Interview with Antauro Humala
Very interesting interview with Antauro Humala. It looks like the Peruvian intelligence service (SIN) knew about the plans for the Locumba uprising, maybe even exploited it, which is different from saying it was behind the uprising. According to Antauro, the uprising was a reaction to the compromise in which Fujimori would remain in office for one year before new elections would be held.
El SIN conoció preparativos del levantamiento de los Humala
Por Edmundo Cruz, Unidad de Investigación
La Republica, 24 de mayo del 2006
Y DEJÓ ACTUAR
• Tres días antes de la rebelión de los Humala, la inteligencia militar detectó una carta de adhesión del comandante Cronwell Espinoza, jefe de batallón en Cajamarca
• El adherente fue relevado al día siguiente pero la conspiración siguió su curso.
La carta, cuya copia reproducimos al lado, está fechada en San Ignacio, Cajamarca, el jueves 26 de octubre del 2000. Dice así: “Promoción: Entramos a la historia infantes y artilleros por el Perú. ¡Nuestra causa no sólo es justa, además es gloriosa¡ Viva el Perú. PD. Mis respetos a los valientes soldados que te acompañan. Cronwell. TC Comandante del BIS No. 111”.
El firmante, teniente coronel de infantería Cronwell Espinoza Sotomayor, era en esa fecha comandante del Batallón de Infantería de Selva (BIS) No. 111, con sede en San Ignacio, Cajamarca.
El mensaje estaba dirigido al mayor en situación de retiro Antauro Humala Tasso, quien ese día se preparaba para viajar a Locumba, Tacna, al encuentro con su hermano, el comandante Ollanta Humala, y protagonizar el levantamiento armado que estalló en la madrugada del domingo 29 de octubre del 2000 en el Fuerte Arica.
Cronwell y Antauro son miembros de la misma promoción 1985 “De los Héroes de Concepción”, un año posterior a la de Ollanta Humala. La carta forma parte del expediente del caso, folio número 49, seguido en el fuero militar.
La autenticidad de la misma y sus consecuencias han sido comentadas por el propio Antauro Humala en una entrevista sobre el levantamiento de Locumba concedida en exclusividad a La República. Extraemos aquí sus respuestas sobre la carta de Cronwell Espinoza. El texto íntegro de la entrevista se publica en esta misma edición.
Antauro Humala revela con toda transparencia que la carta de adhesión fue interceptada de inmediato por la contrainteligencia del Ejército, y que a causa de ese hallazgo, al día siguiente, el viernes 27 de octubre, el comandante Cronwell Espinoza fue destituido.
Esto implica que el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), al que obligatoriamente tenían que reportar todos los servicios de inteligencia de las fuerzas armadas y de la policía, conoció del hecho por anticipado. Pero dejó que lo de Locumba siguiera. ¿Con fines distractivos?
Cronwell Espinoza Sotomayor no solo es promoción de Antauro Humala. Es camarada de armas con Ollanta Humala en el Alto Huallaga. Sirvieron en el mismo Batallón Contrasubversivo Nº 313, en el mismo año: 1992. Comandaron bases vecinas. Ollanta Humala, con el seudónimo de “Carlos”, fue el jefe de la Base Madre Mía en una primera gestión, entre el primero de enero y el 22 de julio de 1992. En ese mismo período, Cronwell Espinoza, con el apelativo de “Carlos Esparza”, comandó la base contrasubversiva de Aucayacu, a 40 minutos de viaje de Madre Mía.
Los dos “Carlos” compartieron acciones en operativos contrasubversivos, uno de ellos, el “Operativo Bolsón Cuchara” (marzo de 1992), y les tocó también actuar en medio de una zona plagada de narcotráfico.
“Sí, Cronwell fue detectado”
Antauro Humala, en entrevista con esta redacción:
LA REPÚBLICA: – Ustedes decidieron no convocar oficiales para el levantamiento de Locumba, ¿verdad?
– ANTAURO HUMALA: – Sí, decidimos sacar tropa. Eso de convocar a muchos oficiales, no. Muchos se chupan.
– En el expediente del fuero militar he leído un documento firmado por un teniente coronel llamado “Cronwell”. ¿Estamos hablando de Cronwell Espinoza, el que fue capitán de la base de Aucayacu en 1992? ¿Es tu promoción?
– Sí, es mi promoción.
– El documento es un saludo, una adhesión. Este Cronwell es el mismo “Capitán Carlos” de la base de Aucayacu?
– Creo que sí. Había muchos apelativos “Carlos” pero sé que él estuvo en Aucayacu.
– Ese mensaje de adhesión está fechado tres días antes de que se produjera el movimiento. Quiere decir que había oficiales que conocían el hecho.
– Primero, Cronwell es Espinoza Sotomayor Cronwell, es mi promoción, es mi amigo. Locumba fue el tercer intento. Hubo dos intentos previos por lo de Tiwinza, el primero fue en la División Blindada. Allí estuvo Cronwell. Para Locumba convoqué a muchos oficiales de mi promoción con los que había trabajado en la zona de emergencia . Yo le hablé a Ollanta y logré su anuencia para hacer partícipe a Cronwell. A éste le dije que entre el 28 y el 29 iba a haber una rebelión y necesitábamos que su batallón nos apoyara. Él estuvo de acuerdo.
– Pero no se produjo nada.
– No se produjo, porque el 27 de octubre a Cronwell le quitaron el mando de su tropa y lo relevaron intempestivamente de su puesto, a raíz de esa nota que fue captada por contrainteligencia. El 29 nosotros no sabíamos, pero ya Cronwell había sido destituido de su batallón y reemplazado por otro comandante.
<a href=”http://www.larepublica.com.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=111608&Itemid=38&fecha_edicion=2006-05-24″>El SIN se enteró del alzamiento, “pero igual lo hicimos”
Por Edmundo Cruz y Elizabeth Prado, Unidad de Investigación
La Republica, 24 de mayo del 2006
• El levantamiento de Locumba se decidió porque los partidos políticos habían aceptado que Fujimori continuara un año más en el gobierno, explica Antauro Humala
• Admite que el SIN detectó la preparación de la insurgencia, pero igual siguieron con el plan
• Desde Piedras Gordas, el mayor en retiro revela aspectos desconocidos sobre su participación en los sucesos de Locumba, a diferencia de su hermano Ollanta.
– ¿Por qué no se alzaron en armas antes y por qué forzaron la decisión cuando el gobierno de Fujimori agonizaba?
– No agonizaba. Todos los partidos políticos habían acordado en la mesa de diálogo de la OEA que Fujimori se quedaba un año más, hasta el 28 de julio del 2001, ocho meses más. Eso fue lo que nos motivó a hacer esa rebelión.
– En el preciso momento que Montesinos fugaba.
– Nosotros para nada sabíamos que Montesinos a esas horas estaba fugando.
– ¿Usted viajó a Tacna acompañado de un suboficial, Amílcar Gómez Amasifuén?
– Amílcar viajó en la víspera, por avión.
– Él era un subalterno en actividad y un operador de comunicaciones. ¿Llevó algún equipo especial de comunicación o qué papel especial cumplió?
– Amílcar fue un soldado que Ollanta reclutó en la selva (Alto Huallaga), después lo ascendió a cabo y sargento. Acompañó a su jefe a la cordillera del Cóndor. Pertenecía al batallón de la Policía Militar del Rímac que da seguridad a Palacio de Gobierno. Cuando Ollanta lo llamó estaba de servicio en el Círculo Militar. No llevó ningún equipo especial de comunicaciones, ni radio ni nada. Viajó de civil y se embarcó sin dar cuenta a su comandante. Lo hizo por amistad.
Rebelión y conspiración
– El 13 de noviembre de 1992, el general Salinas Sedó y su veintena de oficiales rebeldes fueron detectados por el sistema de inteligencia, inmediatamente la División de Fuerzas Especiales (DIFE) salió a perseguirlos y disparó a matar. ¿Por qué en Locumba hubo una actitud contemplativa?
– Hay una diferencia entre lo de Salinas Sedó y lo de los Humala, es la diferencia entre lo dicho y lo hecho, entre la rebelión y la conspiración. Salinas Sedó jamás se rebeló, él solo conspiró.
– Peor aún, siendo una conspiración hubo una represión violenta. Cuatro oficiales fueron inmediatamente llevados al SIN y torturados por el propio Montesinos.
– Eso demuestra lo ineficiente que fue la gente de Salinas y lo eficiente que fuimos nosotros.
– Diría más bien que demuestra excesiva condescendencia con ustedes.
– Convocar a muchos oficiales arrastraba el soplo. El sistema de inteligencia nacional se había convertido en el mayor aparato de soplonería de Sudamérica. La mitad del Ejército vigilaba a la otra mitad. Por eso, los que sabíamos de la rebelión éramos Ollanta y yo.
¿Fueron usados?
– Me llamó la atención que el general Carlos Bardales saliera a perseguirlos acompañado solamente del coronel Julio Chaparro. Que la orden de persecución de Arequipa tardara. Que recién el 30 de octubre trasladaran el centro de operaciones de Locumba a Moquegua y que se diera la orden de salir sin armas. Por eso hablo de condescendencia.
– Un ratito, esa orden de salir sin armas es la que usted ha escuchado al buen coronel Chaparro.
– He visto las fotos, salen sin munición, los coroneles salen a buscar en helicópteros, solos, sin ninguna patrulla de protección.
– Vamos por partes. Las tropas que nos persiguen entran con camión. He visto tropas en Morilate, Calacoa, todos armados. A mí me ubican los helicópteros en las alturas subiendo con 50 soldados entre Calacoa y Murilate. La tropa empieza a dispersarse. Y aparecen otros helicópteros simplemente para ubicarnos, las patrullas venían armadas de Puno y Arequipa.
– Le voy a dar el beneficio de la duda. Creo en su honestidad. Guardo volantes del movimiento etnocacerista de 1994. He leído en su libro un reporte del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) de 1990 que prueba que entonces dicho movimiento fue investigado. Usted mismo fue pasado al retiro en 1997 por sus actividades contestatarias. O sea, desde 1990 el sistema de inteligencia los tenía perfectamente ubicados. ¿No cree que en realidad la rebelión de Locumba fue usada para encubrir operativos como la fuga de Montesinos que usted no conocía, pero ellos sí?
– No lo creo. En un momento posiblemente han pensado eso, pero no lo han logrado. Sobre eso de que estuvimos detectados, le recuerdo que fuimos capturados cuando el servicio de inteligencia todavía no estaba prostituido. La evaluación de los etnocaceristas la hizo Rafael Córdova Rivera, el único oficial marxista que hubo en el Perú. Simpatizó con nuestro movimiento, inclusive orientó mis lecturas.
– ¿Qué concluyó Córdova?
– Que no había lugar a sanción, pero cuando Montesinos se hizo cargo del SIN los etnocaceristas pasamos a ser proscritos y dados de baja. Sobreviví, hasta que en 1997 me cesaron.
– También se maneja la versión de que ustedes estaban bebidos.
– En verdad ese trago que se encuentra era para dar un saludo, un brindis, una pequeña arenga y tomar las armas. Para mí Bardales es un imbécil y Chaparro un inepto. Pensaron que esto era una cuestión de una borrachera, el enojo de un comandante díscolo, no sabían del proyecto político que teníamos.
– ¿Ollanta estuvo vinculado al etnocacerismo?
– Ollanta no es fundador del etnocacerismo.
– ¿Pero es miembro?
– No, nunca. Pero sí fue simpatizante. Consideramos que no era conveniente porque si alguien era detectado y dado de baja ese sería yo.
– O sea, los tenían perfectamente reconocidos, tomados, por eso es lógico pensar que el SIN pudo usar su movimiento.
– El SIN no era tan eficiente como se cree.
– Centrémonos en el levantamiento de Locumba. Ahí todo el comando del Fuerte Arica estaba formado por oficiales que en los años inmediatamente anteriores habían prestado servicios en el SIN.
– Cierto, por eso Ollanta decidió no convocar a muchos oficiales. Pero cuando no vinieron los que fueron llamados, él me consultó: “¿Lo postergamos o lo suspendemos?”. Yo le respondo: ¡No! ¡Lo hacemos de todas maneras! El servicio de inteligencia ya lo sabe, es lo más seguro, y mañana estaremos presos. ¡Aquí hay que hacerlo!
Deslinde con el entorno de su hermano Ollanta
– ¿Me permite que le ponga casos concretos de personajes con antecedentes montesinistas vinculados a su hermano Ollanta?: el coronel Antonio Loyola Machado. No solo fue secretario de la esposa de Villanueva Ruesta y secretario del mismo Villanueva. Trabajó tres años en el SIN, en contrainteligencia, área que exigía mayor confianza con el jefe, o sea con Vladimiro Montesinos.
– Sí, estuvo en contrainteligencia, pero en el frente externo, él no hizo el papel de soplón, no espió políticos. Cumplió un papel netamente castrense y por eso está en el entorno.
– Pero el SIN en los noventa suponía también un trabajo político a favor de la reelección y todas las operaciones mafiosas de Montesinos.
– Por eso yo le digo a mi hermano que el etnocacerismo es más puro que el nacionalismo, le digo: estás actuando en formas convencionales, en función de las reglas de un Estado podrido y vas a llegar sucio. Estas cosas son inevitables. Lo mismo le podría decir a Alan García sobre el almirante Luis Giampietri.
– Le pongo otro caso, el del mayor Ítalo Ponce, miembro de la promoción de Ollanta y uno de sus cercanos colaboradores en la campaña electoral. La República probó que era visitante asiduo de Oscar López Meneses, preso en San Jorge y conocido operador de Montesinos.
– Ya no está, se lo aseguro. Ha sido sacado del entorno a raíz precisamente del informe de ustedes. Ollanta no sabía. Yo tengo 200 miembros de mi promoción. No sé cuántos están metidos en narcotráfico o en otros negocios, y son mis amigos. Todos los militares que nos conocen se están vinculando. Esto es un gran problema. Cuando Ollanta me comentó y me pidió ayuda, le dije: bótalos. Es lo que está haciendo.
– Otro miembro de la promoción de Ollanta que visita con frecuencia a López Meneses es el comandante Oswaldo Zapata Corrales, quien fue comprendido en el caso “Vaticano” y en otro caso de narcotráfico ventilado en el fuero común.
– Si Oswaldo Zapata tuvo contactos con Ollanta, habrá sido al comienzo de la campaña política. Ahora ya no tiene nada que ver, esa gente ya no sigue. Hay círculos cerrados en torno a Ollanta que impiden que esto suceda. A mí me consta que Oswaldo quiere entrar por varios sitios, igual que Ítalo.
– La corrupción de los 90 dejó una larga cola.
– Coincido con su criterio. Hay una desesperación en los sectores montesinistas y también fujimoristas por vincularse a los que tienen más posibilidades de ser gobierno. Casos diferentes son los de Adrián Villafuerte Macha y José Goycochea Cacho. El primero trabajó con Saucedo pero eso no implica que sea montesinista.
“Cambios revolucionarios o insurgencia”
– ¿Cuán diferente se siente usted, Antauro, respecto de su hermano Ollanta Humala?
– La diferencia es más de estilo. Yo le doy más importancia a la ideología y Ollanta a la política electoral. Por eso, a mí no me interesa mucho caer bien a la gente, sino decir lo que considero correcto. Subordino la opinión a la verdad. Ollanta, como todo político en carrera electoral, igual que Alan García, tiene que subordinar la verdad a la opinión. Este es el primer punto. El segundo, es lo que se llama el nacionalismo y el etnonacionalismo. El nacionalismo de Ollanta está en función política, y el mío en función cultural. Yo comulgo con lo que está pasando en Bolivia y Ecuador. Ollanta quizás, pero no tanto como yo.
– ¿Cuál será la reacción de UPP o de Ollanta si pierde la segunda vuelta?
– Yo creo que si Ollanta gana, está asegurada la unidad de la bancada de la UPP.
– ¿Y si pierde?
– Pienso que el Partido Nacionalista Peruano se apartaría de UPP en forma rápida.
– ¿No prevé una reacción violenta?
– De UPP no, porque UPP es parte de la partidocracia criolla, como el Apra, esos no hacen nada.
– ¿Y de parte del Partido Nacionalista?
– Del Partido Nacionalista no creo. De parte de los etnocaceristas que están dentro del Partido Nacionalista, sí. Creo que si no hay cambios revolucionarios a partir del 28 de julio, sea Alan García u Ollanta Humala quien gane la segunda vuelta, hay un escenario muy propicio, muy candente, para una insurgencia. El etnocacerismo debe estar participando activamente ahí.
– ¿Quién tiene la pistola Browning que Ollanta Humala le quitó al coronel Chaparro en Locumba?
– Yo la tuve en mi poder un tiempo, después se la di a Ollanta.
– ¿Por qué no la devolvieron como le prometió Ollanta a Chaparro?
– Es un trofeo de guerra. En asuntos militares, si así me quitan el arma yo tengo que recuperarla. Públicamente digo: ahora yo tengo la pistola del coronel Chaparro. Si él me la pide, se la entrego. Nada más.