Palabra(s) ahogadas y narración pericial en El mundo es ancho y ajeno de Ciro Alegría (segunda parte)

Pocas veces interviene el narrador o narradores de El mundo es ancho y ajeno (1941). Normalmente estas intervenciones sirven para precisar y aclarar. Estas intervenciones las dice un nosotros, además. “Nosotros, por nuestro lado, debemos recordar [y] creemos que el asunto es aclarado” (375). Esta voz narrativa comenta lo que sus mismas palabras ya mostraron antes a los lectores. El problema es que, tal vez, la manera en que se muestra la historia no es sino otra forma de expresión del decir de la misma voz narrativa que aparenta estar distante y en un lugar compartido con los lectores.

Aunque nombrada, la historia de Benito Castro no es mostrada sino hasta que se revela la razón de su partida de Rumi, el asesinato de su padrastro. Parecería que esa voz narrativa escuchara y siguiera el  consejo que Rosendo le da a Benito “vuelve cuando haya prescrito el juicio” (374). El nosotros narrativo se da a la tarea de postergar esta historia hasta que los años, dentro del relato, y las páginas, ante nuestros ojos, hayan pasado. Ese nosotros narrativo pronto se convierte perito.

La ley es tergiversada y moldeada a gusto y disgusto por cualquiera que forme parte del gobierno en la narrativa, por su parte, los peritos sólo se apegan a las pruebas materiales y visibles: “El peritaje sobre marcas hizo ver que la de Casimiro Rosas era muy nueva y no pudo ser puesta al toro mulato sino en fecha reciente” (349). Todas las narrativas de la novela son parte de un juicio (que dura veintiséis años en el relato y más de cuatrocientas páginas). No hay ningún relato que sobre. Parece así, que la voz del nosotros no requiere lectores que lo escuchen, sus lectores están dentro de la novela, (Benito es lector y Lorenzo también): el mundo narrado sólo es ancho y ajeno para nosotros lectores. La ley sucede sin nosotros, pero a expensas de nosotros, también. Igual la narrativa de Ciro Alegría. El mundo novelado funciona sin los lectores y entre ambos mundos se abre una línea de fuga. Quizá por ahí se escape la voz del indígena. La ley y sus papeles no ahogó a Rosendo, pero sí las propias palabras de Benito al final de la novela pues murió con “una voz ahogada” (437). Si hay una respuesta a la pregunta de Marguicha, el narrador ya no alcanza a expresarla, no le corresponde ni mostrarla, ni decirla.

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El mundo es ancho y ajeno 2

Hola todos,

Esta semana yo quiero enfocarme en la historia sobre del Zorro y conejo porque vi mucho en que quiero comentar. Me gusto representar los personajes como animales. El Zorro me hace pensar en un personaje inteligente y taimado, pero no es exacto. Leí también que hace años que era un símbolo del diablo. Pero este Zorro no es así, él ayudó el Conejo en varias ocasiones así semeja más amable con otros. Por el contrario, el Conejo no importa como sus acciones afectan otros. Solo importa de sí mismo y como protegerse. En la historia no vemos un momento que el conejo importa de otros, o prueba decir lo siento y hace una situación mala mejor. Es el Conejo quien es taimado contra su estereotipo de ser más presa (y inocente posiblemente) y de fertilidad. La fertilidad es importante porque esa fertilidad se hacía posible que los conejos viven en cada continente hay humanos. Me gustó cuando Alegría habla de como cuando el Zorro tenía una afición (o algo para tomar el tiempo), se olvidó del conejo. Este viene con un ave quien es un simbol de la esperanza y alegría. Pienso este tiene mucha verdad porque la gente necesita algo para ocupar su tiempo para que la vida se va suave.

Es posible que quería hacer un poco de paralelismo que entre la historia y la gente real de Sudamérica. Los estereotipos hechos sobre de los blancos y los indígenas son normalmente en favor del blanco por ser creados de él y su poder en la sociedad. Cuando se generaliza normalmente fracasara en describir todo. Este Zorro no va con la generalización de muchos cuentos escritos por europeos. Este podría ser el indígena también quien es explotado por el blanco cada vez que podía sin probar hacer la situación de relaciones mejor.

Es interesante como el hablaba de la furia en este cuento porque cuando El Zorro tenía algo le gustaba hacer olvido sobre del conejo. En adición, cuando Él vio el Conejo, pero no sabía que era el conejo exactamente el mismo, no le importaba sobre de su existencia y no tenia furia cuando le vi. Pienso que Alegría está hablando aquí de la depresión, furia, y vengativo (o otros estados mentales negativas) y como pueden cambiar por la situación, o posiblemente el punto de visto. Pienso que hay más ejemplos en cómo la gente no tiene nada hacer o comer se hace peor. Lo que quiero discutir más es como Alegría puso este Conejo (o problema, enemigo et cetera) a delante de él, pero por lo que creía de ser verdad no importaba de este Conejo (o mala cosa en la vida). Quiero pensar más en esta conexión entre furia (una emoción por otros) y creencias o punto de vista. Quiero escuchar de otros en eso porque no estoy seguro en que creo sobre lo que comprendí, pero si es verdad que este cambio de creencias o punto de visto puede cambiar algo así creo que necesito más ejemplos (o más tiempo en pensar) antes de comprender lo que Alegría creía de esto (o si eso es lo que creía en verdad).

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El mundo es ancho y ajeno (pt.2)

En mi última reflexión sobre la primera parte de: El mundo es ancho y ajeno. Hablé sobre el Fiero y como para mí, él era un ejemplo del enfoque en el desarrollo de los personajes por parte de Ciro Alegría, comparado con los otros autores que hemos leído en este curso. Otro personaje que me llamo la atención tras un comentario en mi última entrada es Rosendo Maqui, el alcalde de Rumi. Un personaje bastante fácil de descifrar que se encuentra en una situación complicada. Un individuo que, en mi opinión, en la realidad presentada por Alegría, es visto como inteligente y sabio. Un hecho que se puede observar en el primer capitulo cuando se topa con una culebra que después no puede encontrar otra vez y que, según él, significa que ocurrirá una calamidad. Que se manifiesta en el protagonista de Álvaro Amenábar.

Según yo, los personajes y sus historias son diferentes maneras de afrontar la situación en la que se encuentran ellos, una situación que en la vida real ha ocurrido continuamente desde el descubrimiento del ‘nuevo mundo’ hasta hoy. Donde poblaciones indígenas se ven expulsados de sus tierras o convertidos en ‘peones’ para la elite social, en una sociedad donde el indígena ha sido forzado a ser el ultimo peldaño en la sociedad. Por ejemplo, hay el Fiero que decide de romper las reglas cuando se da cuenta de que siguiendo esas reglas no resultara en la libertad de Rumi. El personaje de Rosendo es el opuesto del Fiero. Rosendo es como Ciro Alegría muestra lo que ocurre cuando uno intenta luchar contra esta situación de forma legal en un sistema donde la justicia es mas justa para algunos que para otros.

La futilidad de Rosendo lo vemos a través de la novela. Por ejemplo, cuando Rosendo contrata a un defensor jurídico llamado Bismarck Ruíz. Para defender al pueblo de Rumi de los avances de Amenábar. Pero rápidamente nos damos cuenta de que Ruiz no tiene la mínima intención de ayudar a los habitantes de Rumi y gasta el dinero que gana en Borracheras y además es comprado por Amenábar. Amenábar mismo, sabe que el sistema judicial no funciona, ya que le dice a Rosendo cuando él le saludo: “ya sabes estas tierras son mías y he presentado demanda” (54). Finalmente, cuando Rosendo se encuentra en la cárcel con el Fiero, Rosendo tiene la opción de escapar con el Fiero, pero se niega porque sigue creyendo en la justicia de un sistema donde la justicia solo existe para los que crearon ese sistema. Esto resulta en la muerte de Rosendo y el Fiero escapa para poder luchar un día más.

Dicho esto, al final no importa la ruta que tome un protagonista para sobrevivir. Al fin de al cabo, si resisten los matan, si huyen les persiguen hasta que resistan también, los matan. Vemos que, aunque un personaje tome la ruta legal, el sistema judicial esta amañado a favor de los creadores del sistema. Y si un personaje decide encontrar una solución a su problema ilegalmente, es sometido al mismo sistema judicial corrupto.

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The Body and the Photograph (1)

Julio Ortega’s 1986 novella Adios, Ayacucho inaugurated a significant genre in contemporary Peruvian narrative: literature addressing (directly or indirectly) the internal conflict. Ortega’s short novel is an ironic account of a Peruvian peasant leader Alfonso Cánepa killed and mutilated by Peruvian police forces who embarks on a journey to Lima to recuperate the rest of his body in order to receive proper burial. Ortega was inspired to write the novella after viewing a photograph in a newspaper of the brutalized body of peasant leader Jesús Oropeza, similarly killed by Peruvian police forces. This image inspired Ortega’s story, but his interaction with the photograph of Oropeza also reflects the interactions that characters in Adios, Ayacucho have with Cánepa and his brutalized body. Characters that represent the state, Lima elites and academics and other facets of Peruvian society interpret him as an image. To some he is disguised in a costume, to others he is deformed. Rarely does someone recognize fully that he is dead. Ortega presents the image of this body to Peru (specifically to coastal elites) and those who see the image are forced to make a judgement about what they are seeing.

Ortega was the first of many writers to use photographic themes to explore the violence, terror and corruption of the internal conflict. Alonso Cueto’s La hora azul centers on a successful lawyer who encounters several photographs of his father with a kidnapped woman from Ayacucho in his military quarters. The photographs reveal a past that the protagonist must then encounter and process. In Abril Rojo by Santiago Roncagliolo and La viajera del viento by Cueto feature protagonists obsessed with communicating with photographic shrines of their deceased mothers. The watchful eye of each mother surveys the ups and downs of the narrative in each respective novel. In Grandes Miradas by Cueto, the “vladivideos” scandal centers the novels themes of watching and being watched. La sangre de la aurora by Claudia Salazar Jiménez and Un lugar llamado Oreja de Perro by Iván Thays both feature photojournalists traveling to the Andes from Lima. While each of these examples varies in some degree, they all share what fascinated Ortega as he wrote Adios, Ayacucho; all of these works about the internal conflict in some degree treat the events and the violence of conflict from a photographic distance. It is not an accident that all of these authors are coastal elites writing about a crisis whose primary actors were involved outside of Lima. Lima (and the rest of Perú outside a few zones in the Andes) experienced the harshest and most horrific crimes of the period through photographs, videos and media coverage. Lima, with some notable exceptions, was mostly free of the types of violence that ravaged provinces like Ayacucho.

Of course, this is only one of many possibilities for the prevalence of the photographic and video/photographic themes in the narrative of the internal conflict. In future blog posts I may delve deeper into the reliance on testimonials in ensuring verisimilitude in literary texts and its connection to the reliance on the indexical quality of the photograph. I may also speak of the connections these themes have in photographic archives and exhibitions such as TAFOS or Yuyanapaq.

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El mundo es ancho y ajeno (Segunda semana)

Esta semana al leer El mundo es ancho y ajeno me llamó la atención la conversación que tienen los tres futres, el pintor, el escritor y el folklorista, los cuales son “oriundos de la región” (399). La conversación que tienen ocurre después de oír el cuento del zorro y el conejo que narra Amadeo Illas. A uno de los futres (el escritor) le gustó mucho el cuento y decidió escribirlo antes de que se le olvidará. Luego, empieza a comentar que el cuento es algo simbólico. Esto fue lo que cautivó a Demetrio Sumallacta mientras lo escuchaba, “le gustaba que el pobre conejo venciera alguna vez al astuto y prepotente zorro” (399).

Me pareció interesante lo que dice el pintor durante su conversación con el escritor y el folklorista. El dice: “Yo no soy o no quiero ser un peruanista, indigenista, cholista, criollista; que me den el título que gusten, no me importa, no quiero ser, digo, un artista de barrio. Sin renunciar a sus raíces, sin negar su tierra, creo que el arte debe tener un sentido universal” (401). Creo que esta frase es importante porque todas las novelas andinas auténticas o no auténticas con autores no-indígenas han tratado de demostrar esta cultura de una forma universal. 

Los escritores siempre han representado los personajes de las novelas de un manera particular conforme a su género. De la misma manera que un lector percibe al personaje conforme a su propio pensamiento o interpretación. ¿Podría ser este el eje de la variante sobre la autenticidad de la cultura indígena en las novelas que hemos leído? Además, ¿que es la autenticidad para cada quién? Los escritores no son indígenas pero han tratado de representar conforme a sus experiencias. Todo lo contrario, si el escritor fuera indígena sería la literatura proyectada sin disfraces, con toda su esencia o autenticidad? Nosotros como lectores siempre formamos un juicio sobre la literatura. 

Un ejemplo reciente es el protagonista Rosendo Maqui. Cada uno ha percibido su manera de ser de diferentes formas. Debido a nuestro lenguaje o a nuestros pensamientos pueden estar expandidos o bloqueados conforme a nuestra capacidad lingüística de interpretación. Cuando me refiere a Rosendo Maqui como optimista lo estoy analizando en el sentido de definición en inglés. Sin embargo, al traducirlo al espanol la palabra optimista no tiene la misma fuerza de definición sobre Rosendo Maqui. En lugar de usar la palabra optimista tuve que haber usado la palabra perseverante, luchador, a pesar de sus fracasos continuaba luchando. Siempre se mantuvo con una esperanza de triunfar de la misma manera que Demetrio Sumallacta se siente cuando mira a la pintura del maguey.

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II. El mundo es ancho y ajeno: reflexiones sobre la representación

Amadeo Illas es uno de los comuneros de Rumi y posee un talento muy interesante para los fines de nuestro análisis. Amadeo sabe contar de forma muy amena historias y cuentos. Los cuenta de forma oral a sus compañeros y en su voz se unen indirectamente las de sus compadres. Es más aún, las que son “palabras orales” en un nivel de la narración, se convierten en “palabras escritas” en otro y es justo en éste que nos llegan a nosotros, los lectores.

Al leer el cuento contado por Amadeo acerca de un zorro y de un conejo me puse a pensar en Bruno Bettelheim, un psicoanalista, que presentaba los cuentos como una poderosa herramienta que, por el hecho de estar fuera del tiempo y del espacio, se convertían en una de las claves para el desarrollo del individuo. Creo que, precisamente en el caso de El mundo es ancho y ajeno no estamos lejos de lo que Bettelheim decía. El cuento de Amadeo sirve para que quienes lo escuchan o lo leen desarrollen una conciencia, cierta sensibilidad y pensamiento crítico. 

A través de los cuentos, hablamos de nosotros mismos y de nuestras realidades sin acusar a nadie directamente. Es una forma de narrar indirecta, ocultada y que, sin embargo, tiene como objetivo el de golpear a la cara porque él que lee se cuestiona aún más. Lo de Amadeo, de hecho, es un testimonio oral que esconde una moraleja que necesita reconectarse con su significado profundo en los oídos de quienes la escuchan y aún más en los ojos del lector, el verdadero beneficiario de cualquier libro.

La del cuento es una forma de representación que se multiplica y se fortalece en los personajes del folklorista, del escritor y del pintor. Los tres experimentan varios niveles de representación: forman parte de una representación pasiva (la del libro), pero al mismo tiempo representan tres oficios símbolos de esa mímesis aristotélica activa. No es nuevo decir que los artistas a través de sus artes (sea la palabra, el sonido o la imagen) tienen como objetivo el de representar la realidad que les rodea, para enseñar lo que está quebrado y que necesita un ajuste.

La representación, entonces, no solo es catártica, sino que nos ofrece cierta distancia que nos permite entenderlo y verlo todo mejor: “Y el maguey, güeno, frente a mi casa hay un maguey y aura comprendo que él también mira como éste…” (402). Gracias a la mímesis, todo resulta más claro moralmente, tanto dentro del libro (a un público A ficticio, o sea, los personajes) como a partir del libro (a un público B real, es decir, los lectores).

El mundo es ancho y ajeno

El mundo es ancho y ajeno tiene similares temas a las otras novelas que hemos leído en esta clase. Sin embargo, el desarrollo de los personajes es mucho más detallado. En particular me intereso mucho la historia de Fiero Vásquez, un delincuente que oscila entre la línea del bien y el mal. En el capitulo cuatro el lector aprende sobre la historia de Vásquez. Alegría cuenta como la descendencia a la vida de un delincuente empezó cuando Fiero era pequeño, y vio como su vecino, Don Malaquías, golpeo a la madre de Vásquez. Vásquez, no se lo pensó dos veces y acuchillo al vecino abusivo. Desde entonces vivió una vida en fuga. Fiero se convirtió en un salteador de caminos. La vida de proscrito le iba bien hasta que un día le dispararon con una escopeta en la cara y tuvo que huir en caballo hasta encontrarse a la doña Elena Lynch (que por cierto es el nombre de la abuela de Ciro Alegría). Ella cuido de él, dándole de comer, un lugar para dormir y una nueva perspectiva de la vida, donde hay la posibilidad de ser un individuo que respeta la ley. Y eso es lo que ocurrió, el Fiero fue empleado por Teodoro, el esposo de Elena, con la promesa de que no recayera en el lado oscuro. Eventualmente, el Fiero pudo comprar su propio terreno, se caso y tuvo un hijo. Todo parecía ir de maravilla hasta que, en un incidente de defensa propia, mato a un desconocido y de nuevo, estuvo en la fuga, escondiéndose de la policía. Cuando volvió a casa aprendió que su esposa había sido violada y encarcelada por la guardia civil y su hijo estaba muerto. Este episodio tuvo un impacto tremendo sobre el Fiero y volvió a la vida en el otro lado de la ley.

El personaje de Fiero Vásquez me resulta muy interesante, primero por que es la primera novela en la que el desarrollo de los personajes es muy notable y los personajes tienen más dimensiones allá de la trama del libro. Por ejemplo, el único desarrollo de personajes que vemos en aves sin nido o raza de bronce ocurre al final cuando finalmente se rebelan ante sus opresores. Pero en el mundo es ancho y ajeno los personajes son tridimensionales. No son solo buenos o malos, sino que, más que no, caen en la zona gris y el autor se deshace del concepto absolutista de que un personaje o es bueno o es malo y no es capaz de ser ambos. Me gusta específicamente el Fiero porque plantea la pregunta; cuanta injusticia y opresión es capaz de soportar un individuo hasta que se de cuenta que el sistema del que forma parte no le beneficia? Creo que la perspectiva del Fiero muestra la historia de un individuo que de verdad intento rectificar errores que cometió en su vida y vemos un intento real de formar parte de la comunidad, pero la corrupción y la desigualdad presente en el sistema social causan que regrese a una vida de proscrito.

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El mundo es ancho y ajeno —mis pensamientos

—Mea maximus culpa—olvidé empujar ‘Post’ anoche…

Así que estoy cerca del punto de mitad de El mundo es ancho y ajeno, varias cosas me han llamado la atención.

Algo que Jean Franco escribió, en su libro An Introduction to Spanish American Literature ha resonado conmigo a lo largo de la lectura de El mundo es ancho y ajeno hasta ahora. Escribe que en el canon de la novela indianista que “it has been written entirely by non-Indians” y que “realism was an instrument of achieving accuracy” (242). Si el corpus de este género ha estado compuesto por no-indios, ¿cómo es el realismo un instrumento de la exactitud? Los autores, ambos Icaza y Alegria, llenan sus narrativas con su noción percibida de los indígenas y las actitudes del noindios hasta los indios. En Huasipungo, eran menos venerados que el ganado, lo que francamente hizo gatear mi piel. Y en El mundo, mientras lo he disfrutado hasta ahora, todavía hay un autor noindígena que nos proporciona un punto de vista indígena.

Como alguien que ha sido marginado toda su vida por ser gay, y habiendo vivido en las calles de Toronto como un joven gay, he experimentado marginación. Todos los que han sido marginados tienen una historia única que contar. Lo que siempre me ha molestado es cuando las heterosexuales cuentan historias de las experiencias gay, por ejemplo, lo seguro que es para las personas LGBT en Vancouver (¿cómo lo sabrían?), o cuando las personas hablan de las situaciones difíciles y las necesidades de los sin techo, cuando no tienen ninguna idea de cómo es. Claro, están bien intencionados en su apoyo a la comunidad LGBT o de las personas sin hogar, pero a menudo hay falta de autenticidad. A menos que se haya experimentado la falta de vivienda o se haya experimentado homofobia, ¿cómo se sabría lo que es experimentarla? Después de leer la selección anterior y esta también, he cuestionado la autenticidad de la representación indigenista y su tratamiento dentro de la sociedad.

Estaba preocupado después de leer Huasipungo que me horrorizaría con otra novela andina que me haría perder la poca fe que me queda en la humanidad, pero por desgracia, hasta ahora estoy gratamente sorprendido. Lo que es diferente: en “El mundo” hay una presencia de la mente y el punto de vista de los indígenas como personas clave en la trama, el escenario y el desarrollo del personaje. Nos metemos en los pensamientos del Rosendo, especialmente en la primera parte, donde está reflexionando sobre su vida y experiencias hasta ahora. Y aunque esta novela está escrita por un autor no indígena, todo aparece un poco más sondable; sin embargo, todavía me pregunto lo auténticamente real que es.

El mundo es ancho y ajeno (1)

Algo que me interesa en El mundo es ancho y ajeno, específicamente en comparación con Raza de bronce es la caracterización de toda una comunidad. Cada capítulo es como una viñeta que nos da la oportunidad de aprender la historia y conocer la gente de Rumi—construyendo y ilustrando toda una comunidad. Pero al centro de toda la narrativa, y todas las viñetas es Rosendo Maqui quien se describe como, “El indio Rosendo Maqui estaba encuclillado tal un viejo ídolo. Tenía el cuerpo nudoso y cetrino como el lloque—palo contorsionado y durísimo—porque era un poco vegetal, un poco hombre, un poco piedra” (9). Mientras que los otros personajes son móviles desde Lima, hasta la selva por al caucho, Rosendo Maqui es una parte de la tierra, y el centro o pilar de Rumi. Su conexión con la tierra y su dedicación a trabajar la tierra ante de todo (y su dedicación al San Isidro ante todos otros), viene en contraste con Huasipungo y Raza de bronce, cuando la tierra fue ligada con la mercancía y el intercambio. Aquí, Rosendo Maquí es parte de la tierra, y los productos que vienen de la tierra son para beneficiar a su comunidad, no para participar en la mercancía o la economía.

A pesar de que Aves sin nido fue el solo historia de amor que hemos leído, para Rosendo Maquí, eso es una historia de amor con la tierra, y con su comunidad:

“El cerro Rumi era a la vez arisco y manso, contumaz y auspicioso, lleno de la gravedad y bondad. El indio Rosendo Maqui creía entender sus secretos físicos y espirituales como los suyos propios. Quizás decir esto no es del todo justo. Digamos más bien que los conocía como a los de su propia mujer porque, dado el caso, debemos considerar el amor como acicate de conocimiento y la posesión. Sólo que la mujer se había puesta vieja y enferma y el Rumi continuaba igual que siempre, nimbado por el prestigio de la eternidad” (8).

Para Maquí, especialmente después de la muerte de su esposa, Rumi es su gran amor. Hay leyendas andinas sobre el amor entre dos montañas—y como se describe a Maquí como un “un poco vegetal” y “un poco piedra”, ¿puede ser que él representa algo más que solamente el alcalde de Rumi? Además, en una lucha por la tierra—que fue rodeada por haciendas– ¿puede el amor realmente estar el acicate de la posesión? Cada capítulo termina en una voz narrativa amenazante, presagiando lo que va a suceder en el texto. Con el perspectivo indigenista de Maquí, con su respeto y amor por la tierra, me interesa la idea de posesión en la segunda mitad del texto—porque, me parece que más de una comunidad o el amor por la tierra—la posesión sería lo aquí que no se puede ganar con el amor.

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