dejaron de corear lemas como “Alan, seguro, a Ollanta dale duro”, manifestación a la que Humala aludiría posteriormente para justificar su retraso.
Varios minutos antes de la hora programada, García llegó en su camioneta cherokee, pero Humala llegó con retraso. Su demora motivó que el moderador, Augusto Álvarez Rodrich, explicara las reglas del encuentro sin su presencia.
Humala tarda
El debate comenzó a las 8:15 pm. García saludó a todos menos a su contendor a quien criticó por su tardanza. Cuando le llegó el turno a Humala, el moderador le solicitó que retire una pequeña bandera que éste había colocado en el podio.
El candidato se negó y dijo que no veía razón para hacerlo, porque “nos pertenece a todos”. Álvarez Rodrich tuvo que retirarla porque esto no estaba previsto en las reglas.
Humala intentó justificar su tardanza: “La demora no se debe a mí sino a unos simpatizantes apristas que nos han dado la bienvenida”. Sin embargo, no respondió cuando García le dijo que había estado de paso en el Queirolo.
Lo cierto es que el candidato de UPP estuvo en la fuente de soda El Libertador, en donde compró una botella de agua.
García controlaba bien los tiempos y dominaba la situación, mientras que Humala debía interrumpir sus disertaciones abruptamente porque se le terminaba el tiempo.
Puyas
La primera puya del nacionalista vino cuando presentó un informe que señalaba que 17 mil niños murieron en los últimos años del gobierno de García, como consecuencia de la crisis económica.
García respondió diciendo que al bajar el precio de los combustibles en 30%, el país perdería 5,000 millones de soles. Ante el anuncio de Humala de reabrir el antiguo penal El Sepa para que los funcionarios corruptos trabajen en la agricultura, García retrucó señalando que “parece que el debate está cayendo de nivel”.
El aspirante de UPP también mostró un expediente supuestamente de García, que aludía a un proceso judicial en Arequipa por cobro irregular de su pensión de ex presidente. E insistió en que el aprista responda si liberaría o no a Montesinos.
“Fue usted quien dejó libre a Montesinos, el día del Karisma, cuando protagonizó un extraño episodio circense”, respondió García.
Humala, a su turno, recordó la reunión en la que el ex secretario general del APRA, Agustín Mantilla, recibió dinero de Montesinos. “Dejemos atrás la violencia o los grupos paramilitares como el de Rodrigo Franco, que operó durante el gobierno de García”, añadió.
Tras este intercambio de guantazos, más tarde replicaría el aprista: “No entramos en temas de fondo porque nos estamos perdiendo en una situación policial judicial”.
Ollanta Humala llega tarde
Por haber decidido ir a pie hasta el local del debate, Ollanta Humala llegó con casi diez minutos de retraso. Por eso el moderador, Augusto Álvarez Rodrich, se vio obligado a iniciar la ceremonia sin su presencia.
Humala tuvo que ingresar a su lugar cuando Álvarez estaba haciendo uso de la palabra sólo ante Alan García.
Invitados
Por UPP asistieron Carlos Torres Caro, José Vega, Félix Jiménez,
Gonzalo García, Edmundo Murrugarra, Ronald Barrientos, Fernando Garivoto, Humberto Pío, Margarita Villanueva, Martín Belaunde, Nadine Heredia, Mercedes Jiménez, Teófilo Casas y Walter Aguirre.
Por el APRA, Benedicto Jiménez, Enrique Cornejo, Hugo Otero, Jaime Espinoza, Javier Velásquez Quesquén, Pilar Nores, Jorge del Castillo, Hernán Garrido Lecca, Luis Giampietri, Luis Nava, Mercedes Cabanillas, Mauricio Mulder, Luis Gonzales Posada y Luis Guibellini.
Debate: al final, más fue el ruido que las nueces
Por: Óscar Miranda
Peru 21, 22 de mayo del 2006

Humala llegó con retraso y lanzó más ataques. García fue más ordenado y vinculó a su rival con Montesinos.
La imagen que mostraron las cámaras fue breve, lo que dura un parpadeo. El candidato presidencial aprista, Alan García, y el moderador, Augusto Álvarez Rodrich, estaban en sus lugares. El podio de Ollanta Humala se hallaba vacío. El líder nacionalista había llegado 15 minutos tarde al debate, y lo que dijeron él y su contrincante durante los 90 minutos siguientes quedó, de alguna manera, marcado por ese detalle casi anecdótico. En el evento electoral más importante antes de la segunda vuelta, García -sin que lo pidiera- partió con ventaja.
No fue la pelea entre David y Goliat, ni entre Rocky Balboa y alguno de sus ocasionales rivales. El líder aprista no se dio un paseo. Aunque quizá a muchos les hubiese gustado que uno de los dos terminara noqueado sobre la lona, ni García propinó puntapiés ni Humala metió culatazos. Fue un intercambio de propuestas sobre el que planearon las sombras de Montesinos, Mantilla, Hugo Chávez y Antauro Humala. Pero, quizá para decepción de algunos, no hubo sangre.
En intervenciones de seis minutos para cada uno de los cinco temas acordados, el postulante aprista y su contendor nacionalista se esforzaron en presentar sus más importantes proyectos para acabar con la pobreza y para mejorar las condiciones de vida de los peruanos. Sierra Exportadora, Agua Para Todos y defensa de los derechos laborales, por un lado. Renegociación de contratos con las transnacionales, nueva Constitución y lucha anticorrupción por el otro.
Si alguno convenció a más electores que el otro con sus exposiciones, eso se sabrá el próximo 4 de junio, a la hora en que hablen las urnas.
CUESTIÓN DE ESTILOS. Lo primero que hizo García, además de aguijonear a Humala por su tardanza, fue enfatizar que él encarna un “cambio responsable” y que quiere gobernar en una democracia con respeto a las libertades fundamentales y con tolerancia a la crítica, sin “autoritarismo ni verticalidad ni abuso”. Mencionó la palabra “cambio” varias veces. Tenía la mirada seria y el ceño fruncido y, excepto por alguna sonrisa furtiva, así permaneció durante todo el debate.
Humala, en cambio, sonrío más. Con sus primeras palabras, aseguró que había llegado tarde debido a que un grupo de apristas quiso darle la “bienvenida” en el camino. A lo largo de su alocución, sorprendió con un lenguaje que, en algunos momentos, recogía términos de la calle como “fregado”, “amarrado” y “chamba”, y que, en otros, al abordar asuntos de economía, recitaba un libreto bastante más difícil de digerir.
En el primer bloque, dedicado a la Democracia, Gobernabilidad y Derechos Humanos, fueron evidentes las diferencias de proyectos entre uno y otro candidato. García sostuvo que para cambiar el sistema político no era necesaria una Asamblea Constituyente. Humala insistió en que sí lo era, y denunció que el Estado había sido “secuestrado” por los grupos de poder. Su rival advirtió del peligro de espantar los capitales extranjeros.
Al tocar este tema, también fue dispar la solvencia con que cada uno expuso sus ideas. Por ejemplo, el ex presidente mencionó cuatro promesas -hacer respetar las horas extras, terminar con el despido arbitrario, eliminar los services y permirtir la libre desafiliación de las AFP- en aproximadamente 20 segundos. El militar en retiro ocupó sus tres primeros minutos en desarrollar su diagnóstico de los problemas del país y, cuando empezó a explicar sus propuestas, se le acabó el tiempo.
DAME GASOLINA. En el segundo bloque, dedicado a Política Económica y Lucha contra la Pobreza, el postulante nacionalista soltó la primera de sus grandes promesas: reducir en un 30% el precio de los combustibles y en un 25% el del gas doméstico. Repitió, además, su propuesta de revisar los contratos con las transnacionales y el TLC suscrito con los Estados Unidos.
A su turno, luego de mencionar sus proyectos de Sierra Exportadora y Agua Para Todos, así como su propuesta de exonerar del IGV a las municipalidades, echó por tierra la gran oferta de su opositor asegurando que si se bajara el precio del gas, Cusco dejaría de percibir 50 millones de soles de regalías, y que si hacía lo propio con el de los combustibles, el Estado perdería 1 millón de soles, suma que bien podría ser la que cubra el pago de los pensionistas.
La tensión que se vivía durante el intercambio de ofertas apenas amainaba en los intermedios comerciales. Durante esos dos minutos, ambos candidatos consultaban con sus respectivos asesores de imagen: Hugo Otero, en la tienda aprista, y Alessandro Pucci, en la nacionalista. En alguno de esos interludios, incluso, Nadine Heredia se acercó a su esposo, probablemente para darle consejos y ofrecerle palabras de aliento.
GOLPE BAJO. Pero Ollanta Humala no parecía necesitar frases de ánimo para envalentonarse. Fue al abordar el tema Política Social y Política Anticorrupción cuando, sin que le temblara la voz, metió el primer gran codazo: dijo que en su gobierno se eliminaría la prescripción de los delitos de corrupción, e invitó a su contendor a que, en esta nueva situación, “limpie su honor” de las acusaciones de enriquecimiento ilícito que enfrentó en el pasado.
Anunció, además, que reactivaría el tristemente célebre penal El Sepa, en el departamento de Madre de Dios, para que allí sean encarcelados los funcionarios corruptos, “incluyendo a los ex presidentes”. “Allí emprenderán un programa que le llamamos Selva Emprendedora”, afirmó con sorna. Luego manifestó que era claro que Montesinos, tras haberlo acusado de que montó una farsa con el levantamiento de Locumba, parecía haber elegido como su candidato al ex gobernante aprista.
Aunque mantuvo el gesto adusto durante casi todo el debate, García lució más preocupado en exponer sus planteamientos que en responder las embestidas de su contrincante. Sin embargo, cuando debía hablar sobre lo que haría para impulsar la Descentralización, olvidó el compromiso que había hecho horas antes y también utilizó a Montesinos -y su fuga por mar el mismo día del levantamiento de Locumba- para desacreditar a Humala.
En este momento, las cosas empezaron a ponerse más tensas. El candidato nacionalista trajo a colación a Agustín Mantilla y los millones de soles que recibió del ‘Doc’. El aprista, al hablar de la Seguridad Ciudadana, denunció que el proyecto humalista pretende “destruir” a la Policía Nacional al entregarla al control de las municipalidades. Humala, tras rebatir esta denuncia, recordó al Comando Rodrigo Franco. Como réplica, García aseguró que su partido quiere defender a los policías, no asesinarlos, “como ocurrió en el ‘Andahuaylazo'”.
RENUNCIA AL SUELDO. El debate terminó con una promesa y con una invocación. El líder de UPP anunció que de ser elegido no cobraría su sueldo como presidente sino que sólo recibiría su pensión de militar en retiro. Su contendor se dirigió a Dios y le pidió que ilumine a los peruanos. El primero se había mostrado más risueño y había lanzado más golpes bajos. El segundo, con un talante más severo, había demostrado mayores conocimientos de diferentes problemáticas y, en conjunto, había ofrecido más.
Al salir, ambos se mostraron satisfechos con el encuentro y sostuvieron que, pese a todo, había sido un debate alturado. Atrás quedaba toda la tensión de las horas previas. Por la tarde, el upepista Daniel Abugattás había adelantado que ya no propalarían el supuesto audio entre García y Montesinos porque no les habían dado “facilidades técnicas”. Por la mañana, el propio ex mandatario había querido bajarle la expectativa al encuentro argumentando que no cambiaría mucho los resultados y que, descontento con la estructura del debate, iría sólo por cumplir. La expectativa, sin embargo, había seguido latente. Al final, sin grandes performances, las nueces no estuvieron a la altura del ruido.
“Vamos a llegar a Palacio de Gobierno”
Por Sheilla Díaz
La Republica, 22 de mayo del 2006

DESPUÉS DEL DEBATE
• Humala pide a sus seguidores “estar atentos y alertas” para evitar un supuesto fraude electoral el 4 de junio
• Daniel Abugattás agredió verbal y físicamente a periodistas al intentar ingresar al lugar del debate
• Pegó a periodista y lo denunció.
Luego de la confrontación de programas de gobierno que sostuvo con Alan García, Ollanta Humala dirigió un mitin a los cerca de doscientos militantes de su partido que lo esperaban en el local de Paseo Colón.
Con toda la energía que le quedaba luego del debate de hora y media, Humala demandó a sus seguidores a “estar atentos y alertas” para evitar un fraude electoral que supuestamente se estaría maquinando para arrebatarle su victoria en la segunda vuelta. Según el aspirante nacionalista, existe una “campaña de mentiras” urdida por los medios de comunicación y las encuestadoras para relegarlo en las preferencias.
“Según ellos, ya nos sacaron como 40 puntos. ¡Es mentira! Encabezamos las encuestas a nivel nacional. ¡Vamos a llegar a Palacio de Gobierno el 28 de julio!”, expresó Humala.
Las agresiones
Al término del mitin se retiró sin dar ninguna declaración. Tampoco ofreció disculpas por el escándalo que protagonizó Daniel Abugattás, antes del debate.
El virtual congresista y ex vocero de UPP volvió a protagonizar un penoso incidente. Pero esta vez Abugattás pasó de las palabras a las agresiones físicas.
Al intentar ingresar acompañado de un grupo de humalistas por las cercanías del Museo de Arqueología, en donde se desarrollaría el debate, Abugattás atacó verbal y físicamente a varios periodistas. Abugattás agredió al fotógrafo de El Comercio, Enrique Cúneo, cuando lo fotografiaba durante su forcejeo con la Policía para ingresar con militantes hasta el lugar de la polémica. En ese instante, Abugattás empujó la cámara de Cúneo y le propinó un golpe. El fotógrafo respondió con un manotazo. Después del hecho, Abugattás intentó defenderse y dijo que fue el periodista quien lo había atacado.
Minutos más tarde, y en un nuevo intento por ingresar a una zona restringida, Abugattás atacó a la reportera de Panamericana, Janet Mori, quien solo buscaba una declaración del congresista electo. Abugattás, encolerizado, le arrebató el micrófono a la reportera.
Alan: ‘Estoy satisfecho con el debate, ahora a mantener la serenidad’
Por Herbert Holguín V.
La Republica, 22 de mayo del 2006

• Candidato aprista afirma haber presentado una propuesta “para que el país camine a paso firme”
“Muy satisfecho”, así dijo sentirse el candidato aprista Alan García Pérez al finalizar su exposición.
En rápidas declaraciones a la prensa aseguró que con su participación en el debate presidencial su agrupación ha “contribuido una vez más a que la democracia de nuestro país pueda caminar con paso firme y derecho”.
Solo una mancha
García aseguró que tanto él como Ollanta Humala mantuvieron un “buen nivel” durante la presentación televisada, aunque condenó la tardanza inicial de su contrincante, lo que llevó a que el inicio de la confrontación se postergara por quince minutos.
“Es muy penoso. Al parecer mantenemos la hora Cabana”, señaló García aludiendo a la forma en que se bautizaron las tardanzas del presidente Alejandro Toledo.
A pesar del percance, García Pérez se mostró esperanzado en que el debate de ayer permita que se desarrolle “una buena comunicación entre los cuadros políticos de ambos movimientos, cualquiera sea el resultado”.
La cábala del Apra hasta el fin de la campaña, aseguró Alan García, será la serenidad. “Tal como la hemos mantenido, no creo que haya que meterse golpes bajos”, dijo.
Luego de estos comentarios a la salida del debate, García abordó su camioneta con dirección a su domicilio de Chacarilla. No ofreció más declaraciones. Hoy viaja a Iquitos para continuar con su campaña.
Tranquilo, ordenado y concertador. Esta fue la imagen que el partido de la estrella intentó proyectar no solo en el discurso de su candidato en pleno debate, sino en la conducta de los apristas que se congregaron en los alrededores del Museo de Arqueología.
Y lo lograron: a diferencia de sus contrincantes, que trataron de burlar el cerco policial en distintos puntos, los seguidores apristas optaron por reunirse en el local partidario más cercano, a espaldas del recinto en donde su líder debatía.
Por su parte, el secretario general del Apra y negociador del debate, Jorge del Castillo, afirmó sentirse orgulloso del encuentro.
Afirmó que, más allá de las “cosas menores”, con el debate de ideas “la ciudadanía va a formar mejor su criterio” antes de votar.
Del Castillo agregó que su líder ha superado y reconocido errores anteriores, y que así está “dispuesto a pedir una segunda oportunidad el 4 de junio, día de las elecciones”.
El dato
HORAS ANTES. Ollanta Humala, al ser criticado por García debido a su tardanza, dejó entrever que se debió a que militantes apristas obstaculizaron su paso.
Rivales, pero muy parecidos
Por Emilio Camacho
La Republica, 22 de mayo del 2006

EL ANÁLISIS PROGRAMÁTICO
• Alan García y Ollanta Humala coincidieron al menos en siete propuestas durante todo el debate
• Sin embargo se diferenciaron en sus posturas sobre el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y la vigencia de la actual Constitución.
De una segunda lectura de las propuestas esbozadas por Alan García y Ollanta Humala en el esperado debate presidencial, solo puede salir una conclusión: en el tema programático, ambos candidatos se parecen demasiado.
Los representantes del Apra y UPP coinciden al menos en siete ideas. Los dos quieren que se restablezca la jornada escolar completa y que se instituya un programa de Analfabetismo Cero; también, que se reduzca el precio del gas doméstico y que se permita la libre desafiliación de las AFP. El tema laboral los hermana aún más, pues los dos defienden la jornada laboral de ocho horas y el pago de horas extras. Esto se suma al hecho de que comparten el modelo de regionalización transversal.
Con este parentesco, muchos se deben preguntar dónde residen las principales diferencias de García y Humala. Anoche, los candidatos zanjaron muy bien este tema.
Mientras Alan García anunció que lucharía por el restablecimiento de la Constitución de 1979, Humala rechaza el capítulo económico de la Constitución fujimorista, y eso lo llevó a anunciar que promoverá el establecimiento de una Asamblea Constituyente.
Sus posturas son irreductibles en ese punto. Tanto, como lo son en lo que se refiere al Tratado de Libre Comercio con EEUU.
Ollanta Humala fue enfático al afirmar que revisará el acuerdo comercial firmado recientemente por el gobierno de Alejandro Toledo, y se dio tiempo para exigir a García que fijara una posición sobre este asunto. Lo hizo hasta en dos ocasiones, pero el líder del Apra no respondió. Apenas ensayó respuesta cuando sostuvo que se buscarán mecanismos de compensación para los sectores que puedan ser afectados con el acuerdo.
Sin mayores novedades
García tampoco dijo nada en materia de Derechos Humanos. Humala, que no aprovechó este silencio para fustigar a su rival, prometió en cambio cumplir con las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Hasta mencionó algunas cifras que no están incluidas en su programa de gobierno, como la entrega de 150 millones de soles a las comunidades y familias afectadas por la violencia política.
Tan solo la propuesta humalista de reactivar la colonia penal del SEPA, y el Plan Sur de Alan García (para garantizar la gobernabilidad en departamentos del sur) fueron algunas novedades de un encuentro que algunos consideran poco productivo para los candidatos.
ANÁLISIS
Carlos Reyna, Analista politico: “Hubo notorias coincidencias”
En el debate se han registrado más diferencias de estilo que de propuestas. Estaba claro que las coincidencias programáticas eran notorias. Alan García, por ejemplo, que inicialmente calificó como un acto de demagogia hablar de una reducción del 30% en el precio del combustible, terminó diciendo que es posible reducir el precio, aunque no con ese porcentaje. Humala, entretanto, ha recurrido por primera vez a las propuestas de corte efectista como la reactivación de la colonial penal del Sepa, o la renuncia al sueldo de Presidente. Si hablamos del tema programático, se pueden distinguir dos niveles en el debate. Uno primero en el que se trató el tema social, y que estaba incluido en las tres primeras preguntas.
En este punto, Ollanta Humala tuvo un mejor manejo pues graficó de manera más clara la situación social. Por ejemplo, cuando dijo que la gobernabilidad le aseguraba paz social sólo al gobierno, y no a la población, que el Estado sólo es apropiado para una élite. Creo que aquí Ollanta ganó algunos puntos.
Pero cuando se abordó en las dos últimas preguntas cuestiones basadas con el manejo institucional, entró en juego el mayor conocimiento político de Alan García. Se notó a un Humala bastante bisoño en el manejo de estos temas. Es en este tramo que Alan saca ventaja, y Humala empieza a dudar.

Written by Michael Ha

May 22nd, 2006 at 7:03 am

Posted in Political Parties

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