El “cipitio” en el Salvador Sheraton

El “cipitío” en el Salvador Sheraton se trata de la ofensiva masiva del FMLN que duró un poco menos de dos semanas en 1989. El presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, gobierna el país como uno en estado de sitio. Hay ley marcial, el toque de queda incluso, por casi todo el país, pero sobre todo en las grandes ciudades. Según el texto, agradable a leer, “la oligarquía, su ejército y los yankees imponen el terror de estado” (56). Vemos en las entradas del libro que hay gran corrupción en el gobierno, y como dice Susan, hay confusión y caos por todos lados. Susan sigue que esta situación de desorden es el resultado de la desinformación por los medios de comunicación, que tienden a apoyar al gobierno. Los medios neutrales o izquierdistas son silenciosos bajo una intimidación de la Fuerza Armada, el ejército salvadoreño que actúa en nombre del gobierno y los terratenientes.

 

Me parece muy interesante que los Estados Unidos están involucrados a todos niveles. Hay aviones y helicópteros, armas, tecnología, aun soldados especializados, todo suministrado por Washington. El presidente Bush Sr tiene interés en esta lucha anticomunista, y entonces las poblaciones civiles son convertidos en el nuevo objetivo. Nayid habla del ejemplo del horrible asesinato de los seis jesuitas académicos en la universidad Centroamericano del 16 de noviembre de 1989, hombres de paz, cristianos, porque eran “comunistas”. Esta atrocidad, cometida por miembros de la Fuerza Armada, fue condenada por muchos países. Según Jon, es uno de acontecimientos más importantes del libro. El mundo estaba conmocionado por esta noticia y empieza a interesarse de manera más profunda en las raíces de este conflicto. El mensaje del gobierno salvadoreño y de los Estados Unidos se vuelve cada vez más cuestionado: “la raíz del problema, que surge de una pobreza rampante entre el grueso de la población, en tanto la riqueza pertenece a una pequeña oligarquía” (65).

 

Me gustó mucho la presentación del libro, las imágenes, los poemas, el uso de la historia de lucha de los indígenas de El Salvador contra los invasores colonizadores en busca de tierras y gentes que explotar, aun aniquilar. Las leyendas indígenas, como la del “cipitío” que cambia mágicamente a los guerrillas en animales salvajes, nos hace apreciar más el texto y entender la mentalidad de los rebeldes modernos y los guerreros indígenas que protegían el país. Vimos este miso tema en No me agarran viva; el sacrificio por su país y las causas de los explotados es mucho más grande que la prosperidad individual. La década de los años ochenta, llena de atrocidades y abusos contra los derechos humanos, enseñaron a los rebeldes que el impacto armado más eficaz tiene que unir las fuerzas de la izquierda e involucrar las ciudades.

 

Alegria: No me agarran viva

Al igual que Nayid habla de Eugenia, en este post quiero analizar a Marina González, la “arquetípica mujer proletaria de El Salvador” (115). Marina, cuzcatleca de una tribu indígena que vive El Salvador desde hace siglos, creció en una familia muy grande y muy pobre; la casita era tan pequeña que “dormían hasta cuatro niños en una sola cama” (115). Su madre tenía que trabajar largas horas lavando y planchando ajeno para ganar necesidades para la familia. Marina asistió hasta el sexto grado de la escuela y después trabajó tres años en una fábrica de dulces y después se mudó a varias fábricas, siempre explotada, siempre al borde de la pobreza, hasta pedir un mejor salario al subgerente. Eventualmente la gerencia de las fábricas consideraba a Marina como subversiva; por eso ella no podía conseguir otro trabajo.

El marido de Marina, obrero, mejor pagado, trabajaba en una “fábrica gringa” donde “sintió la despiadada explotación a que está expuesta la gente trabajadora en El Salvador” (119). Marina, su marido, y sus cuatro hijos, tenían que vivir a dos horas en autobús de las fábricas en una casita lejana. La participación del marido en la organización de un sindicato luchando por mejores salarios y otras reivindicaciones resultó en una huelga en la cual la Guardia Nacional desalojó a los sindicalistas. A partir de entonces el marido estaba en la lista negra de sindicalistas reconocidos y no pudo encontrar trabajo por ningún lado. Pasó año y medio en Canadá trabajando en una fábrica y veía como vive la gente, en apartamentos, por ejemplo, bajo condiciones justas y derechos humanitarios.

Para Marina la educación de sus hijos queda una prioridad para que “sufrieran en menor escala” (121). En esta época Marina conocía a grupos religiosos que luchaban por derechos de los pobres y estaba “adquiriendo conocimientos” (123). Marina y su esposo se organizaron en grupos de sublevación en 1976. En efecto, “su marido se dedicó a tiempo completo a la revolución” (123) y Marina quedó responsable por cuidar a sus niños. En 1980, por había participado en varios tomas de ministerios y fábricas, la familia de Marina tuve que buscar refugio en Nicaragua. Por ejemplo, según una amiga religiosa de la aldea, un escuadrón de la muerte buscaba a Marina y su marido después de informaciones imprecisas de una colaboradora de las autoridades.

Lo que me impresiona más de este relato de la proletaria Marina, después de su “educación, después de darse cuenta que la gente trabajadora merezca derechos, es su reproche a su mamá justo antes de huir: “Si ustedes desde hace años hubieran luchado por la liberación de nuestro pueblo estuviéramos en diferentes circunstancias ahora” (126).

 

Argueta: Un dia en la vida

“A dios rogando y con el mazo dando” dice Lupe a mediatos del libro. Después de una existencia de pobreza y miseria, la vida cambia de manera importante con la llegada de nuevos ideas “comunistas” de los curas y otros campesinos idealistas. La idea es luchar para la gente porque nadie, desde siempre, no hace nada para los que trabajan en el dominio agrícola y viven en pueblos lejanos de los centros industriales. Con esta llegada de ideas modernas que unen la gente, viene las autoridades en forma de militares “parados con sus cantimploras, sus machetes y sus automáticos” y las consecuencias son eminentes. Lupe siga, siempre a mediatos del libro que “con esta gente no hay remedio, pero algún día las cosas van a cambiar” (p. 82). El marido de Lupe, José, o Chepe, está muy involucrado en estas costas; el don Sebas, dueño del terreno donde trabajan Lupe y José, al contrario, no entiende los problemas de los pobres y su causa noble de justicia.

Al principio del libro, las amenazas de las autoridades son incomprensibles según los campesinos. Pero estas amenazas son cada vez más crueles; la próxima etapa, como vemos en Réquiem por un campesino español, es el estado de atrocidades. Más tarde, después de tantos abusos dolorosos contra ella y su familia, Lupe hace hincapié a su “puta y católica vida” porque ahora se da cuenta que lo que pasa a su gente tiene motivación política. Las atrocidades son horribles, inimaginables, y el sufrimiento abominable. Una parte del origen de esta situación es, según los protagonistas, la colonización español de Hispanoamérica.

Lo que me fascina en esta lectura, es decir esta guerra en El Salvador, es la participación de la iglesia por el lado delos campesinos pobres, al contrario de lo que vemos en la Guerra Civil Española. Los curas, formados y educados en las ciudades, vienen con ideas modernas a los pueblos lejanos. Vemos las consecuencias de esto en Un día de la vida y en la película de Oliver Stone; la iglesia trata de ayudar a la gente y se está involucrada, es decir víctima de las atrocidades. Las autoridades atacan a los sacerdotes por su influencia con esta gente que busca remedio a su situación de explotación total. La idea de reunirse para reclamar salarios razonables o beneficios garantizados siempre se ve como un movimiento comunista y se hace una amenaza a las empresas multinacionales, sobretodo americanas. Los campesinos que quieren controlar parte de la producción y parte de las ganancias generales, representan una amenaza seria a la oligarquía de familias ricas que controlan esta industria, con la ayuda indirecta y a veces directa, de los Estados Unidos.

Los girasoles ciegos, John Parker

Alberto Méndez, con sus cuatro relatos de esta colección, crea una “derrota” total de los perdedores de la guerra civil española. Como para las víctimas en Réquiem por un campesino español, no hay intermedio para ellos que pierden una guerra. En Réquiem, por ejemplo, los que cuestionan el destino conservador, controlado por los terratenientes desde siglos, están matados y sus familias desgraciadas y destruidas. La familia de Paco, después de las atrocidades cometidas por los señoritos de la ciudad, incluyendo la muerte de Paco, queda una familia de locos y enfermos. La familia de Anastasio López Rubielos, soldado republicano fallecido durante la guerra en “El Tajo” de La cabeza del cordero, vive en la miseria sin esperanza de recuperación. Esta idea de no intermedio es aún más evidente en la obra de Méndez. El capitán Alegría, en “Si el corazón pensase dejaría de latir”, queda disgustado cuando piensa en las atrocidades cometidas por su propio ejército, los nacionalistas; matar al enemigo es más importante que ganar la Guerra.

En “Manuscrito encontrado en el olvido” Méndez presenta una familia que no tiene hogar en la España de la posguerra, una familia que está destruida huyendo hacia Francia. Como el capitán Alegría, la familia sobrevive por un momento, aun contra probabilidades increíbles, pero el fracaso es inevitable. Es muy interesante que el protagonista de “Manuscrito encontrado en el olvido” es un poeta, un artista moderna, como Federico García Lorca; tendría un tratamiento especial si se quedaba en el país bajo los fascistas. Juan Serna, soldado republicano encarcelado al fin de la guerra en “El idioma de los muertos” sigue esta idea de no hogar para los perdedores. Está esperando su condenación, aun jugando con ella para comprar más tiempo, pero sabe muy bien que no tiene futuro en el nuevo régimen fascista.

El relato más interesante para mi es “Los girasoles ciegos” porque no tiene desesperación total. Ricardo, académico, literario, enemigo del nuevo estado, sigue planificando escapar del país con su esposa y su hijo Lorenzo. El tratamiento de la familia, incluyendo los abusos del padre Salvador, es abominable. Al fin, para proteger a su familia, se arroja por el balcón para suicidarse e inculpar al padre Salvador, un último gesto de honra, la culminación de lo que es para Ricardo la libertad. Luchó durante la guerra por sus ideales y se escondió en su casa después. Lorenzo narra este cuento más tarde como homenaje a su padre; se pregunta porqué los fascistas tienen que estar tan brutales, tan opresores, contra los que piensan de manera diferente.

 

 

Salvador, John Parker

Nayid dice que la película a de Oliver Stone es una exageración et sí, respondo, absolutamente. Richard Boyle, el protagonista en la película, es periodista, fotógrafo y cinematógrafo, y ¡ojo!, responsable de la historia y de la producción de Salvador. No es solamente colaborador do Oliver Stone, sino brazo del director y motor de la perspectiva presentada por la película. En la discusión de después animada por Juan decidimos que hay demasiada información sobre el conflicto en El Salvador, la muerte de padre Ramiro, la participación directa e indirecta de los Estados Unidos, los rebeldes campesinos marxistas, Boyle jugando papeles por los dos lados del conflicto, para mencionar solamente unos elementos de la película. Juan dice que es siempre necesario verificar los hechos presentados por determinar el valor verdadero de las escenas de la película (incluso texto escrito) y eso es primordial. Una película americana típica, de Hollywood, generalmente trata de venderse más que educar a la gente.

El “papel imperialista” de los Estados Unidos, un tema importante en muchas películas sobre los conflictos políticos en las Américas, tal como Missing (1982), Ramiro(198?) y South of the Border (2009) (Ramiro y South también dirigida por Oliver Stone). Ursula dice que el gobierno americano es el antagonista, es decir partidario al poder abusivo salvadoreño de esta época conflictiva, en Salvador. El desarrollo de este antagonista es entonces estereotipado como generales americanos temerosos de una invasión comunista global; es un desarrollo limitado y simplista pero funciona muy bien para el mensaje Stone-Boyle. Ursurla tiene razón cuando apunta que Boyle, el protagonista, tiene un desarrollo más humano, más noble. Todo esto para evocar la simpatía y el acuerdo en el espectador.

Lo que me gusta en la película es la idea siguiente: “para descubrir la verdad, es necesario estar muy cerca de la acción”. Los periodistas estaban en las zonas de batalla, aún mezclados en el conflicto para sacar fotos y ver de primera mano lo que está pasando. Como vemos en la película, las entrevistas con los políticos son limitadas y hay siempre información escondida. Si, en una zona de conflicto armado, el acceso al terreno de los periodistas es bloqueado, esto debe de ser una luz intermitente que hay atrocidades muy cerca. Pienso en varios ejemplos recientes, por ejemplo Sri Lanka y el Medio Oriente. La libertad total de la prensa es parte de una democracia sana; la falta de esto, la censura, es un tema importante de los tres libres sobre la Guerra Civil Española de Ayala, Sender, Mendez.

John Parker

 

Réquiem por un campesino español, JP

Réquiem por un campesino español nos da el dilema frente a ciertos grupos antes y durante la guerra civil española. La iglesia, según Mateo, tiene un papel social muy importante en las aldeas que se hallan lejos de las ciudades. En la novela, las ideas modernas, revolucionarias, vienen de la ciudad y provocan conflictos entre la sociedad estratificada de las regiones agrícolas. Sobretodo, el papel de la iglesia, que representa los dos extremos que son la gente y la nobleza, se encuentra atrapada. El tema de la novela es el papel torturado de la iglesia, las decisiones, la posición tomada durante estos conflictos. Mosén Millán trata minimizar los efectos de la nueva era causada por el exilio del rey y las elecciones federales y municipales. Sabe muy bien que su existencia, la de la iglesia, es ligada directamente con las clases que mantienen la iglesia y, indirectamente, la sociedad entera.

No estoy de acuerdo con Mateo que Paco sea “el personaje más importante de todos” que “representa los españoles normales”. Para mí, mosén Millán es el protagonista, el personaje que se desarrolla, que interioriza los conflictos, que recuerda más tarde. Paco, como implica Jon, es un caricatura del bueno. Es inteligente, guapo (especialmente desnudo delante de las lavanderas), honesto, sencillo, simpático, trabajador, un líder natural, un buen cristiano. No es real, es simplemente un instrumento del autor. Otros caricaturas incluyen, por supuesto, la burguesía representada por los tres ricos Valeriano, Gumersindo, Cástulo, que son intermediarios entre el duque y la gente de la aldea. No es cuestión de su lealtad, de sus motivos, de sus ambiciones.

Jon dice que el tema de la novela es el fracaso de la iglesia en sus obligaciones con la gente. La iglesia es otro mediador, y esta vez las lealtades son mucho más complicadas. Es exactamente lo que vemos en mosén Millán: sus decisiones, a veces contra el bienestar de la gente, le causan dolor. El asunto de los pobres de las cuevas, la toma de los montes del duque por los campesinos, su participación en la captura de Paco, su asistencia al asesino de Paco, aun la celebración de la mesa de réquiem en la cual no hay gente, para mencionar solamente unas, representan decisiones, posiciones, justificaciones de alguien que quiere la paz y la estabilidad, sobretodo la obediencia religiosa. Siempre una institución conservadora, la iglesia se encuentra más tarde durante la guerra civil rechazada por la gente, es decir los republicanos, y servidor de los nacionalistas en su búsqueda de soldados italianos. Esto, por supuesto, es una simplificación grosera.

La cabeza del cordero (Ayala)

Este post es un comentario en tres temas: 1. Ayala como escritor, 2. unos relatos de la colección La cabeza del cordero, 3. la guerra civil en España. 1. La escritura de Ayala es muy abordable y un placer para leer. Desarrolla bien los personajes, se sirve de un narrador protagonista, y tiene un contexto histórico muy concreto. Hace muchas referencias a la literatura española, las obras de teatro, la poesía. Ayala es muy sabio de la sociedad española y para mi es obvio su atención a la guerra civil en España y su desenlace. Escriba como especialista de esta guerra complicada y de gran alcance; incluye detalles precisos y parece conocer bien la sociedad resultante, aun escribo y vive en Buenos Aires. 2. En “El mensaje”, durante la década conduciendo a la guerra, Roque, el narrador, trata de resolver el dilema del manuscrito misterioso, indescifrable. Su actitud es superior a la de sus primos Severiano y Juanita. Una intranquilidad, aun incomprensión, domina el retrato, la catástrofe viene. “El Tajo” habla mucho de Toledo, ciudad mítica de la cultura española. Eri y Candy, ustedes van a reconocer el Alcázar de Toledo, fortaleza de los nacionalistas durante la guerra, como escena de la obra de teatro Raquel (García de la Huerta, 1778) que leímos en el curso de Raúl. Recuerdo de un cuento de Carlos Ruiz de Azilú, “El Alcázar no se rinde”, que se trata del mismo tema de Guzmán el bueno, mencionado en capítulo VII de “El regreso”, mi relato favorito de esta colección. El narrador de “El regreso”, republicano, regresa en busca de traces antiguos, especialmente los de Abeledo González. Miente a la nueva dueña de la antigua casa de Abeledo, como lo hace el teniente Santolalla, nacionalista, a la madre de su víctima en “El Tajo.” La familia de su víctima, la familia de Anastasio López Rubielos, miliciano republicano, fue devastada durante la guerra; ahora es pobre y triste. 3. La guerra civil en España no tenía este título cuando Orwell participaba en Cataluña por los republicanos e escribía Hommage to Catalonia. Estudiando esta obra en una clase de inglés en los años 80, el profesor describía la “guerra en España” (Orwell) como una práctica de la segunda guerra mundial. El narrador de “El regreso” ve su antiguo café con su nuevo nombre y color de la paredes interiores y se da cuenta que su pasada está casi borrado. El personaje de Paulino, al fin de la obra de teatro Ay, Carmela! (Sanchis Sinisterra, 1986), se adapta a las costumbres de los ganadores de la guerra, incluso la ropa azul. Su persona antigua no existe más.

Hola de John Parker

Hola a todas y todos. Me llamo John. Soy profesor de francés y matemáticas al nivel segundario en Richmond, y me encanta la literatura española. Acabo de tomar el curso 495 el verano pasado con Raúl Álvarez Moreno sobre el teatro. Mi esposa es profesora de inglés y mis dos hijas estudian en McGill y la Escuela Segundaria Lord Byng. Tengo ganas de seguir este curso con ustedes, me parece muy interesante el contenido.

Hasta pronto,
John