Ollanta Humala as “Captain Carlos”
There is increasingly credible evidence to suggest that Ollanta Humala was Captain Carlos in 1992 when he was in charge of a military base responsible for counter-subversive activity. A growing body of testimony converges to suggest that during that time Humala was responsible for human rights abuses. Sofia Macher appeared on television in the program Ventana Indiscreta with Cecilia Valenzuela this evening and confirmed that in her view the allegations against Humala are credible.
The other major story regarding Humala is that he has asked all candidates to congress as well as vice presidential candidates to be prepared to step aside should they be asked to do so as part of a process of reorganizing the UPP-PNP alliance. The disarray within the party requires extraordinary measures to introduce a modium of cohesion and discipline. Disagreement continues to surround the candidacy of Torres Caro who is facing mounting evidence of sexual harassment during the periods in which he taught law in two academic institutions.
Ollanta Humala y sus soldados golpearon y raparon a mujer
Edmundo Cruz y Elizabeth Prado, Unidad de Investigación
La Republica
Peru, Lunes 06 de Febrero del 2006
Zonia Luis Cristóbal, su esposo Cirilo Rosales Tabraj y su hijo mayor Luis Enrique Rosales contaron a La República la historia del humillante atropello y saqueo de que fueron objeto por parte de Ollanta Humala Tasso, cuando este se desempeñó como jefe de la Base Contrasubversiva (BCS) Madre Mía, en 1992. Otros testimonios y evidencias así lo confirman.
Las primeras versiones referidas al “rape” de una tal ‘Sonia’ por parte del ‘Capitán Carlos’ se recogieron en Madre Mía, Tingo María y Aucayacu. Hasta que La República logró identificar y ubicar a la agraviada: Zonia Luis Cristóbal, en Jauja. Con nombre y apellidos rebuscados: Zonia con ‘Z’ inicial, y Luis como apellido.
En busca de El Dorado
La familia agredida salió de Madre Mía a mediados de los noventa en busca de refugio en su lugar de origen, Jauja. Los espantó no solo la debacle económica en que los dejó sumido el saqueo de sus dos tiendas, sino también los efectos del fenómeno El Niño. “Habíamos sembrado plátanos, pero vino la riada y se lo llevó todo. Fue la desgracia completa”, recordaría más adelante Zonia.
En Jauja encontramos a una familia deseosa de descargar vivencias contenidas por más de trece años. Relataron su dramática historia con fluidez y aceptaron la grabadora, aunque posteriormente el ruido de las actuales denuncias mediáticas contra Ollanta Humala los asustó. Nos comprometimos a gestionarles garantías y así hemos hecho. Zonia Luis Cristóbal y su esposo Cirilo Rosales Tabraj eran una pareja próspera de pequeños comerciantes, establecidos en el poblado de Madre Mía. Primero, se adelantó a la zona Cirilo, en 1979. Luego, a comienzos de los ochenta, trajo a Zonia y a sus dos vástagos. En el Alto Huallaga aumentaron la cuenta a cuatro.
No les fue mal. En 1989, cuando en Madre Mía se estableció una base militar para combatir el terrorismo y el narcotráfico, los Rosado-Luis habían conseguido ya montar la ‘Botica Madre Mía’, la única del lugar, y también una fuente de soda denominada ‘Aries’.
Deuda impaga
Ambos negocios estaban ubicados en plena Carretera Marginal, exactamente frente a la colina sobre la que se erigía la base militar. La cercanía convirtió al personal militar en la clientela principal de esos establecimientos comerciales, con derecho a crédito. Las cuentas tardaban para saldarse, pero se honraban. Las ventajas comparativas eran recíprocas. Los heridos en enfrentamientos podían ser atendidos en la botica con cargo a la cuenta de la base y a menudo la fuente de soda servía como centro de toda clase de reuniones. Doña Zonia, inclusive, lavaba la ropa del ‘Capitán Carlos’.
Hasta que esa armonía se rompió. La ruptura se produjo durante la gestión del ‘Capitán Carlos’ como jefe de la BCS Madre Mía, con 48 soldados a su cargo. Tanto Zonia Luis como su esposo e hijo no han vacilado en reconocer al capitán Ollanta Humala como el oficial que ellos atendieron en Madre Mía y que después los golpeó, saqueó y humilló. Lo han identificado al igual que otros testigos.
El desencadenante fueron las deudas impagas y probablemente determinadas intrigas. Había pasado dos meses y los saldos de la base ni siquiera se amortizaban, explica Zonia. Así que decidió cortar por lo sano. Envió a su esposo Cirilo a efectuar la cobranza ante el mismo despacho del ‘Capitán Carlos’. Pero transcurrieron varias horas y el enviado no regresaba. Preguntó a uno de los soldados y la respuesta fue desconcertante: Cirilo está detenido en el calabozo por orden del capitán. Zonia se alteró, atravesó la Carretera Marginal y subió hasta la oficina del jefe militar. Este arguyó que el comisionado se había puesto muy atrevido. Zonia discutió y reclamó, hasta que consiguió sacar a su marido del fortín.
Para peor, porque en la madrugada siguiente, una docena de soldados, incluido un suboficial y el propio ‘Carlos’, sin razón alguna, allanaron el predio de los Rosales-Luis. “Para justificarse, llegaron a acusarme de terrorista”, recuerda Zonia. Algunos pobladores comentan que, inclusive, los militares les sembraron droga.
“Rompieron el candado de un balazo, se metieron a la fuerza, y de frente se vinieron contra mí y mi esposo, y nos pegaron”, sigue rememorando Zonia. Ella tenía entonces 32 años, y su marido cincuenta.
Dos soldados la sujetaban a ella, y otros tantos a Cirilo, al que además tenían encañonado. Los cuatro hijos, menores de edad, asistían aterrados al ataque. Luis Enrique, el mayor, tenía 12 años, y aún recuerda con pavor el revólver incrustado en la boca de su padre, para amedrentarlo. El adolescente quedó traumado y a falta de psicólogos tuvo que ser atendido por el sacerdote Santino Brembilla, reverendo de la orden montfortiana, radicado mucho tiempo en Uchiza y hoy día la máxima autoridad de esa congregación a nivel mundial.
Maltrato y saqueo
Con Zonia se ensañaron. No solo la golpearon sino que la raparon. “Todo el pueblo de Madre Mía sabe lo que han cometido conmigo, un abuso feo. Hasta me han trasquilado mi cabello como si fuera un animal”, recuerda la dueña de la botica y de la fuente de soda.
Zonia ha revelado además que las deudas incluían las cuentas de una amiga muy cercana al ‘Capitán Carlos’, a la que los establecimientos comerciales cerraron el crédito por falta de pago. Esa amiga respondía al nombre de Milena. Zonia llega a sostener que la medida de rape habría sido instigada por esta persona.
La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos ha recogido una versión concordante. La declarante –cuyo nombre se reserva la Coordinadora por razones atendibles, pero cuya identidad puede ser confiada a las autoridades– afirma que “en Madre Mía el capitán Carlos le cortó el cabello a un señora llamada Sonia porque no quiso atender a su amante llamada Milena, la que actualmente vive en Aucayacu”.
La República ha identificado a la mencionada Milena y ha sostenido con ella una conversación que se dará a conocer posteriormente. Fuentes cercanas al Cuartel Los Laureles de Tingo María, sede de Batallón Contrasubversivo 313, también han aportado información sobre esta dama.
La incursión del ‘Capitán Carlos’ y su destacamento de 12 soldados más un suboficial no solo maltrató física y síquicamente a la familia Rosales-Luis, sino que saqueó su patrimonio. En varios años de actividad comercial en la zona, el esforzado matrimonio había acumulado ingentes ahorros en dólares y en pepitas de oro que no guardaban en el banco sino en su casa. Resulta que todo este caudal patrimonial se esfumó en aquella violenta y rapaz incursión contra el predio de los Rosales-Luis. Una vivencia que hasta hoy no olvidan.
Denuncia se ha perdido en Tingo María
Una denuncia contra los que resulten responsables del ataque a los esposos Zonia Luis y Cirilo Rosales y sus cuatro menores hijos fue presentada por el abogado Julio Anaya Arce ante el Poder Judicial, treinta días después de ocurrido el hecho, en una fecha no precisada de 1992.
La denuncia fue acompañada de una foto de la señora Zonia Luis Cristóbal, en la que aparece con el cabello totalmente cortado.
El recurso no es encontrado hasta hoy en los archivos del Juzgado de Tingo María. Tampoco ha sido posible hallar copia en el despacho de la defensa, sencillamente porque el abogado Julio Anaya falleció hace tres años y sus herederos descartaron toda su documentación.
* Mañana: Segunda parte del informe.
Víctor Raúl Daza, testigo de excepción
El docente Víctor Raúl Daza Torres fue director del colegio de Madre Mía durante 20 años (1970-90). Hoy dirige el Centro de Educación Ocupacional de Tingo María, localidad donde trabaja desde 1990.
Él recibió a Zonia Luis, en 1992, cuando esta llegó a Tingo María para denunciar el abuso de que había sido víctima por parte de las autoridades de la base de Madre Mía. Hemos recogido su testimonio en su propio domicilio.
“La señora Zonia vino a Tingo María con el cabello cortado. Llegó en busca de ayuda porque fuimos muy vecinos, muy amigos en Madre Mía”.
“Le recomendamos que tomara un abogado. Se hizo acompañar por mi esposa. Fueron donde el abogado Julio Anaya Arce. Él les mandó a tomar una foto para que se tomara una vista y se presentara con la denuncia. Lamentablemente, el doctor Anaya falleció hace tres años”.
“La denuncia fue presentada posiblemente al Poder Judicial. El resto no sé. Sabe Dios en qué habrá quedado, porque al final no se supo nada. La señora tampoco pudo venir desde Madre Mía y abandonó el juicio”.
“La intención del gobierno fue tal vez pacificar la zona, pero no en esa forma, chocar con gente inocente, con gente humilde que brindaba servicio a los militares”.
“Abusaron de gente que estaba a su lado, que les brindaban el servicio, cuando los verdaderos subversivos estaban metidos en el monte”.