Otra Vez, como las otras “novelas andinas” tenemos un escenario a fuera del capital, conectada por varios medios de tecnología, pero que todavía falta acceso: “Qué genio el de Albert: si la Cámara Negra hubiera sido instalada, como quería Montenegro, en La Paz, todo el mundo hubiera dirigido su odio hacia ella. En Río Fugutivo, la Cámara Negra pasa desapercibida y teje con tranquilidad su tela de atrapadora de intrigas” (213). Otra vez, tenemos una comunidad donde la modernidad y el progreso están cerrándose de todos los lados. Pero que también está bastante lejana para ser ignorada o inadvertido por el resto del país. Se describen el centro de Río Fugitivo como: “La batalla continúa: la ciudad nueva, hoy, asedia y ahoga a la vieja, la rodea por todos sus flancos y espera un descuido para lograr la victoria final” (167). Similar a la situación que hemos visto en Rumi, en El mundo es ancho y ajeno, el progreso viene si la gente la quiere o no…pero ¿si no lo quiere, hay otras opciones? Puede decir que aquí, ¿tenemos la primera victoria por la gente marginalizadas? Es verdad que el pueblo tenía una rebelión que resultó en el fin del poder neoliberal de GlobaLux, sin embargo, eso no resuelva la falta de electricidad en Río Fugitivo. A pesar de que la gente ha luchado por no tener “la ayuda” del poder neoliberal, que sí estaba beneficiando de la gente pobre (algo no nuevo en la “novela andina”) aquí, la primera victoria entre esos poderes no resuelta en una solución… Río Fugitivo va a quedar con apagones por los próximos 50 años—“una victoria pírrica” (213).
Como las otras formas de tecnología que hemos visto en “la novela andina”, como el tren y la carretera, aquí la tecnología es digital, pero todavía no es infalible. Y también, tenemos intervención de a fuera (en este caso, una empresa italiana) que quieren intervenir—como hemos visto en Killac o en Rumi. A pesar de que, en este caso, los marginalizados tienen la ventaja tecnológica, el progreso todavía parece a lo lejos. Aunque, la rebelión aquí, por primera ves, vimos una tecnología donde los marginalizados no son los “underdogs”: “No puede negar que se halla en un país extraño: en los Estados Unidos, sería imposible que a un hacker se le ocurriera aunar fuerzas con los miembros de un sindicato. Fucking weird” (152).
Finalmente, a pesar de que la tecnología digital es el foco en esta novela, me interesa las contradicciones entre la tecnología y el progreso: “Tantos avances digitales y cada vez escribimos más, bien mirado es algo anacrónico” (185). De un lado, la falta de tecnología en la vida de Turing, quien quería hacer su trabajo interrumpido, le llego a ser ciego de los efectos de su trabajo, o la falsedad de lo que él estaba haciendo. También era la tecnología que causó ese “victoria pírrica”, lo que no valía la pena en primer lugar. Sin embargo, la continuación del “cyberhacktivismo” de Kandinsky, con “KandinskyLives”, ¿puede ser un momento de esperanza por el futuro de Río Fugitivo?
Mi pregunta para Edmundo Paz Soldán es: ¿La tecnología digital puede ser una herramienta para resolver las disparidades sociales en Bolivia? O, ¿causa formas de protesta improductivas o aún anacrónicas? (estoy pensando específicamente en los medios de comunicación en la novela—como el sitio web de Flavia, o Lana Nova).
Por ejemplo, el juez Cardona describe a Río Fugitivo como: “Ciudad que ansía tanto la modernidad que al hacerlo sus habitantes no hacen otra cosa que ser tradicionales. En un universo regido por múltiples temporalidades por cable, pero están anclados en el pasado premoderno de huelgas y protestas callejeras” (160).