Delirium 2.0

La polifonía de voces llega a su climax en la segunda parte. Y como una novela detective “the plot begins to thicken”. En una de las escenas más destacadas—los amigos de Midas tratan de animar a Spider a través del sadomasoquismo y acidentalmente matan a una prostituta en el gimnasio de Midas. SIn duda hay una alusión aquí al feticismo de la violencia en Columbia bajo el reino de Escobar.

Cuando las autoridades llegan, no encuentran nada. Mientras tanto, Agustina se vuelve más y más loca y él la lleva lejos de su familia. Creo que el estado de su mente paralela el estado del país y la impotencia—o inhabilidad de expresarse o vivir libremente en un sistema (sea el lenguaje o el gobierno) estricto.

Me parece interesante  la lucha entre un amor del pasado (Midas) y uno de futuro (Aguilar). No creo que esta dicotomía sea al azar. De una manera es Midas quien la salva, pero por el otro lado elige a Aguilar como su remedio. ¿Qué hemos de pensar sobre esta decisión? ¿Esta alegoría?

Al final de la novela, Aguilar regresa a casa y encuentra una nota escrita por su esposa que pide que se ponga una corbata roja si la ama. Busca una corbata roja y se la pone antes de bajarse para desayunar.

A pesar de tener una narrativa cargosa llena de tribulación y desesperación—creo que es una de las pocas novelas (si no la única) que termina felizmente. No es que todo se resuelve en un toque, sin embargo se plantea una semilla de esperanza para el futuro. Como mencionamos en clase—el delirio es la limitación del lenguaje. Quizás a lo que va Restrepo es que a pesar de que la humanidad no logra una totalidad de entendimiento—se puede encontrar la felicidad en el amor y la esperanza.

Una pregunta para la clase: Veo que muchos usan la palabra locura y delirio como sinónimos. Según la discusión de la lectura pasada—creen que son iguales? Creen que el delirio es una enfermedad o una condición?

12: Delirio, Laura Restrepo Pt II

En este segundo parte de Delirio de Laura Restrepo legamos a conocer por qué Agustina estaba comportando de una manera tan extraña.

Al final, su delirio sólo duró cuatro días, y todo lo que básicamente vuelve a la normalidad. Yo estaba un poco decepcionado en este hecho, ya que minimiza completamente las realidades de los problemas de salud mental. Retrata la salud mental como una enfermedad que se puede superar en pocos días, como un resfriado o fiebre. Esto es por supuesto que no sucede en la realidad, lo que es tan raro! Las cosas simplemente no se supone que caerá exactamente en su lugar, que nunca lo hacen en la vida real. Entonces esto es lo que me deja con dos preguntas:

¿Cuál fue el punto del delirio en el primer lugar- fue sólo una metáfora de otra cosa? (Tal vez el delirio social en colombia)

Si no había ningún punto del delirio en términos de desarrollo de los personajes, entonces ¿qué simboliza?

Debido a que estos blogs se supone que son opiniones e impresiones del libro, aquí está la mía. No me gusta este libro. Parece que ninguno de los libros que hemos leído en clase son particularmente revolucionario o hablan en en gran medida de los roles de género binarios en América Latina. El hecho de que un libro está escrito por una mujer, no significa que se trata de una pieza apropiada de la literatura por lo que la descripción de esta clase aludió a ser.

Delirio: segunda mitad

De todas que he leído este semestre, me gusta esta novela la más. En la segunda parte el misterio de Agustina está resuelto. Estaba muy sorprendida al fin de que su locura no viniera desde el hotel, y que encontrara fuera de eso. Es interesante para notar lo que el libro nos dice sobre la locura. Yo diría que pudieran ser los casos de Agustina y su abuelo, también la sociedad de Colombia, o tal vez incluso todo el país. Para mí, la escena que fue la más interesante fue cuando Bichi reveló las fotos de su tía, pero su madre le echó la culpa en el hermano mayor Joaco. En apariencia, aunque Bicho quería venganza por sí mismo y por la madre, él no pudo obtenerla porque la buena reputación de casa fue la más importante. Pero en realidad, hay una locura en la familia porque que prefieren ponerse en un mundo de las mentiras y la negación.

En mi blog el semana pasada, me preguntó si Agustina tenía la capacidad de ver visiones del futuro o hacer predicciones. También en nuestra clase pasada, hemos discutido que una definición de “delirio” es cuando una persona no tiene sentido con el lenguaje, palabras o cosas. Por ejemplo, Midas McAlister le usa a Agustina para encubrir el asesinato de Dolores en su centro de aeróbic. La gente dice, “Sí, es ella, es la muchacha que encuentra gente perdidad!” (260). Y otro ejemplo, cuando Agustina, Aguilar y su tía Sofí estaba viajando por coche, Agustina podía predecir que en exactamente ocho minutos en que la temperatura se elevaría. Pero por otro lado, hay otros ejemplos que a veces, Agustina no tiene sentido a Aguilar. Él piensa que ella es tan loco que no sólo lo que ella dice es raro, pero sus acciones también, especialmente cuando ella divide el apartamento. Ella no les permite a Aguilar ni a su tía ir a cualquier lado, les gritando a los dos, y diciendo cosas raras como su padre va visitarle. Aguilar dice, “Agustina estaba tan energúmena y sus groserías eran tan desmedidas que no podían ser simplemente groserías, es decir mero uso hiperbólico del lenguaje” (188). No estoy segura de donde exactamente es la fuente de su locura, pero parece que es una mezcla de cosas que ocurrieron en el pasado que incluyeron la familia, Midas y una hereditaria de su abuelo.

Todavía me parece extraño que Aguilar no sabe mucho sobre el pasado de Agustina; de hecho, él sabe muy, muy poco. También es interesante que Midas, como su ex, sabía que algo no iba bien en ella cuando la conoció. Pero Aguilar no tuvo aviso a pesar de que en su primer encuentro a través de una carta que le escribió a él, ella lo había querido llevar una fotocopia de sus manos, y enviar esto a ella (porque cortar un pedazo de cabello era demasiado extraño).

A lo largo de la novela, podemos ver que las ciudades de Colombia se manifestaban la violencia, y que Pablo Escobar tenía mucho poder. Vemos que hubo corrupción en que las autoridades podrían ser sobornadas, como en el caso en Midas le pagó al oficial para dejar de interrogarlo. También hay el deseo para el poder y para elevar el estatus social, tal como la historia de Midas y todo lo que hace para obtener esto.

Delirio – la segunda mitad (Restrepo)

Este no fue el final que yo había esperado. El libro comenzó con una gran cantidad de misterio y confusión, que me gustó mucho porque pensé que iba a construir hasta un final sorprendente. Sin embargo no había un factor de choque. En la segunda mitad del libro el misterio lentamente se desvaneció y luego se convirtió en obsoleta ya que descubrimos que los cuatro días que faltan no eran más que su punto de ruptura y que no tiene eventos emocionantes que pasó. Me pareció que el final fue juntado bastante sencilla. Los puntos conectados al final y que ningún misterio se quedó en la historia. Está Restrepo tratando de decirnos algo con esta simple conclusión? ¿Nos dice ella que la vida viene siempre a una conclusión aburrido?

La mayoría de los temas se inició en la primera mitad y continuaron y desarrollaron en la segunda mitad. Sin embargo, un nuevo tema fue creado y desarrollado más a fondo en la segunda mitad, la homosexualidad. Bichi, hermano menor de Agustina, fue abusado cuando era un niño por su padre por actuar demasiado como una chica y no ser suficientemente masculino. La historia termina con la aceptación del Bichi y su amante en la familia. Creo que este final dice grandes cosas acerca de las opiniones de Restrepo sobre la homosexualidad, sin embargo, creo que podría haber utilizado esta situación para su ventaja para crear un factor de choque. Obviamente todavía estoy molesta por la falta de sorpresa con la que terminó la novela! Yo sin embargo disfrutar de que por lo menos esta parte de la historia tiene un final feliz y bien merecido, en comparación con el fin entre Aguilar y Agustina, que era muy aburrido. Creo Restrepo incluyó el tema de la homosexualidad en la novela porque hace que los lectores cuestionan la masculinidad, la feminidad y los roles de género, todo al mismo tiempo.

Creo que el título es una exageración más de lo que sostiene la trama. Sí, Agustina se vuelve loco. Sí, es la relación con la locura de la historia colombiana. Y sí, lo que realmente hace que los lectores reflexionar sobre su propia cordura. Pero yo creo que el título en sí es más interesante que el libro. Tal vez me siento así porque le expliqué el libro a un amigo mientras yo estaba leyendo la primera mitad mi amigo pensó que suena muy interesante y empezó a comparar el libro a la película Gone Girl. Yo no había visto la película, así que lo vi y me quedé muy sorprendido! Inmediatamente me puse muy contentos de terminar el libro. Yo tenía la esperanza hasta el final que habría un giro en la trama, pero nunca llegó.¡Huelga decir que el libro es nada como la película Gone Girl!

Puedo ver cómo este libro se inscribe en nuestro plan de estudios muy bien. Una mujer, por supuesto, la escribe sino que también abarca temas similares que hemos visto a lo largo del semestre.

segunda parte de Delirio

 Lo que me pareció interesante en la segunda parte es la lucha para adaptarse a un mundo al que no pertenecen. La lucha por ser alguien más les impulsa loco, así como el mundo que quieren ser parte de un mundo de delirio: desconocido y confuso, fuera de su realidad. Pero entonces, ¿qué significa realmente la realidad? ¿Cómo se sabe que están viviendo en la realidad?Como vemos con McAllister, él está enamorado de Agustina, alguien que él describe como una "estrella strang". Él está loco por un mundo que él no tiene y se dirigió a sí mismo loco tratando de adquirirlo. Se trata de una constatación de que incluso con todos los juguetes nuevos de lujo, nunca encajará en "su mundo": el mundo de los ricos y la antigua túnica religiosa blanco. una de mis partes favoritas que elaboran en este punto es cuando ve a Agustina por primera vez. "Ella se ve perfecto, como la muñeca más lujoso en la tienda más cara de la ciudad, la hermana de mi rica mejor amigo, que es quizás por eso que ha dado la vuelta actuar como un loco desde entonces, para obligarnos a recordar que eres de carne y hueso y haz que te aceptamos con todas sus consecuencias ".
En mi opinión, aunque vemos Agustina como loca, ella es la única que acepta su realidad y retrata a sí misma por la chica que ella realmente es.

segunda parte de Delirio

 Lo que me pareció interesante en la segunda parte es la lucha para adaptarse a un mundo al que no pertenecen. La lucha por ser alguien más les impulsa loco, así como el mundo que quieren ser parte de un mundo de delirio: desconocido y confuso, fuera de su realidad. Pero entonces, ¿qué significa realmente la realidad? ¿Cómo se sabe que están viviendo en la realidad?Como vemos con McAllister, él está enamorado de Agustina, alguien que él describe como una "estrella strang". Él está loco por un mundo que él no tiene y se dirigió a sí mismo loco tratando de adquirirlo. Se trata de una constatación de que incluso con todos los juguetes nuevos de lujo, nunca encajará en "su mundo": el mundo de los ricos y la antigua túnica religiosa blanco. una de mis partes favoritas que elaboran en este punto es cuando ve a Agustina por primera vez. "Ella se ve perfecto, como la muñeca más lujoso en la tienda más cara de la ciudad, la hermana de mi rica mejor amigo, que es quizás por eso que ha dado la vuelta actuar como un loco desde entonces, para obligarnos a recordar que eres de carne y hueso y haz que te aceptamos con todas sus consecuencias ".
En mi opinión, aunque vemos Agustina como loca, ella es la única que acepta su realidad y retrata a sí misma por la chica que ella realmente es.

Delirio – La búsqueda sin un fin

En la segunda parte de Delirio, todo se desarrollan y todo esta revelado sobre Agustina. Ella toma de nuevo su sanidad y Aguilar continua a amar a ella con la pasión antes de la locura.  Aunque al principio es difícil a seguir, todo se revela al fin y tenemos una imagen completa del cuento de Agustina. Yo he visto más la relación con el resto de Colombia en la segunda parte. Podemos ver la locura en todo el país y como los personajes viven en este tiempo. Como Agustina sufre de locura, el país también sufre. Con todos los problemas de la sociedad Colombiana mezclada con los personajes, todo crea un estado de delirio para todos, lectores incluso.

Me gusta mucho que Restrepo tiene cuatro personajes muy complejos como narradores. Aunque es difícil de seguir, eso muestra la complejidad de los seres humanos y que todo viene de algo más profundo en la personalidad. Aprendemos que Agustina ha sufrido un niñez muy duro que ha jugado un papel en el desarrollo de su locura y además de su relaciones con su familia. Además, vemos la evolución de los personajes y como eso juega un papel en el desenlace de la novela. De cada narrador, vemos una parte de la personalidad y historia de Agustina- algo que no ayuda solamente a Aguilar de encontrar respuestas pero además a los lectores quien están en un estado de ‘delirio’ ellos mismos porque están confundido con todo que pasa en el cuento hasta el fin.

Para mí, el cuento se construye casi como un misterio psicológica donde Restrepo juega no solamente con la psicología de los personajes pero con los lectores también.  Creo que también, el fin de la novela está abierta y deja al lector de interpretar el resto. El amor por Agustina persiste y podemos ver que aunque Aguilar no ha encontrado un respuesta a la locura de su mujer, él está contento con el hecho que ella esta si misma otra vez. Algo que si Colombia regresa a un estado de ‘sin locura’ las personas no la preguntara ‘porque’ también- lo acepta con alegría. Era un bueno libro que capta la atención del lector desde el principio hasta al fin con el deseo de saber el fin que lo que pasa con Aguilar y Agustina. Además, con la confusión de lo que pasa, el lector tiene que continuar la lectura para salir de su propio ‘delirio’.


Laura Restrepo: Delirio 2ndo 1/2

En la segunda mitad de este libro, aprendemos más sobre el pasado de Agustina, especialmente sobre su ex-novio Midas. Él tiene mucho dinero y a la vez es corrupto. Él tiene contacto con Pablo Escobar, un narcotráfico famoso colombiano. Midas (creada por Laura) y Escobar (persona verdadera) son un par de personas que representan la corrupción y la actitud de personas de alta clase en Bogotá. Esto es muy interesante que Laura Restrepo incluye algunos hechos verdaderas en sus cuentos para contextualizar su trama con los elementos de sociedad y elementos históricos. Esta es una manera para dar más autoridad de su escritura.

También es interesante hablar sobre la familia y la instabilidad de este familia. Es conocido que personas quien experimenta una situación familiar que es roto, o tiene problemas familiares va a tener más dificultades en su vida que personas quien viene de familias sanas. Laura Restrepo usa la familia “roto” como una manera para explicar la situación de Agustina y su estado mental. También el estado del Estado (Colombia) tiene un efecto en ella también. Es muy polarizado y las atrocidades que ocurren en la sociedad son tan malos que puede maneje un persona ser loca.

Para hablar sobre los papeles de genero y la familia “roto” en este segunda parte del libro, podemos hablar sobre el padre y el relación con su hijo, Bichi. “¡Hable como un hombre¡” (P.220). Este cita del padre habla mucho sobre el papel de genero y la valorización de masculinidad. Bichi es muy femenina y el padre no le gusta esto. La feminidad es algo malo aquí, y un hombre no debe tiene el comportamiento como una mujer. También es interesante notar que Bichi tiene el mismo nombre de su padre “….El Cordero se llama Carlos Vicente como mi padre pero le decimos Bichi” (P. 221). Es interesante que Laura usa el solbolizmo de cordero, una criatura que representa algo que necesita ser sacrificado para salvar otra cosa. Yo creo que este otra cosa es el masculinidad. Bichi también es inocente como un cordero.

En mi opinión el personaje de Aguilar es una representación de algunos características de Laura Restrepo su mismo. Él es investigador y quiere encontrar las piezas de las rompecabezas de la vida de su esposa para hace sentido de su estado en actualidad. Este libro es fascinante porque incorpora muchas temas y hechos de realidad y de la mente de Laura que mezcla para formar un libro llena de mensajes y criticas sociales.

Delirio II

Laura Restrepo, Delirio

In the end, everything is resolved: Laura Restrepo’s Delirio obeys the generic requirements of both the detective story and the romance, as the enigma of Agustina’s “four dark and dreadful days” while her husband was away is finally revealed, and the couple get back together, having survived the tribulations of madness and memory. All is ultimately well, as the crazy one ends up only “playing the fool” as she pretends not to see the red tie that Aguilar has put on as a sign of their renewed love (303). As I commented earlier, however, this is surely all a bit of a let-down. Not least because the solution to the mystery turns out to be remarkably banal: nothing of any particular note took place at the hotel where Agustina was found; the man she was with was simply there to look after her, and had no designs on her, nor even any real interaction with her; the trigger for her breakdown took place elsewhere, and was in any event merely an overheard conversation that imparted no real surprise or new information; everything of any significance had in fact already taken place long before, and if anything the only real question is why Aguilar had been so clueless about his wife’s past. In short, the mystery of the missing four days comes to seem like a classic cinematic McGuffin: a narrative device that is meaningless or empty in itself. And perhaps it is the vacuousness of the final revelation that enables the happy conclusion, in that there is nothing much for the wounded husband to pardon and indeed crazy Agustina emerges from the story both saner and saintlier than ever. Even the conclusions to the other narrative strands are likewise heart-warmingly low-key. Midas McAlister, for instance, the ne’er-do-well arriviste money-launderer, also ends up where he started, back home with an apparently all-forgiving mother. And Bichi, Agustina’s much put-upon younger brother, is about to arrive at the airport, boyfriend in tow, to a warm welcome from Aguilar and family. Individuals and families alike have been (so far as is possible) put back together. Something like unity and wholeness has replaced the earlier fragmentation and dissolution.

Nothing is perfect, of course, and the Londoño family remains stubbornly divided: her mother and older brother still cling to their sense of status and respectability; it is after all their rejection of Bichi that sparked the crisis. And for all Agustina’s troubled hallucinations that predicted the imminent return of the father, he is dead and gone, as are her grandparents with their own anxieties and concerns. Aguilar remains separated from his kids, despite a brief fantasy of reconciling with his first wife, and Restrepo knows not to push the comedic conventions too far by suggesting that, after two previous terminations, Agustina would ever be likely to produce a child. The family that they (re)construct, then, is partial and hybrid: husband and wife (though in fact they are formally unmarried), aunt, brother, lover. But the suggestions seems to be that the absences no longer haunt this happy rearrangement as they once did. When Aguilar finally returns home, having passed up on the opportunity of a fling with a sexy hotel clerk, he is greeted with familiar smells, familiar habits: “a smell of home, what else can I say, an everyday smell, of people who sleep at night and wake up in the morning, of real life, of life that has here once more returned to the realm of the possible, I don’t know for how long but at least while this smell lasts” (302). That night, then, “the last thought that cross my mind [. . .] was I’m happy, tonight I’m happy even though I don’t know how long this happiness will last” (302). However precarious or partial, it is still, surely, too good to be true. As Aguilar says, renouncing his rationalism, “Forgive me Voltaire but this is a miracle” (300).

What’s more, even if the personal and familial dislocations are (miraculously) addressed by the end, the social delirium remains untouched. And this indeed is what makes any sense of resolution all the more unconvincing. For the novel as a whole has hitherto consistently stressed the fact that there is no refuge from broader social dislocations. The one moment of intimacy between Agustina and her father (“the only time that he calls me Tina” [79]) may be their nightly ritual of locking doors and windows to keep out thieves or other potential threats. Just for a while, “everything changes because he and I enter in a world we share with nobody else, as he give me his heavy keychain that rings out like a cowbell” (79). But this ceremony is like the many others in the book, that are ultimately ineffective attempts to conjure away a violence whose insidious presence is always already within the home as well as without. In the end, the one spectre that cannot be conjured away is the ghostly absence/presence of the country itself, a place of which Midas McAlister (the most plugged-in of all the major characters) says that “if it weren’t for the bombs and the bursts of machine-gun fire that echo in the distance, whose tremors reach me here, I’d swear that the place called Colombia had stopped existing long ago” (289). There is little left of the country, caught in the networks of drug traffic and money-laundering that have little respect for any national borders, except for the violence whose reverberations and resonance (sometimes quite literally) explode the fuzzy barrier between public danger and private safehaven.

Why, then, is the social delirium so different, so much more intractable than the private or familial madnesses that (however temporarily or unconvincingly) the novel can claim are cured by the end of the narrative? I think it is more than a matter of either scale or history. After all the insanity that touches Agustina or the Londiños is no more or less historical than the national breakdown, going back at least three generations (perhaps further). No, I think it is this: that paradoxically the more intimate, the more private the derangement, the more it can seem to be ideological. In the end, after all, the source of Agustina’s disturbance are the serial falsehoods that she has to endure. She announces the fact early on, though neither Aguilar nor Aunt Sofi pick up on this rather simple resolution to the apparent mystery: “Why does she want to purify the house? Because she says that it’s full of lies, this morning she was relaxed as she was eating the egg that I served her for breakfast and she told me that it was the lies that were making her crazy. What lies? I don’t know, but that’s what she said, that the lies were making her crazy” (42). Towards the end, it’s Midas McAlister who goes through the “Londiño Catalogue of Basic Falsehoods” (234), the “convenient historical revisions and lies as big as mountains that are gradually turned into realities by mutual consensus” (233). By contrast, the way the country works (or doesn’t) is a matter of public knowledge, at least for everyone but the traditional oligarchy who try deny the new realities yet more often don’t even bother to ask about “the delirious way in which they were getting rich, in the most hygienic style possible, not sullying their hands with murky business [. . .]. Or is it,” Midas asks Agustina, “that you perhaps believed, my queen, that things were otherwise?” (63). Everybody knows, after all: “Don’t make that surprised face,” adds Midas, “don’t make me laugh, don’t come telling me that you hadn’t already figured out this little mystery” (64).

In Colombia as a whole, revelation lacks its power to shock, let alone to induce any change or resolution. It’s thoroughly posthegemonic. So the simulacrum of hegemony passes to the private domain: the notion that some consensus is obscuring more basic truths can only seem to function within the family, within the home. Yet this, too, is a mirage, as Bichi discovers to his cost when he attempts the dramatic gesture of displaying photos that prove his father’s long-running affair with Aunt Sofi. But even after detonating this “atomic bomb,” nothing really changes; it’s as though, Agustina reflects, her mother had always known. The only difference is that, at home, she can (just about) pretend to know otherwise, and the novel as a whole can (just about) pretend that access to the truth can somehow keep the demons of insanity at by. But it isn’t so for society as a whole, and ultimately the happy ending is barely credible for Agustina and Aguilar, either. Perhaps the greatest delirium here, the most violent dislocation between representation and reality, is the therapeutic notion that all this incessant talking can induce a cure, can bring sanity back to the individual or the family. The neat ending, the restoration of order, is in fact the craziest thing in the book.