Peru Election 2006

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Ollanta Humala and the Left

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Alberto Moreno, leader of the Movimiento Nueva Izquierda, recognizes the similarities between the ideas of his party and those of Ollanta Humala’s Union Por el Peru. Javier Diez Canseco, of the Partido Socialista, however, argues that neither of the presidential candidates in the runoff election deserves the support of the left.


Movimiento Nueva Izquierda anuncia apoyo a Ollanta Humala
La Republica, 24 de mayo del 2006

• Alberto Moreno asegura que su agrupación y UPP tienen varias coincidencias programáticas.
El líder del Movimiento Nueva Izquierda, Alberto Moreno, anunció la mañana de ayer el respaldo de su agrupación (0,276% de los votos) a la candidatura de Ollanta Humala. Una decisión que argumentó haber tomado por las coincidencias programáticas que existirían entre UPP y el MNI en aspectos concretos como la voluntad de trabajar por una nueva Constitución, el cambio del modelo económico, la lucha contra la corrupción y la integración latinoamericana.
“Hemos sopesado las consecuencias políticas de esta decisión, pero no podemos obviar que un gran número de votantes de UPP son parte del electorado histórico de la izquierda”, aseveró.
Moreno obvió recordar, eso sí, que fue Humala quien en la primera vuelta abandonó el MNI para pactar con UPP cuando el acuerdo con la agrupación de izquierda estaba casi cerrado.
Del mismo modo también cambió de tema cuando se le evocó la denuncia pública que hizo en febrero de este año. Esa vez acusó al ex militar de autoritario y de haber plagiado el plan de gobierno del MNI. Una razón que sin duda explicaría las coincidencias programáticas entre los dos partidos.
La clave
REUNIÓN. Alberto Moreno anunció una reunión con Ollanta Humala en el transcurso de los próximos días.
Candidaturas inendosables (II)
Por Javier Diez Canseco
La Republica, 24 de mayo del 2006

“Los socialistas somos conscientes de que ninguno de los candidatos representa las reivindicaciones progresistas u ofrece la integridad indispensable para la transformación del país”.
Con la segunda vuelta a 11 días, el desconcierto ciudadano no disminuye sino que se acrecienta. ¿Cómo se entiende el discurso reformista y hasta “pro laboral” que exhibe García con el descarado compromiso de los grandes medios y la derecha más conservadora alrededor de su postulación? ¿Cómo ensamblar las dudas sobre la seriedad de “alzamiento” de Locumba por parte de los Humala, con la “intervención electoral” de Montesinos en la campaña buscando “echar” los vínculos de Humala con la reelección y con su propia fuga del país, en un operativo que recuerda a los psicosociales y las oscuras conversaciones de Mantilla con él en la salita del SIN? ¿Cómo leer las recientes “declaraciones” de Fujimori sobre la evolución de García sin desligarlas de su campaña con Giampietri y Kouri? ¿Cómo entender el compromiso que Humala declara con las conclusiones de la CVR si se mantienen en pie las acusaciones sobre delitos de lesa humanidad en Madre Mía y se incrementan los testimonios, incluyendo a militares comprometidos?
El debate del domingo aclaró poco, aunque Humala comenzó con un lenguaje más directo que se fue apagando. Ninguno tocó el tema Fujimori. Ninguno explicó como financiarían sus ofrecimientos. Nada se dijo sobre una Reforma Tributaria, que haga que “pague más quien gana más”. Nada sobre el escandaloso proceder del gobierno de Toledo de no cobrarles regalías mineras a las multinacionales, ni sobre la revisión de los contratos de estabilidad tributaria y los privilegios de que gozan los más poderosos, que nos dejan sin recursos para la educación y la salud o para el apoyo al agro y la pequeña y micro empresa. Cierto que Humala se refirió a un tema estratégico que venimos planteando hace tiempo: recuperar nuestros recursos naturales como instrumento para el desarrollo y como fuente de ingresos para financiarlo, ante el silencio de García. Pero ni siquiera mencionó a los gobiernos regionales apristas, que nunca han reclamado lo que les corresponde en Cajamarca (Yanacocha), Áncash (Barrick) o Arequipa (donde el caso de Cerro Verde es clamoroso). La deuda externa ni se mencionó y el TLC no ameritó un análisis, pues García lo eludió –olvidando su compromiso de que si lo firmaba Toledo entonces él retiraría la firma, que ahora ha sustituido por proponer un TLC “servinakuy”, a prueba– cumpliendo con el pacto que tiene con UN y con PP de postergar el tema para imponerlo después de la segunda vuelta.
No son pocos los que planteaban endosar su voto a García como mal menor frente a lo que consideran la amenaza antidemocrática de Humala y ahora dudan. Las actuaciones de Montesinos, Fujimori, Kouri y Giampietri los escarapelan. ¿No terminarán fortaleciendo con su voto una opción que tiene ya los arreglos bajo la mesa con el fujimontesinismo? ¿No volverán al viejo estilo del copamiento partidario del Estado? ¿Contribuirán a un país con algo de equidad y justicia con una propuesta gubernamental como la de Alan García que desliza nombres de potenciales Ministros de Economía con clara opción neoliberal a ultranza, como el caso de Luis Carranza –ex viceministro de PPK– o Luis Felipe Arizmendi, jefe del Plan Económico de Unidad Nacional. ¿No eran los teóricos de la “candidata de los ricos”?
Si García no es una opción aceptable para quienes creemos en una democracia –con libertad y justicia social– Humala tampoco puede serlo. Ya hemos vivido la experiencia de presidentes elegidos sin programa, sin trayectoria sin partido organizado. Terminan en manos del poder militar, mediático y, ciertamente, económico. Allí están Fujimori o Gutiérrez en Ecuador. Más aún cuando no sólo tienen una foja de servicios con acusaciones no aclaradas, sino que se rodean de personajes siniestros: desde su vicepresidente Torres Caro, colaborador de la mafia en la Fiscalía y enlace con Delgado Parker, hasta lobbistas y traficantes de influencias del mundo de los negocios, hasta jefes militares en retiro que fueron asistentes de los generales del fujimontesinismo o promotores del grupo Colina.
Muchos que simpatizan con un discurso de cambio propuesto por los socialistas y progresistas, ya no creen que baste con mirarle la boca a Humala, sino los pies y las manos, para conocer lo hecho y lo caminado, por lo que no se animan a endosarlo por las experiencias vividas. ¿Caminar a una tercera frustración con otro endose a ciegas? Más aún, cuando –una vez más, como Fujimori– el poder de la minúscula estructura política se asienta en el entorno familiar y militar, hay que ser ingenuos.
La desconfianza es una respuesta coherente. El país necesita mucho más que promesas. Se necesita haber tenido una conducta consecuente e íntegra, haber andado y andar por caminos de lucha y reivindicación, siempre al lado del pueblo. Esto no es lo que exhibe Humala en su función militar o “diplomática”.
Los socialistas somos conscientes de que ninguno de los dos candidatos representa las reivindicaciones progresistas u ofrece la coherencia y la integridad indispensable para llevar a cabo la transformación del país y jugársela por la refundación de la República. Por ello, la respuesta socialista no puede ser optar por el “mal menor” o por el “desconocido”, a ver qué sale. Nuestra respuesta debe ser reafirmarnos en el socialismo, sin endosar y legitimar candidaturas inciertas, cuidando nuestra independencia y capacidad de marcar el paso al gobierno que se elija y construir una opción popular realmente alternativa para forjar una Patria para todos.

Written by Michael Ha

May 24th, 2006 at 8:09 am

Posted in Political Parties

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