En este curso no somos ajenos a un estilo de escritura experimental, pero en mi opinión este libro “takes the cake”.
Específicamente algunas tendencias me llamaron la atención:
Hay mucho diálogo pero cuesta mucho para el lector de reconocerlo. Restrepo indica el inicio del diálogo no con algunas comillas (“” o <<>>), sino con una letra mayúscula en el medio de una frase. Lu puntuación en general no sigue reglas tradicionales. Por ejemplo les doy esta frase larguísima que a mí parece ser más como un laberinto o una rompecabezas que una joya de prosa:
“El otro día a mi tía Sofí un raponero le arranco de un tirón su cadena de oro y le lastimo el cuello, La cadena es lo de menos, le dijo mi padre cuando se enteró de lo que había pasado, a eso se le encuentra reemplazo, Pero de la cadena le llevaba colgada la medalla del Santo Ángel que fue de mi madre, que protesto la tía Sofía que sólo estaba de visita porque todavía no vivía con nosotros, Pues te vamos a regalar una idéntica, le aseguró mi padre, Ni te sueñes, lo contradijo mi madre, esa medalla era una morocota antigua, donde vamos a encontrar otra como ésa, No importa, dijo mi padre, por ahora lo urgente es que se haga ver de un médico porque le dejaron un rasguñón feo y se le puede infectar.” (80).
Bueno, si les digo la verdad, a mí esta frase me parece un “rasguñón feo,” en medio de un párrafo larguísimo que es igualmente feo. Todos los fragmentos de la historia están escritos a través de un sólo párrafo. Si esta historia fuera un cuento de 3 o 4 páginas, esta técnica no sería un obstáculo tan inmenso para el lector, sin embargo, 100 páginas de lo mismo es otro caso. Es caótico. Aunque, mientas escribo esta frase me doy cuenta de que hay una orden dentro de este caos, porque el libro entero demuestra un estilo uniforme, un patron de párrafos largos que cuentan diferentes hilos de la historia. Seguramente estos hilos tienen un orden predeterminado. Asi, concluyo que si el libro tiene sentido, es uno que sólo puede ser entendido por Restrepo (y tal vez Agustina también). Debo aclarar que cuando digo “feo” hablo de la forma y no del contenido, y que digo esto teniendo en cuenta que la autora escribió de esta forma a propósito. Así, debemos preguntarnos, ¿Qué es el punto de estos párrafos mal estructurados? ¿Por qué no sigue Restrepo las reglas de la puntuación? ¿Qué nos revela este estilo sobre la historia/trama? Después de leer la primera mitad, adivinaría yo que Restrepo intenta reflejar la locura (la carencia de sentido, de orden, de reglas) que ocupa la menta de su protagonista. Sin embargo, es curioso que emplea esta estructura no sólo para las partes en que Agustina habla, sino para los otros hilos también que son narrados por su esposo, Aguilar, su ex novio, McAllistar y su abuelo, Portulinus.
De hecho, la presencia de estos múltiples hilos es otro aspecto que me llamó la atención. A mí me parece una forma de narrar semejante a la de Peri Rossi, ¿no? Un tapiz de voces. Las historias se cruzan y interrumpen el uno al otro sin un anuncio claro para el lector de lo que está pasando. Imagino que esta técnica experimental por Restrepo también es uno que hizo para subrayar/reflejar el caos en la mente de la protagonista debido a su locura. Otra vez concluyo que sólo ella (y Agustina) pueden ver la totalidad de este “tapiz”.
No voy a resumir todos los hilos, pero quiero mencionar el de Agustina. La trama de la historia de Agustina ocurre en el pasado (aunque otros narran sus acciones en el presente, como su esposo). Aprendemos a través de las memorias de su niñez que tenía un padre abusivo y un hermano menor, “Bichi,” a quien cuidaba, que tenía tendencias homosexuales y un carácter que se opone a la de su hermano mayor, Jaoco. Por estas dos razones su padre le castigaba violentamente (“Qué culpa tienes tú, Bichi Bichito, por no parecerte a mi padre, de ser idéntico a mi madre y a mi…” p. 14). Estas memorias, o esta historia en la gran historia, nos permite entender que el delirio que consuma Agustina no es una ocurrencia reciente (o sea, no es un producto de su matrimonio o su entorno inmediato en su edad adulta). Por ejemplo, ella razona que puede adivinar el futuro porque tiene un don, lo que llama “la Primera Llamada”. Estos poderes “eran, son, capacidad de los ojos de ver más allá hacia lo que ha de pasar y todavía no ha pasado” (5). Vemos más tarde que bajo la influencia de estos poderes, ella corre a la escuela de su hermanito porque entiende que esta noche su padre le va a pegar, y en un intento de obtener el permiso de sacarle de su clase, ella va mintiendo y se da cuenta de cuán insólita es esta situación porque los dos (su padre y su hermano) ya no están en el mismo lugar.
Además, me llamó la atención el uso de no sólo coloquialismos colombianos, pero también los anglocismos que frecuentan la historia (el cheerleader, el Walkman, el beeper, el jogging, bluyines (¿bluejeans?) la granola, el Oldsmobile, el Aerobic etc.) de nuevo, nos quedamos con preguntas como: ¿para qué emplea Restrepo estos americanismos? ¿Nos está mostrando una mezcla de culturas? ¿La modernización? ¿La invasión de ideas del oeste?
Temo que en este punto de la lectura me quedo con más preguntas que respuestas. Tengo ganas de discutir todo en nuestra clase mañana.